— Por favor amor, necesito que me escuches. No puedo seguir mucho más —. Mara se aferraba al brazo de Dairon, intentando detenerlo. Él no escuchaba sus ruegos y solo se detuvo cuando escuchó el ruido seco a sus espaldas. Se volvió para encontrarla en el suelo. Mara sentía como el sudor frío recorría su cuerpo y sus entrañas temblorosas no le permitían hablar. Intentó alzarse, apoyando la mano en el suelo, pero volvió a caer y lo último que vio antes de que la oscuridad se apoderara de su mente fue la imagen borrosa de Dairon acercándose a ella. Estaba solo de nuevo. Se dijo a sí mismo que tal vez debió haberla escuchado , que no estaba pensando con claridad y se acurrucó a su lado, dejando escapar el llanto profundo que llevaba encerrado dentro durante tanto tiempo. La noche cayó sobre ellos. Dairon despertó del sueño frágil en que había caído alertado por las voces en la distancia. Al principio culpó a su paranoia. Se levantó sacudiéndose el polvo. Tocó a Mara, estaba fría y p
— ¿ Qué significa esto? — Margaret colocó el brazo en el marco de la puerta, decidida a no dejarlo poner ni un pie en su casa. — Apártese señora, hemos recibido un aviso de que usted tiene en su custodia a un niño desaparecido del centro de resguardo de menores. Margaret se quedó helada. — N..no, espere —, tartamudeó.— Hágase a un lado por favor, no queremos vernos obligados a hacer uso de la fuerza, pero nuestras órdenes son claras. — Espere, todo esto es un malentendido. Yo puedo explicarlo. — No se moleste. La directora ya lo ha contado todo y en estos instantes está siendo imputada por sus faltas. Nada más que nos escuchó preguntar por el menor, rompió en llanto. — No puedo dejar que se lo lleven. — Señora, si a su edad le caen diez años por secuestro, recibirá a la muerte en la oscuridad de una celda húmeda. Mejor hágase a un lado y con suerte el juez valorará su edad y su cooperación para atenuar su sentencia. Margaret comenzó a temblar. Las lágrimas rodaron por sus arr
Afuera estaba oscuro la habitación estaba al final de un estrecho pasillo y del otro extremo había una cálida luz dorada Mara caminó descalza El tacto de la madera fría en sus pies la hizo tiritar el vestido holgado y fino que llevaba puesto tampoco ayudaba a contrarrestar la corriente de aire frío aire.Anduvo despacio paso a paso se fue acercando más y más al fulgor que encontraba sospechoso y según se hacía más clara la luz también comenzó a percibir voces habían murmullos femeninos y una fuerte voz masculina que reía a carcajada cada dos o tres minutos.Se detuvo al borde de la entrada y el olor inconfundible a asado de ternera inundó su nariz haciendo salivar su boca su estómago rugió no había comido en demasiado tiempo y tuvo que apoyarse en la madera de la pared cercana para no caer presa de un mareo repentino. Entonces lo escuchó dayron hablaba y reía a la par que el otro tono masculino. La madera del suelo chilló delatando su presencia .— Mara, no deberías estar fuera de la
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
—¿Alice? — preguntó levantando una ceja el hombre alto y delgado que se acercaba a ella.Venía vestido con una gabardina negra el cabello rizado y tupido le llegaba hasta los hombros y un cerquillo que colgaba sobre su frente ocultaba parcialmente los ojos verdes. Asintió poniéndose de pie e invitándolo a sentarse. El hombre miraba con insistencia a los lados, hacia atrás y a través de la ventana que tenía de frente. Esperaba que en cualquier momento apareciera un monstruo, un fantasma o lo peor, el rostro de su propio hermano. — No estoy aquí para traicionarlo — ,dijo ella percatándose de su intranquilidad. — Eso está por verse —, contestó él quitándose la gabardina. — Aún no comprendo de qué se trata todo esto. — Realmente es más sencillo de lo que puedas imaginar. Lo odio, lo odio con todas las fuerzas de mi corazón. El muchacho sonrió y bajó la vista. — Todas lo hacen, todas lo odian. Juran que es el peor hombre del mundo, que las maltrata, las golpea. Que las viola y les h
Mara veía la bondad en los pjos de la doctora que tomaba su presión y chequeaba sus signos vitales, esforzándose por sonreírle a cada rato, pero aún así no conseguía confiar en ella o sus intenciones. En su estómago se avivaba una sensación horrible que la impulsaba a salir corriendo y tenía que contenerse para no acabar haciéndolo. Culpaba a su madre, a las mentiras, a Alice, pero sobre todo Vàsquez por todo el daño. Creía que aquel hombre enfermizo era quien había cambiado para siempre su visión del mundo, que había calado en ella de tal forma que no sabía si alguna vez volvería a estar bien.Aún se le aparecía en sueños, lo veía como un fantasma en habitaciones oscuras y sentía su olor en oleadas putrefactas que le helaban la sangre y le cortaban el aliento. Dairon entrò a la habitación a la salida de Mary. Estuvieron en silencio solo mirándose por algunos minutos, como quien no cree lo que tiene delante. Él sonreía como un niño pequeño mientras Mara no conseguía controlar el tem
— Esto es un insulto.No puedo creer que tanta gente cercana a mí se haya prestado para esa farsa. Me cuesta admitir que el pueblo que me ha visto crecer, al que he ayudado a convertirse en algo más que un triste lugar de campesinos, se haya prestado para destruirme de esta manera. Quisiera saber qué les ha ofrecido a todos ustedes, que fueron amigos de mi padre, que vieron cómo trabajó durante tantos años para crear su fortuna; para que ahora nos traicionen de esta manera. No solo a mí, sino a su propio memoria. — ¡Ay por favor ! Corta el teatro, nuestro único deber es con la justicia y siento informarte que no está de tu lado. Son arias las acusaciones en tu contra y todas bien serias para que ahora vengas a aparecer luego de tanto tiempo, haciéndote el víctima ante nosotros que, precisamente como dices, te conocemos muy bien. — Cuide sus palabras comisario, que muy pronto serán usadas en su contra en una corte de ley — Amenazó Dairon. — Recuerde que no es un paleto estúpido con