—Ese es el lugar, señor Levana, he estado espiando toda la mañana, pero no he visto entrar o salir a una mujer con la descripción que me ha dado…creo que no se encuentra en ese lugar. Sin embargo, una joven de anteojos se nota nerviosa, solo salió a recoger el periódico y por su actitud paranoica parece ser que se esconde de alguien o de algo…quizás ella sabe el paradero de quien usted está buscando. — decía Émile a Giles quien llegaba a su lado.

Giles observo durante un momento aquella vieja casa. Sentía el mismo olor que el que tenía aquella casa en donde encontró un poco del rastro de la miserable mujer que lo sedujo, sin embargo, de aquella, no podía sentir aroma alguno en aquella propiedad.

—Bien, me quedaré aquí a esperar a esa mujer nerviosa de la que hablas, o a que la noche caiga, lo que ocurra primero. Ella me dará exactamente lo que necesito saber. Émile, tu regresa al hotel con tus hermanos, y preparen todo para irnos. Me he encargado de que su madre me firme algunos docum