EVA
Todo en mi habitación era oscuridad, lo único que podía ver era el rostro de Aidan, quien dormía a mi lado. Después de la fiesta él y yo subimos a mi habitación y tuvimos sexo, tal y como lo habíamos hecho muchas veces.
Pero esta vez, para mi fue distinto. En mi mente solo figuraba un hombre enmascarado, con jeans y sudadera negra. No entendía cómo podía desear a una persona tan despreciable como el trébol negro. Solo debía sentir nausea, asco y repugnancia y no deseo.
Pasé mi mano por el cabello de Aidan. —¡Eh! despierta… —susurré cerca de su cara —Despierta…
—Mmmm no, ¿por qué?
En estos momentos estaba muy confundida, pero los labios de Damián sobre los míos no dejaban que mis ideas fueran claras.Sentí sus manos en mi cintura y fueron como fuego en toda mi piel. Yo aún tenía puesto mi traje de baño, así que estaba semidesnuda y él solo estaba con su traje de baño. Me besaba con pasión y sus manos me tomaban tan fuerte, como si quisiera traspasar mi piel. Lo peor de todo es que yo también estaba disfrutando de ese momento.Enrollé mis brazos en su cuello y de un salto entrelacé mis piernas en su cintura. Él me tomó de los muslos y me pegó en la pared. ambos soltamos un gemido. Increíble que mi cuerpo reaccionara de esa manera y lo más increíble es que su cuerpo también lo hiciera.
Había tenido muchas aventuras con Aidan, tuvimos sexo en diversos lugares. Pero nada como lo que estaba viviendo en estos instantes.Tenía vendados los ojos, pero no era necesario ver, ya que con sentir su piel sobre la mía era más que suficiente. Todo inició con un beso apasionado y poco a poco mi ropa fue desapareciendo al igual que la suya. Sus labios, su lengua y sus manos tocaron todo mi cuerpo. Sabía que esto estaba mal ya que estaba acostando con mi enemigo, pero el placer y la lujuria que me causaba me nublaba la razón. Además esto no iba a cambiar el hecho de que quisiera atraparlo y que él intentara robarnos, esto era por simple complacencia, desde que nos habíamos conocido algo nos atraía del otro y esto solo era la culminación de ese deseo inexplicable que sentíamos. Sentí su lengua en la cicatriz que tenía en mi espalda, eran pequeñas marcas que eran recuerdo de la vez que Cian el medio hermano de mi padre me disparó. Olvidé aquellos recuerdos y me dejé llevar. Mis mano
—¡Felicidades hija! —Mi madre fue la primera en correr hacia mí y abrazarme. Ya era la hora de la supuesta fiesta de cumpleaños. No era de fiestas pero a mis padres sí y les encantaba algún motivo para hacer festividades. —Muchas gracias mamá, creí que esto sería algo más íntimo. —Hija, están las personas más allegadas. Miré a los alrededores y yo veía demasiadas personas. Incluso a Damián con su estúpida novia y su estúpido amigo. Trataba de localizar a Aidan, ni siquiera pude hablar con él, cada vez que lo buscaba tenía una excusa para irse y no hablar. Había llegado el momento de la fiesta y no lo veía. Ni siquiera se había acercado para desearme un feliz cumpleaños. —Hola pequeña traviesa. —Deja de llamarme así Agustín. —Es que me encanta llamarte de esa manera. Ver tu cara enojada me encanta. —Si no quieres que te golpee delante de los invitados deja de molestarme. —¿Por qué me odias? —No te odio, solo me caes mal.—Ja, ja, ja que buena broma. En serio yo solo quiero con
—¡Eva!, abre la puerta por favor. Ahí estaba mi madre otra vez. Llevaba todo el día tocando la puerta de mi habitación, pero simplemente no quería pararme de mi cama para abrir la puerta. De pronto mi madre entró. —Tuve que buscar una copia de la llave de tu habitación. Puse una almohada sobre mi cara, no quería ver a nadie en estos momentos. —Mi amor, se qué te duele la muerte de Aidan, pero no puedes pasar todo el día encerrada en tu habitación.Había pasado una semana desde la muerte de Aidan, fue un golpe demasiado duro para mi. Tal vez no lo amaba pero lo quería, le tenía un gran aprecio, estuvo conmigo durante muchos años, me protegió y me amó como ningún otro hombre. Mientras agonizaba aun me dijo que me amaba y era lo que más me dolía, hasta en sus últimos momentos él no dejó de amarme. Solo me arrepentía de no haber correspondido sus sentimientos, de no pasar y disfrutar el amor que me ofrecía. —Mamá no puedo salir, cada cosa me recuerda a él. Es injusto que muriera de
