Damián—Damián y yo vamos a casarnos y estamos preparando la fiesta de compromiso. —exclamó Dasha. —¡Oh, vaya! ¡Felicidades a los dos! —expresó Eva. —Muchas gracias. Esperaba esto desde hace mucho tiempo. —Dasha, ya basta. —La tomé del brazo y la alejé del jardín—. ¿Qué se supone que estás haciendo? —No tiene nada de malo que sepa que vamos a casarnos. —Ni siquiera hemos planeado una fiesta de compromiso. Mentiste acerca de eso. —No, pero en algún momento va a suceder. ¡Me lo prometiste! —Dasha no te vuelvas insoportable con el tema. Hablamos la última vez. —No, solo dijiste que aún me considerabas como tu futura esposa y te acostaste, eso no es hablar. —No quiero hablar de esto otra vez y mucho menos delante de otras personas. —¿De otras personas o específicamente de ella? —¡De nadie! —espeté furioso. Dejé a Dasha en el jardín, este tema del compromiso y la boda me estaba fastidiando. Llegué a la oficina de mi padre pensando que él se encontraba aquí, pero solo ví una com
Llegué al jardín, Agustín me esperaba con un traje elegante. A su lado tenía una mesa con un par de platos, un par de velas en el centro, una botella de vino y un par de copas. Puse mi mejor sonrisa y caminé hacia la mesa. —Veo que te esforzaste —mencioné. Agustín sacó una de las sillas y señaló para que me sentara.—Me esfuerzo cuando algo es importante —mencionó, sentándose frente a mi.—Todo te quedó… Bien.—¿Bien? Merezco más crédito por mi esfuerzo.—Está hermoso todo.—Eso está mejor. —Agustín tomó la botella de vino y sirvió las dos copas. Me extendió una y la tomé.—Y cuéntame un poco de tu vida. —inicié.—No hay mucho que contar, mi vida no es tan emocionante como la tuya.—Una cena no es cena si no conocemos el pasado del otro. En verdad no me interesaba su vida pero trataba de poner interés. Mientras relataba de su vida servía los platos de comida. —¿Cómo es que se conocieron con Damián? —pregunté. —Fue en la universidad, a pesar de lo mal que la había pasado en la prep
—¿Por qué disparaste contra mi madre? —¡Damián! ¡Al fin te encuentro! —Dasha apareció de pronto, dando gritos desesperados—, estuve a punto de romperme un pie por correr detrás de ti. —Te dije que ibas a lastimarte, no estás acostumbrada a este tipo de ejercicio. —Si, pero… —Disculpen. Creo que esto es una pelea solo de dos. —intervine. No me interesaba estar en su pelea de novios. Empecé a correr y regresé a casa. —¿Está todo bien? —preguntó mi mamá. —Si, ¿porque tendría que haber algo mal?—Te vi hablando con Damián…—No era nada importante. —Dime la verdad, algo pasa entre ustedes otra vez, los he observado él quiere hablar contigo mientras que tu pasas de largo. Eva la última vez te dije que podías confiar en mí, ¿qué sucede? Tal vez era momento de contarle a mi madre, de tener una cómplice que me pudiera escuchar y tal vez hacerme entender lo que pasaba. —¡Vamos!—Mi madre me siguió hasta la habitación. —Lo que te diga en este momento, por favor no se lo digas a nadie ni
Damián—¡Te odio!… porque te amo. —exclamé. No podía callarlo más tiempo. Me solté el cinturón de seguridad y me lancé hacia ella. La tomé del cuello y la besé. Me apropié de sus labios con fiereza.Tenía tantas ganas de hacer esto, llevaba días sin verla y aunque fuera difícil para mí aceptarlo, la extrañé todos estos días. Pasaba malhumorado, desesperado y solo esperaba el día para verla de nuevo. —¡Damián, no! —Me empujó y me lanzó una bofetada. Toqué mi mejilla, sentía un gran ardor. Eva era muy fuerte, de eso era consciente. Regresé mi mirada hacia ella. Su respiración estaba agitada. La tomé de las manos y volví a tomar sus labios. Su boca se resistía, pero su cuerpo me decía todo lo contrario. Lo podía sentir en su respiración y el palpitar de su corazón. —Sé que sientes lo mismo. —Susurré cerca de sus labios. —¡No! Solo te odio… ¡te odio, te odio! —gritó. Pero a los dos segundos se lanzó hacia mí. No estaba equivocado al pensar que ella aún tenía sentimientos hacia mi. Podí
