¿Quién será esa Lilith que Uriel conoce? ¿Será una bruja? ¿Un demonio? ¿Un ángel caído?
Uriel se detiene atónito ante lo que acaba de pasar, el rastro del humo verde girando en espirales sobre el suelo y esa sensación extraña revolviéndose en su estómago no hace más que acrecentar su deseo por descubrir la verdad. La imagen de Lilith, con sus ojos iluminados por ese brillo sobrenatural, está grabado en su mente. No puede creer lo que pasó; él la había creído muerta durante años, sin embargo, estaba tan cerca, tan real, y viva.La idea de regresar a la Amazonía y dejar todo esto atrás es algo que no concibe. Debe encontrarla, necesita respuestas y eso mismo es lo que hará.Con miles de imágenes y pensamientos en su mente, decide vagar por la manada, no puede volver a la mansión así, su hija podría darse cuenta de lo sucedido y no tiene ninguna respuesta que darle ahora. Después de horas de deambular en los alrededores, escucha la voz dulce de Katrina resonando en la distancia.—¡Papá! —exclama ella, su expresión de alegría rápidamente se transforma en preocupación al not
Selene y Connor llegan a la mansión casi a la hora del almuerzo, tal como el alfa le había dicho a su hermana Clarisse y cuñados. Selene baja de la camioneta con el rostro ligeramente sonrojado, siente una mezcla de timidez y felicidad al mirar hacia su familia tras su primera noche de bodas con Connor. Rouse, siempre perceptiva, le ofrece una sonrisita de complicidad desde la puerta. A unos metros, el beta Jackson, apoyado en uno de los pilares y comiendo una naranja, lanza una sonrisa de medio lado hacia Connor mientras aspira levemente el aroma de alrededor. «Buen trabajo, jefe» le dice Jackson por medio del enlace mental, seguido de una risita. Connor, de buen humor, algo que no es característico de él, decide no responder, aunque un gruñido bajo nunca está de más y se lo hace saber. Carla los recibe en el vestíbulo, su figura imponente y presencia dominante llena el espacio de una tensión hostil que no pasa desapercibido para nadie. Sus ojos se posan en Selene primero, notando
—¿Por qué entras a mi habitación de esa forma? —Selene empuja un poco a Rouse hacia atrás para quedar cara a cara con Inés. La diferencia de tamaño es evidente, pero Selene no pretende demostrar miedo, es más, no lo tiene, si ella vino buscando pelea, la tendrá.—Lo hiciste adrede, ¿no es así? —responde Inés con otra pregunta. Selene arquea una ceja al ver sus gestos de enojo mientras balancea la daga cerca de ella—. Robaste mi vestido, mi diseño, el que yo iba a usar en mi cumpleaños. ¡No es justo!—¿Cómo te atreves a acusarme cuando fuiste tú quien destruyó mi vestido de novia y además quisiste envenenarme? Deberías estar pidiendo perdón de rodillas ahora —replica Selene, pero su voz tranquila no hace más que enojar más a Inés.—¡Eres una maldita perra sarnosa! Una fuerte cachetada aterriza en su mejilla izquierda y la mano de Selene tiembla por el impacto, pero reprime su incomodidad para no aminorarse delante de ella. El jadeo de Rouse resuena en la habitación y un pequeño jarrón
Selene poco a poco sale de su letargo. Abre los ojos lentamente y puede ver a Rouse, sus padres y Connor hablando a unos metros de la cama. Su rostro todavía arde y su brazo hormiguea como si algo estuviera escarbando dentro de sus huesos. Toma lo poco que le queda de fuerzas y se levanta un poco. El alfa Connor nota ese movimiento y camina hasta ella. —Hermana… —Rouse llama, pero Ragnar toma su mano para detenerla, permitiendo que su compañero sea quien la asista.—Rou… —La mandíbula de Selene está tensa y su lengua dura. Está mareada, pero el tacto del alfa Connor lo reconoce de inmediato. —Necesita a la doctora —dice una voz que no logra reconocer del todo—. Su herida necesita sanarse.—La doctora está curando a Inés —Esa voz de ultratumba únicamente puede ser de su suegra. Oírla le causa repelús. Todo esto solamente puede ser obra de esa mujer. Un gruñido es la respuesta de Connor.—Calma, mantén la calma, todo estará bien —dice el alfa Connor, pero la mirada de Carla es lo pr