Damián Me encontraba en un hotel, esperaba a Agustin ya que le había enviado un mensaje que necesitaba verlo de urgencia. Mientras los esperaba, miraba a través de la ventana. Era de noche, tenía una hora de estar aquí. Cerré mis ojos y recordé lo vivido con Eva en la tarde. Nos besamos y después ella solo se levantó y se fue. Era lógico que se fuera. Me quedé un rato más en la colina y después conduje hasta el hotel. Me sentía tan confundido y no fue por el beso, sino por la noche en aquella bodega abandonada. No me resistí, estábamos solos, su cabello rojo estaba mojado al igual que su ropa. Desde hace días quería probar su cuerpo otra vez, se volvió como un tipo de obsesión. Después de mi llegada, había sido imposible para mí pensar en ella y en nuestra primera vez juntos. Pensé que podría resistirme, que mi odio hacia podría ser mucho más fuerte al amor que una vez sentí por ella. —¡Ya estoy aquí! —Agustín entró a la habitación, en su rostro traía una sonrisa. Esperé que se a
EVA—¿Por qué te vas? —preguntó mi mamá. Desperté a mi madre muy temprano y le informé que me iría de viaje. —Es necesario mamá, tengo más de diez años que no tengo descanso, entrene, estudié y después ayudé a mi padre con las empresas, creo que es momento de tomar un respiro. —¿Te vas por lo que sucedió con Aidan? —Me voy porque lo necesito y la muerte de Aidan es un factor que me impulsó a tomar esta decisión. —Pero tu padre va a enojarse contigo, eres la heredera de los Nolán y a cualquier lugar que vayas estás en peligro. —Nadie sabrá en dónde estoy y si no lo saben mis amigos mucho menos mis enemigos. —Por favor cuídate, ten precaución y trata de no meterte en problemas. —Descuida mamá, durante muchos años pasé un duro entrenamiento quienes quieran deshacerse tendrán que dar una dura batalla. Pero deja la preocupación solo voy en busca de paz y relajación, solo serán unos días. Tomé mi maleta y me despedí de mi madre con un abrazo. Me dirigí al aeropuerto y dos horas de
Damián—Damián y yo vamos a casarnos y estamos preparando la fiesta de compromiso. —exclamó Dasha. —¡Oh, vaya! ¡Felicidades a los dos! —expresó Eva. —Muchas gracias. Esperaba esto desde hace mucho tiempo. —Dasha, ya basta. —La tomé del brazo y la alejé del jardín—. ¿Qué se supone que estás haciendo? —No tiene nada de malo que sepa que vamos a casarnos. —Ni siquiera hemos planeado una fiesta de compromiso. Mentiste acerca de eso. —No, pero en algún momento va a suceder. ¡Me lo prometiste! —Dasha no te vuelvas insoportable con el tema. Hablamos la última vez. —No, solo dijiste que aún me considerabas como tu futura esposa y te acostaste, eso no es hablar. —No quiero hablar de esto otra vez y mucho menos delante de otras personas. —¿De otras personas o específicamente de ella? —¡De nadie! —espeté furioso. Dejé a Dasha en el jardín, este tema del compromiso y la boda me estaba fastidiando. Llegué a la oficina de mi padre pensando que él se encontraba aquí, pero solo ví una com
Llegué al jardín, Agustín me esperaba con un traje elegante. A su lado tenía una mesa con un par de platos, un par de velas en el centro, una botella de vino y un par de copas. Puse mi mejor sonrisa y caminé hacia la mesa. —Veo que te esforzaste —mencioné. Agustín sacó una de las sillas y señaló para que me sentara.—Me esfuerzo cuando algo es importante —mencionó, sentándose frente a mi.—Todo te quedó… Bien.—¿Bien? Merezco más crédito por mi esfuerzo.—Está hermoso todo.—Eso está mejor. —Agustín tomó la botella de vino y sirvió las dos copas. Me extendió una y la tomé.—Y cuéntame un poco de tu vida. —inicié.—No hay mucho que contar, mi vida no es tan emocionante como la tuya.—Una cena no es cena si no conocemos el pasado del otro. En verdad no me interesaba su vida pero trataba de poner interés. Mientras relataba de su vida servía los platos de comida. —¿Cómo es que se conocieron con Damián? —pregunté. —Fue en la universidad, a pesar de lo mal que la había pasado en la prep