La luz del sol se colaba por aquellas elegantes cortinas en sus enormes aposentos, había amanecido, era lunes, y todo empresario sabía que no había tiempo para tomar un descanso, levantándose de su lujosa cama, Zeus miraba el reloj, eran apenas las 7 am, hora adecuada para comenzar su día, bajando al gimnasio privado en su mansión, el apuesto filántropo comenzaba su pesada rutina de ejercicios para tonificar su cuerpo, mirándose en el espero del lugar, lucia muy diferente de sus trajes costosos de siempre, aquella ropa deportiva dejaba ver mucho de su musculatura, sus brazos eran fuertes, su torso era poderoso, algo que Alice Wright jamás había visto de él, la hermosa castaña no había vuelto a llamarlo desde aquel acalorado momento en que se excusó para marcharse, así era ella, tímida, siempre tímida, una mujer hermosa y recatada, inocente como ninguna, la deseaba para si mismo desde hacia mucho tiempo ya, sin embargo, Alice no era el tipo de mujer que dejaría a su esposo, sin importa
La tarde caía finalmente, las nubes en el cielo se habían coloreado de tonalidades rojizas haciendo que el paisaje luciera hermoso, era el momento de volver al bar de millonarios, quizás, allí estaría Hades, Alice sentía su corazón latir con fuerza conforme el auto se acercaba mas y mas al lugar, aun sentía las seductoras caricias de Hades Dogaru sobre ella tocando su parte mas intima con delicadeza, con deseo…aquellas sensaciones habían sido algo totalmente nuevo, aun cuando no era una principiante y ya tenía un hijo, nunca antes había sentido nada como eso, Henry y ella únicamente hacían lo que hacían sin mayor emoción, sin pasión, como si no hubiese química entre ellos, en su matrimonio, había llegado a un punto en que aquel deber marital se había vuelto tedioso, insoportable, incluso, rogaba a veces porque aquella faena solo durase unos cuantos minutos para poder dormir sin tener que despertar con reclamos al día siguiente, Henry nunca se empeñaba en hacerla disfrutar a ella, únic
Todos en el bar guardaron silencio, todos conocían bien a aquel hombre que recién regresaba de Alemania, el terrible líder de la mafia rival que dirigía Hades Dogaru, Fabrizio era un hombre terrible y un completo malnacido, uno que tenia mucha sangre en sus manos y con el que nadie se atrevía a meterse, nadie excepto Hades.Levantándose del suelo con dolor, Alice miro directamente a los ojos de aquel nefasto sujeto que la miraba con burla.– No iré contigo, no me importan tus amenazas, no tengo idea de quien seas, pero llamare a la policía ahora mismo – dijo la hermosa castaña sacando su móvil.El celular de la chica salió por los aires cuando Fabrizio la tomo con furia por los cabellos, Alice no bajo su mirada ni demostró temor alguno, no se permitió llorar a pesar de sentirse completamente aterrada, no le daría el placer a aquel asqueroso hombre, sus pensamientos únicamente estaban con Dante, su corazón se sentía dolorido al pensar en su hijo, pero si iba a morir, prefería hacerlo c
El viento fresco la golpeaba directamente en la cara con suavidad, Rebecca le había dado permiso para escaparse del bar por esa noche después de tan desafortunado incidente con aquel cliente asqueroso, Hades la había defendido de aquel sujeto que amenazo su integridad, dejándola con demasiado en mente, aquel apuesto hombre de tatuajes, estuvo dispuesto a exponer su propia vida por ella…así como dar fin a la de quien la amenazo.El delicioso viento de la noche era francamente algo que estaba necesitando en esos momentos, Hades la miraba fijamente, esperando una respuesta a lo que acababa de proponerle…la había invitado a conocer su departamento, mostrarle donde exactamente había colocado su pintura, y…aunque no lo dijera, había algo mas allí.– Avisare a Becca que me iré contigo, espérame aquí, vuelvo en un momento – dijo ella caminando hacia las oficinas del bar.No renunciaría a su empleo como Hades deseaba que hiciera, un hombre con demasiada boca y tan pequeño valor como el que la