EVAMe sentía tan cómoda que no quería levantarme a responder el teléfono. Los brazos de Damián rodean mi cintura. Podía sentir su respiración en mi cuello. Increíble que en menos de cinco horas había tenido sexo con él, con el hombre que dije que odiaba y el que juró que me odiaba. Me levanté desganada, tenía que ser demasiado importante para que me llamaran tan temprano. Vi la pantalla, el nombre de mi papá aparecía en ella. —¡Aló! —respondí —Eva necesito que salgas de inmediato hacia la ciudad, todo está listo para sellar el trato. —¿En serio papá? tiene que ser tan temprano. —Si, llamaré a Damián para que te acompañe. Te espero en media hora en el estacionamiento. —Está bien papá. Corté la llamada, abrí una de las cortinas de mi ventana. El sol hacía su aparición, los rayos apenas y se notaban en la habitación. Miré hacia Damián, tenía su espalda descubierta. Iba a despertarlo de manera cariñosa, pero antes de hacerlo algo llamó mi atención. En su espalda baja podía notar
CAPÍTULO 101Damián“Dasha necesitamos hablar, te espero en la oficina de mi padre” Escribí un mensaje a Dasha, iba a terminar con ella de manera definitiva era un error seguir alimentando una relación la cual no iba a ningún futuro. Eva regresaba el día de hoy y me sentía ansioso, quería verla de nuevo. Algo dentro de mi quería verla con desesperación y volver abrazarla. Dí un suspiro y tomé mi computadora y empecé a revisar los informes mensuales. Agustín aún no regresaba y no respondía mi teléfono. Esto ya no era normal. Llamé a la empresa y me comentaron que Agustín había estado por allá, no entendía porque no respondía el teléfono. —¡Esto no puede ser! —exclamé. Veía los estados de cuenta y los números no estaban bien. No tenía idea de dónde habían ingresado diez millones de dólares y como al día siguiente habían desaparecido. —Hola mi amor. —Dasha entró a la oficina —¿Qué es lo que pasa? Bufé, al verla. Algo estaba mal en la empresa y tenía que descubrir lo que pasaba. —
EVAVí como los hombres de mi padre se llevaban a Damián con un costal negro en la cabeza. Una parte de mi quería dispararle y dejarlo muerto en el suelo, pero otra parte de mi quería que sus palabras fueran verdaderas, que no era el culpable de la muerte de Aidan y sobre todo que aún me amaba.—¿Estás bien hija? —preguntó mi madre. —Todo está bien mamá. —Sé que esto también te duele…—¿Dolerme? Me alegra que al fin mi padre se haya dado cuenta de la clase de persona que es Damián. Al menos si no piensa matarlo solo espero que sea exiliado de esta casa y no volvamos a verlo nunca más. —¡Tú y yo tenemos que hablar! —exclamó mi padre. Se suponía que Damián era el traidor y estaba enojado conmigo. —Está bien. Seguí a mi padre hasta llegar a su oficina. —¿Desde cuándo tu y Damián tienen una relación? —No tengo ninguna relación con ese traidor. —Pues esos “Te amo” sonaron muy sinceros. ¿Qué fue lo te hizo? —Me quedé callada ante su pregunta —¡Eva! —espetó furioso.—¡No quiero hablar
Damián Jalaba mis manos con fuerza, trataba de liberarme de las sogas que me ataban. Llevaba más de un día acá encerrado. Dominic insistía en que le dijera sobre el dinero que supuestamente había robado, pero no tenía una explicación para eso, ni siquiera supe nada de ese dinero. Solo quería soltarme para encontrar a Agustín y pedir explicaciones, estaba seguro que él tenía algo que ver con ese dinero. Continué con mi esfuerzo, estaba a punto de lograr quitarme las cuerdas de las manos. Si lo lograba el resto sería más fácil. De repente la puerta de la habitación en donde me encontraba fue abierta con violencia. Era Dominic y su cara me indicaba que no estaba nada feliz. —¿En dónde está? —exclamó —¿De qué hablas? —¡Mi hija! ¿En dónde está? Desapareció desde la mañana. —No tengo idea de lo que hablas. —Eva no está y estoy seguro que tienes la culpa. ¿Cómo que no estaba? —Estoy atado de manos y pies ¿cómo voy a tener la culpa de que ella desaparezca? —Tienes una organizació