A ver cómo reacciona la Carla cuando el alfa les informe que Inés debe irse.
—¡¿Has perdido la cordura?! —Carla levanta la voz en protesta, por lo que el alfa acaba de anunciar. Connor gruñe cuando ella se levanta y lo enfrenta. ¿Hasta cuándo piensa ella cuestionar su autoridad?—. Ninguna consejera aceptará tal cosa. Inés no puede dejar la manada, su cumpleaños es dentro de dos semanas. ¡Esto es inaceptable!—No estoy pidiendo tu opinión, madre, estoy decretando su castigo. Lo inaceptable es que ella trató de envenenar a mi mate, su Luna, la noche anterior, y hoy, entró a nuestra habitación a agredirla, lo que terminó en esa guerra campal entre ambas. No voy a permitir que eso vuelva a ocurrir.—Inés salió más herida que Selene, además no hay pruebas sobre nada de eso del que la acusas. —Todas las ancianas empiezan a murmurar entre sí, cosa que no le gusta para nada al alfa. Sabe de la influencia que tiene su madre sobre aquellas mujeres y que ellas prefieren hacer lo que ella dice y que no le sería fácil convencerlas, pero prometió a su compañera algo que pie
—Luna… —Clarisse se sienta al lado de Selene en la banqueta—. Mi hermano me dijo que podía encontrarte aquí. Vine a ver si necesitabas algo.—No es necesario que me llames Luna, con Selene basta —responde Selene con la mirada fija hacia el campo donde un grupo de tres niños están jugando, hay un cuarto que mira el juego desde unos metros atrás, sentado en el pasto, se lo nota pálido y cabizbajo, tiene la mirada bastante apagada. —Mi hermano es el alfa y tú su compañera, mi Luna, no puedo llamarte de otra forma.—No son necesarias las formalidades entre nosotras, Clarisse, te considero como una hermana, además, eres una de las pocas personas que me ha tratado bien desde que llegué aquí —responde ella. Los ojos de Selene no se apartan de ese pequeño. Él parece tener unos 8 años, lo ha visto en una de las fotografías en la mansión y lo reconoció rápidamente cuando tomó este asiento hace media hora, aunque para ser sinceros, todos esos niños se parecen mucho. Una señora, de mediana ed
Los días pasan con total lentitud en Redwood Wolves. Connor ha pasado la mayor parte del tiempo trabajando junto con Jackson y Beltrán la última semana, mientras que Selene ayudó a resolver algunas cuestiones administrativas en la clínica y la guardería. De Inés no supo nada desde la última vez en que ella le dejó aquella nota en el arbusto, tampoco le ha contado al alfa sobre eso, aunque todavía no está segura de si debería ir a aquel lugar o no. Podría ser una trampa, pero también podría ser verdad, y eso le carcome la mente.«Debemos decirle a tu abuelo» Saya habla en su mente, pero Selene no está de acuerdo. La última vez que hablaron, que fue hace dos días, él estaba muy agitado, incluso preocupado por algo que ella no sabe qué es. Incomodarlo con esto está de más. Selene pasa por el campo de entrenamiento con dirección hacia la frontera. Algunas de las guardianas la miran de reojo, pero no dicen nada, tampoco la detienen. Atender a los niños en la clínica fue su mayor trabajo
—No sé qué pasó, sólo llegué y entré al agua por unos segundos y luego llegaste —explica Selene con el ceño fruncido. También está confundida. Haberse quedado dormida bajo el agua no es una opción, y menos tanto tiempo o se hubiese ahogado. ¿Entonces qué fue lo que sucedió en todas estas horas que lleva aquí?—Lo siento… —sale de su boca suavemente al ver el rostro afligido de Connor. Él no soporta su aroma y la besa. La besa tan apasionadamente que Selene gime ante la urgencia de su compañero. A los pocos segundos, el espacio entre ellos se termina y da paso a una danza erótica y romántica a la luz de la hermosa y brillante luna. Desde su noche de bodas no ha habido un solo día que no se entregaran el uno al otro. Pero hoy… ahora se siente diferente. Es como si cada parte de esta naturaleza se estuviese uniendo a ellos dos. Ya de regreso a la mansión, ambos van a la ducha. Mucho más tranquilos. Ya casi está amaneciendo. Luego de esa ducha llena de besos, van juntos a la cama para do
