La tarde regalaba sus hermosas tonalidades rojizas un día más, el manto de la noche pronto lo cubriría todo, Hades, observaba a Alice jugando con su pequeño hijo, Dante Pines, una escena casi idéntica era lo que había cambiado su manera de ver a aquella hermosa chica, y no solo eso, en realidad, había cambiado su panorama por completo, la felicidad que desbordaba Alice al estar con su hijo, la hacía brillar como el sol, y el, se sentía iluminado por ella.– Bien, ¿Quién quiere un helado? De chocolate, de fresa, vainilla o de los tres juntos, tenemos de todo – dijo Hades mirando al pequeño Dante.– ¡Yo quiero! ¿Puedo mami? – cuestiono Dante con su infantil y dulce voz.– Por supuesto que puedes, anda, vamos a por uno – respondió Alice con una sonrisa.– Dime algo campeón, ¿Por qué le preguntas a tu mami si puedes? Te lo estoy invitando yo – dijo Hades mirando al pequeño.Dante apretó con fuerza la mano de su madre, gesto que fue de inmediato notado por Hades.– Papi se fue y se llevó t
El olor a comida recién hecha lo despertaba esa mañana, huevos, tocino, quizás pan, no tenia idea bien que era exactamente aquel olor, pero, aun así, era delicioso, abriendo sus ojos, rápidamente noto la ausencia de Alice y Dante en su cama, levantándose apresurado, salía en ropa interior hacia la cocina, lugar de donde provenía aquel delicioso aroma.– Buenos días, desperté temprano y salí rápido a comprar algunos alimentos, tu nevera estaba vacía y supongo que como todo ser humano, el dios del inframundo necesita desayunar – dijo Alice con una sonrisa.– Hola señor de la noche, mami nos hizo hot cackes, pero para ti también hizo huevos y carne – saludaba Dante quien ya se encontraba desayunando.Hades se sentó en el comedor sorprendido, Alice, colocaba un plato con huevos fritos, tocino y pan tostado frente a él, así como una gran jarra de café, esa era la primera vez que la cocina en su departamento era utilizada por una mujer, el, por supuesto que sabía cocinar, pero no solía hace
Alice cubría los ojos de Dante para luego correr con el en brazos hacia la alcoba de Hades, los gritos entre los hermanos los alcanzaban, se estaban peleando, golpeándose con verdadera intención de lastimarse.– Mami, no quiero que lastimen al señor de la noche – lloraba Dante en sus brazos.Alice acariciaba la pequeña cabecita de su hijo, Zeus se había enfurecido al verla allí, en paños menores, y no podía ni quería negar lo que había estado con Hades, sabia los sentimientos de Zeus hacia ella, pero, no podría corresponderlos, no ahora que recién descubría todo lo que sentía por el apuesto líder de mafia, aquello era un desastre, y tenia que impedir que siguieran haciéndose daño.– Escucha Dante, sé que estas asustado, pero debo salir a detenerlos, debes quedarte aquí mismo, en la cama de Hades, recuerda que te dio permiso de jugar en ella, no salgas de aquí, no tardare – dijo Alice acariciando a su hijo quien asintió trémulo en respuesta.Saliendo de la alcoba de Hades, Alice camina
Enojo, era todo cuanto sentía, una ira terrible que lo estaba consumiendo, todo cuento había deseado desde hacía años se había derrumbado justo en el momento en que Alice Wright había sido quien abrió, en paños menores, la puerta del departamento de su hermano, Hades, siempre Hades, tomaba todo lo que debía haber sido suyo desde un principio, el amor de su madre, la admiración de su padre, y también, el amor de Alice, siempre había sido lo mismo, aquel maldito bastardo gozaba de arrebatarle todo lo que le importaba…todo lo que mas apreciaba, no lo aceptaría, no esta vez, no cedería a la hermosa castaña solo así, esta vez, el no seria el perdedor y demostraría cuan superior era a Hades.– ¿Me llamaste solo para verte de mal humor? – decía una hermosa y exuberante rubia.Zeus observo a aquella hermosa rubia sentada frente a él, Hildegard Berlusconi era una mujer hermosa, una femme fatale en toda la definición, sus cabellos era dorados como los rayos del sol, sus ojos eran verdes como la
