CAPÍTULO 75

—¿Sigues enojado conmigo? —inquirí al ver a Aidán otra vez. 

—Nunca estuve enojado. 

—¡Vamos!, te conozco demasiado, desde la mañana estás coqueteando con una de las chicas del servicio para darme celos. 

—No todo gira a tu alrededor, Eva. 

—Lo sé, pero tú no puedes vivir sin mi. —Lo tomé por el cuello y subí mis piernas a sus cintura. 

—Esto no funcionará. 

—Yo creo que sí. —Tomé su boca y aunque se resistió por unos segundos cayó como siempre. 

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