Un frío estremecedor se cierne sobre Selene mientras mantiene un trote estable en este camino que nunca antes había explorado. De hecho, el alfa le había dicho una vez que no estaba permitido ir por ahí. Sin embargo, aquí está, dirigiéndose hacia un lugar incierto y desconocido, ya llegada la noche, con el corazón latiendo a mil, pero con la mente dispuesta a descubrirlo todo. Ha recorrido ya varios kilómetros, demasiados a su parecer, está cansada y sudada, pero ya puede ver un destello a unos kilómetros más. ¿Será el lugar que se marca en el mapa?Camina con sigilo unos metros y puede ver que hay guardianas dispersas en varias áreas, decide subir a uno de los árboles más altos para tener un mejor panorama. Si hay guardianas aquí, es porque tienen que proteger alguna cosa o a alguien.Una vez en lo alto, observa con detalle todo el radio. Hay una especie de edificación a unos kilómetros, hay luces allí, también movimientos. Es dónde necesita llegar, es el punto marcado en la nota, n
El aire congelado golpea la cara de Selene cuando da unos pasos hacia el salón. Está tiritando, incluso su mandíbula empieza a temblar sin control alguno. No tiene ni la más remota idea de lo que le sucede, pero no se siente bien. Nada aquí se siente bien.Hay unas puertas dobles abiertas, unas cortinas meciéndose al compás con el viento, antorchas y velas aromáticas, creando un ambiente romántico desde todo punto de vista, menos para la de ella. Puede oír unos murmullos desde el fondo, en una habitación, luego risas de ella, de Inés. Se queda quieta unos segundos y respira profundamente antes de seguir. No importa lo que haya allí dentro, debe verlo, enfrentarlo. A medida que avanza, la voz de Inés se hace más clara, sin embargo, no oye otra cosa más que gruñidos de la persona que la acompaña, luego unos ruidos extraños, jadeos, gemidos. Llega hasta la puerta que está solamente cubierta de cortinas y con la mano temblorosa aparta solo un poco para ver. Es una habitación, eso ya l
—¡Ya es suficiente! —grita Clarisse al ver a Connor totalmente fuera de control y golpeando a Jackson por milésima vez por haber descuidado la seguridad cerca de la ceremonia—. Esto no es culpa de él, lo que tenía que pasar pasó. Punto. Debes controlarte, hermano, en este estado no vas a conseguir nada.—Sólo… —la voz de Connor es solo un chillido debido a lo agotado que se encuentra—… sólo quiero encontrarla. ¡Maldita sea!Han pasado más de 48 hs desde que Saya salió corriendo desde ese sitio y hasta ahora ninguno ha podido dar con ella. Incluso ha caído una tormenta a la mañana siguiente y ni aun así el alfa descansó de su búsqueda, ni permitió que nadie lo hiciera. Él está exhausto, igual que todos, aunque el peso de la pérdida de su compañera, junto con el dolor que está sintiendo en el pecho, están haciendo mayores estragos con él. —Ya te lo dije… —jadea Jackson mirando la gran herida que tiene a su costado al intentar hacer frente con Sorem hace un momento—. Todo estaba cubiert
Carrie espera el momento justo en el que Augusto y sus secuaces se alejan lo suficiente para salir corriendo del escondite. Necesita llegar a Selene antes de que Augusto lo haga. En dos ocasiones, en estos dos días, estuvo rondando muy cerca de ella, y aunque no puede verla debido a la burbuja, es posible que perciba que alguien estaba cerca y se dé cuenta de que algo está pasando. Luego de correr durante varios minutos sin parar, por fin llega a Selene. Se asegura de que nadie la haya seguido antes de observarla más de cerca. Selene está en posición fetal, con el rostro fruncido por el dolor y gimiendo levemente. —Lo siento, pero esta noche tendré que romper tu burbuja —susurra Carrie cerca de ella. Su ceño se frunce, no es lo que quiere hacer, pero debe hacerlo. Ella necesita cuidados mientras sigue dormida y se pronostica otra tormenta y más frío. También oyó a Augusto diciendo lo que le haría si llegaba a encontrarla y simplemente no va a permitir que la lastime. Si el alfa Co