El humo del cigarrillo se perdía en el aire dibujando formas difusas que se desvanecían demasiado pronto, ojos verdes como esmeraldas escudriñaban cada centímetro de Hades Dogaru, quien devolvía la mirada con rencor, aquel hombre, su primer amor, un semental del que no podría aburrirse nunca, y a quien había perdido debido a sus propias ambiciones, caminando hace el, Hildegard se movía con la elegancia que la caracterizaba, una mujer hermosa, de mundo, una femme fatale que no se detenía jamás en su lucha por ver cumplidas cada una de las ambiciones que tenía…a cualquier precio.Hades la miraba con atención, aquella mujer a quien no deseaba volver a ver jamás y por la que sentía un odio genuino, su primer amor, aquella que le enseño a no confiar en nadie, quien le mostro lo doloroso que era recibir puñaladas por la espalda, y a la que medianamente había amado una vez, cuando solo era un jovencito que recién comenzaba su camino para construir Figlio di Satana.– ¿No vas a saludarme Satá
La melodía resonaba con delicadeza en el bonito jardín de los Wilson, las aves revoloteaban sobre las copas de los arboles que el viento mecía con gentileza aquella mañana, con sus ojos cerrados, Alice tocaba el violín después de no haberlo hecho por demasiado tiempo, su mente se hallaba en blanco, únicamente centrada en aquella hermosa música que sus propias manos estaban creando, la hermosa castaña no deseaba pensar en nada mas en aquellos momentos, todo había cambiado, su vida había dado un vuelco tras otro como si estuviese atrapada dentro de una poderosa e infinita ola que la arrastraba una y otra vez sin permitirle levantarse y volviendo a estrellarla contra las rocas, al menos, había sido así durante demasiado tiempo, sin embargo, una mano inesperada la había ayudado a levantarse, sacándola del agua donde estaba varada de manera repentina…aquella mano, aquellos ojos de zafiro, nuevamente, se dibujaron en sus pensamientos haciendo que su corazón latiera mas rápido, Hades Dogaru,
La mañana había sido tan hermosa como imaginaba que seria, un desayuno tranquilo con las palabras siempre en doble sentido de Hades, Dante corriendo de un lado a otro emocionado aun por sus nuevos juguetes, ella diciéndole a su amado que no debía comprar nada, el respondiéndole que era su dinero y podía gastarlo como le viniera en gana, besos, caricias, aquel apasionante sentimiento entre los dos y las muchas ganas que tenían de devorar al otro…la esperanza de mantenerse así por siempre sin que nada más ocurriera.Dante ya se hallaba en el colegio, Hades se había marchado a revisar sus “negocios” y ella, ella se preparaba para ir al trabajo, era su primer día en el museo, ya la esperaban para hablar de lo concerniente al salario, los horarios y, por supuesto, impartir su primera clase como profesora de arte en el museo, al final, eso era lo que mejor sabía hacer, además, comenzaría a dar lecciones privadas de violín, todo parecía comenzar a acomodarse en su vida, los últimos meses hab
Despertó sintiendo aquel beso en su frente, abriendo sus ojos agua marina, pudo ver el zafiro de Hades mirándola con preocupación, el color era el mismo, la forma era la misma, sin embargo, la mirada no lo era, el zafiro de Hades era sincero, era puro, reflejaba exactamente lo que sentía, no había oscuridad en ellos, aun se sentía vulnerable, no había podido hacer nada para defenderse, Zeus pudo haberla…no quería pensar en ello, quería simplemente olvidarlo, aunque sabia que no podría, acariciando el rostro preocupado de Hades, pensó en las palabras de Adriano, debía decirle, lo sabia bien, pero no dejaba de sentir temor de lo que pudiese ocurrir, apretando sus puños se sintió como una tonta, no lo permitiría, ni Zeus ni nadie más volvería a tocarla de esa manera, mirando a Hades directamente a los ojos a su amado, resolvió aun no decírselo, no necesitaba mas problemas en su vida, sin embargo, no dejaría aquello solo así como así.– Quiero que me enseñes a pelear, quiero poder defende