“Iré, haré lo que es mejor para todos y, sobre todo, para nuestro futuro”.

Luego de esa simple frase de catorce palabras, todo se movió muy rápido: dejé Chash y a los demás terminando de recuperarse en la manada y me vine con mi tío Liam y un par más de guerreros, a modo de escolta. Sabemos exactamente dónde se oculta el noble renegado y sus esbirros, el tema es que logremos llegar al líder sin tener demasiados problemas para hacerlo. Lo bueno es que, entre las reliquias de las manadas vecinas, uno de los Alfas poseía una gema de sangre, la cual (por contradictorio que suene) sirve como un repelente contra vampiros. Aunque solo afecta a lo más débiles, los de sangre más pura resisten su efecto en mayor o menor medida.

Me la dieron con la intención de ayudarme, siendo que sería yo quien arriesgaría mi cuello, básicamente. Como sea, ahora mismo la llevo colgada al cuello en una cadena gruesa para evitar que en el cambio, ningún tipo de ataque sea capaz de cortarla.

A medida que avanzamo