Alice comenzó a repasar los hermosos tatuajes de Hades con los dedos, aquellos que no había visto antes, eran hermosos, Hades Dogaru era una obra de arte en si misma, hermoso, perfecto…y demasiado sexy.Mirándose a los ojos, zafiro y agua marina se encontraron, poniéndose de puntitas, Alice beso los labios de Hades Dogaru, para luego volver a mirar directamente a sus ojos de nuevo.– Te deseo Hades, te deseo como nunca antes había deseado a nadie – respondió Alice con sinceridad.Aquellas palabras habían sido suficiente, Hades se sentía feliz, completamente apasionado, estaban solos, en su departamento, al fin podría decírselo, exactamente todo lo que ella lo hacia sentir, su chica estaba en casa, y no quería dejarla marcharse nunca.Besando con pasión los pequeños labios de Alice, Hades la recostaba sobre su cama, besos apasionados, donde ambos dejaban toda inhibición de lado, donde querían sentir a plenitud al otro, comenzaban a elevarlos a los dos, caricias en un inicio tiernas, se
La mañana había pasado demasiado pronto pero había sido grandiosa, Hades se sentía de buen humor, después de demasiado tiempo, su animo estaba elevando por los aires, nada podría arruinarle eso, había visto una película junto a Alice, pidieron pizza para desayunar, y ahora, la castaña debía estar durmiendo en casa de Becca Wilson, había tenido que dejarla temprano para descansar de su apasionada faena antes de irse a la escuela donde impartía sus clases de arte, pasaría por ella más tarde, la convencería de dejar el trabajo en el bar, no deseaba que mas incidentes como el que había acontecido, se dieran y alguien mas lograra lastimarla, era una mujer hermosa que naturalmente atraería a hombres nefastos, además, no quería que nadie mas volviese a mirarla en ese diminuto uniforme que usaban allí, su mente viajaba a mil por hora, su corazón aun estaba acelerado, no sabia bien que era lo que había pasado para enloquecer de tales maneras por una mujer, pero no se quejaba por ello, la noche
El sonido de la ducha rompía el silencio en la habitación de Alice, el agua tibia resbalaba sobre su cuerpo desnudo, aquellos recuerdos de la noche anterior regresaban a ella, la desbordante pasión de Hades se había quedado graba en su piel logrando hacer que deseara mas de ello, aun cuando sabia lo que el era, el temido líder de mafia, un hombre peligroso, temido en cada rincón de la ciudad, y para nada un buen ejemplo para Dante, no podía sacarlo de su mente…ni de su corazón.Cerrando la llave, la hermosa castaña se miraba al espejo, su cuerpo desnudo estaba ante ella, y, por primera vez, no se sentía fea al mirarlo, la piel de su vientre ya no era completamente firme debido a la maternidad, aquella cicatriz en su pelvis, era el eterno recordatorio de que se había convertido en madre, no era algo que estuviese a la vista, en su traje de mesera apenas se notaba nada de ello, sin embargo, aquello le había causado complejos, o, mas bien su ex marido lo había hecho, siempre recordándole
La tarde regalaba sus hermosas tonalidades rojizas un día más, el manto de la noche pronto lo cubriría todo, Hades, observaba a Alice jugando con su pequeño hijo, Dante Pines, una escena casi idéntica era lo que había cambiado su manera de ver a aquella hermosa chica, y no solo eso, en realidad, había cambiado su panorama por completo, la felicidad que desbordaba Alice al estar con su hijo, la hacía brillar como el sol, y el, se sentía iluminado por ella.– Bien, ¿Quién quiere un helado? De chocolate, de fresa, vainilla o de los tres juntos, tenemos de todo – dijo Hades mirando al pequeño Dante.– ¡Yo quiero! ¿Puedo mami? – cuestiono Dante con su infantil y dulce voz.– Por supuesto que puedes, anda, vamos a por uno – respondió Alice con una sonrisa.– Dime algo campeón, ¿Por qué le preguntas a tu mami si puedes? Te lo estoy invitando yo – dijo Hades mirando al pequeño.Dante apretó con fuerza la mano de su madre, gesto que fue de inmediato notado por Hades.– Papi se fue y se llevó t