Selene está llorando y Connor está sufriendo al verla hacerlo. Toda esa furia que sintió hace un rato por lo sucedido, se fue a último plano. Ahora siente la necesidad de consolarla y protegerla.—¿Paz? ¿En serio? —Ella no sabe si reír o seguir llorando. ¿Cómo espera él que ella tenga paz con su madre y esa joven acosándola constantemente?—Sí, aunque no lo creas, eso es lo que más deseo, Selene. Vivir en paz contigo —Él logra llegar a ella y tomarla en sus brazos, pero el enojo de ella es tanto que no duda en desahogarse dándole una cachetada.Connor la observa atentamente. Su rostro pica, allí donde hubo contacto entre sus pieles, debe admitir que ella no es tan débil como aparenta, con razón el rostro de Inés está bastante estropeado.—Esta no es la forma —dice él intentando pasar la yema de sus dedos por su mejilla, pero Selene le propina otro golpe, ahora con el puño cerrado directamente en la nariz. ¿Cómo se atreve a tomarla luego de lo que dijo recientemente? ¿Luego de culparl
Los ruidos extraños provenientes del cuarto de baño, hacen que Connor se ponga bastante nervioso. Sus sienes palpitan y su respiración es tan pesada que le cuesta mantenerse sereno. ¿En serio prefiere tocarse ella misma que estar con él?—Abre la puerta, ahora mismo —exige el alfa con la frente apoyada en la gruesa madera, pero Selene ni siquiera se digna a responder—. ¡Seleneeee! ¡No puedes hacer eso!Selene se contiene para no reír de su comentario. Connor ha dicho lo mismo como 10 veces desde que ella se encerró en el baño.—¿Por qué? —pregunta con jadeo ahogado— ¿Acaso está prohibido amarse a sí misma?—Sabes de lo que hablo —gruñe Connor—. No tienes idea de lo que estás provocando. Si Sorem sale, va a echar esa puerta y es probable que no te guste lo que va a pasar.—Oh, yo creo que sí —Selene finalmente abre la puerta, con el cuerpo totalmente mojado y envuelta en una toalla para caminar hasta el armario—. Yo creo que sí me puede gustar lo que él me haga, pero como estoy castigad
—¡No! —Inés toma la mano de Carla y ella voltea a mirarla con sus ojos inyectados de maldad—. Debemos idear algo, no puedo perder a Connor, necesitamos al heredero. Carla logra estabilizar su temperamento, pero su sangre pulula en sus venas, amenazando con quemar su carne. Esa joven intrusa ya la tiene harta. No puede seguir fallando de esa forma o ella terminará embarazada de Connor y eso será un desastre. Necesita un plan, uno perfecto y bien cuidado, para que esta vez se vaya para siempre. —Su familia está allí —vuelve a decir Inés, cuando Carla decide no hablar—. No podemos actuar por impulso otra vez, o será muy sospechoso. Me lo dijiste una vez y tenías razón, esto hay que manejarlo con calma, ya Connor la vio agredirme que era lo que queríamos, idearemos todo bien para que en la siguiente, no le quepa duda que es culpable y la mate.—No lo logrará, no se quedará con la manada —dice Carla y sale de la habitación, pero una vez en el pasillo, decide tomar su camino secreto que so
—¡¿Has perdido la cordura?! —Carla levanta la voz en protesta, por lo que el alfa acaba de anunciar. Connor gruñe cuando ella se levanta y lo enfrenta. ¿Hasta cuándo piensa ella cuestionar su autoridad?—. Ninguna consejera aceptará tal cosa. Inés no puede dejar la manada, su cumpleaños es dentro de dos semanas. ¡Esto es inaceptable!—No estoy pidiendo tu opinión, madre, estoy decretando su castigo. Lo inaceptable es que ella trató de envenenar a mi mate, su Luna, la noche anterior, y hoy, entró a nuestra habitación a agredirla, lo que terminó en esa guerra campal entre ambas. No voy a permitir que eso vuelva a ocurrir.—Inés salió más herida que Selene, además no hay pruebas sobre nada de eso del que la acusas. —Todas las ancianas empiezan a murmurar entre sí, cosa que no le gusta para nada al alfa. Sabe de la influencia que tiene su madre sobre aquellas mujeres y que ellas prefieren hacer lo que ella dice y que no le sería fácil convencerlas, pero prometió a su compañera algo que pie