Enojo, era todo cuanto sentía, una ira terrible que lo estaba consumiendo, todo cuento había deseado desde hacía años se había derrumbado justo en el momento en que Alice Wright había sido quien abrió, en paños menores, la puerta del departamento de su hermano, Hades, siempre Hades, tomaba todo lo que debía haber sido suyo desde un principio, el amor de su madre, la admiración de su padre, y también, el amor de Alice, siempre había sido lo mismo, aquel maldito bastardo gozaba de arrebatarle todo lo que le importaba…todo lo que mas apreciaba, no lo aceptaría, no esta vez, no cedería a la hermosa castaña solo así, esta vez, el no seria el perdedor y demostraría cuan superior era a Hades.– ¿Me llamaste solo para verte de mal humor? – decía una hermosa y exuberante rubia.Zeus observo a aquella hermosa rubia sentada frente a él, Hildegard Berlusconi era una mujer hermosa, una femme fatale en toda la definición, sus cabellos era dorados como los rayos del sol, sus ojos eran verdes como la
El humo del cigarrillo se perdía en el aire dibujando formas difusas que se desvanecían demasiado pronto, ojos verdes como esmeraldas escudriñaban cada centímetro de Hades Dogaru, quien devolvía la mirada con rencor, aquel hombre, su primer amor, un semental del que no podría aburrirse nunca, y a quien había perdido debido a sus propias ambiciones, caminando hace el, Hildegard se movía con la elegancia que la caracterizaba, una mujer hermosa, de mundo, una femme fatale que no se detenía jamás en su lucha por ver cumplidas cada una de las ambiciones que tenía…a cualquier precio.Hades la miraba con atención, aquella mujer a quien no deseaba volver a ver jamás y por la que sentía un odio genuino, su primer amor, aquella que le enseño a no confiar en nadie, quien le mostro lo doloroso que era recibir puñaladas por la espalda, y a la que medianamente había amado una vez, cuando solo era un jovencito que recién comenzaba su camino para construir Figlio di Satana.– ¿No vas a saludarme Satá
La melodía resonaba con delicadeza en el bonito jardín de los Wilson, las aves revoloteaban sobre las copas de los arboles que el viento mecía con gentileza aquella mañana, con sus ojos cerrados, Alice tocaba el violín después de no haberlo hecho por demasiado tiempo, su mente se hallaba en blanco, únicamente centrada en aquella hermosa música que sus propias manos estaban creando, la hermosa castaña no deseaba pensar en nada mas en aquellos momentos, todo había cambiado, su vida había dado un vuelco tras otro como si estuviese atrapada dentro de una poderosa e infinita ola que la arrastraba una y otra vez sin permitirle levantarse y volviendo a estrellarla contra las rocas, al menos, había sido así durante demasiado tiempo, sin embargo, una mano inesperada la había ayudado a levantarse, sacándola del agua donde estaba varada de manera repentina…aquella mano, aquellos ojos de zafiro, nuevamente, se dibujaron en sus pensamientos haciendo que su corazón latiera mas rápido, Hades Dogaru,
La mañana había sido tan hermosa como imaginaba que seria, un desayuno tranquilo con las palabras siempre en doble sentido de Hades, Dante corriendo de un lado a otro emocionado aun por sus nuevos juguetes, ella diciéndole a su amado que no debía comprar nada, el respondiéndole que era su dinero y podía gastarlo como le viniera en gana, besos, caricias, aquel apasionante sentimiento entre los dos y las muchas ganas que tenían de devorar al otro…la esperanza de mantenerse así por siempre sin que nada más ocurriera.Dante ya se hallaba en el colegio, Hades se había marchado a revisar sus “negocios” y ella, ella se preparaba para ir al trabajo, era su primer día en el museo, ya la esperaban para hablar de lo concerniente al salario, los horarios y, por supuesto, impartir su primera clase como profesora de arte en el museo, al final, eso era lo que mejor sabía hacer, además, comenzaría a dar lecciones privadas de violín, todo parecía comenzar a acomodarse en su vida, los últimos meses hab
Despertó sintiendo aquel beso en su frente, abriendo sus ojos agua marina, pudo ver el zafiro de Hades mirándola con preocupación, el color era el mismo, la forma era la misma, sin embargo, la mirada no lo era, el zafiro de Hades era sincero, era puro, reflejaba exactamente lo que sentía, no había oscuridad en ellos, aun se sentía vulnerable, no había podido hacer nada para defenderse, Zeus pudo haberla…no quería pensar en ello, quería simplemente olvidarlo, aunque sabia que no podría, acariciando el rostro preocupado de Hades, pensó en las palabras de Adriano, debía decirle, lo sabia bien, pero no dejaba de sentir temor de lo que pudiese ocurrir, apretando sus puños se sintió como una tonta, no lo permitiría, ni Zeus ni nadie más volvería a tocarla de esa manera, mirando a Hades directamente a los ojos a su amado, resolvió aun no decírselo, no necesitaba mas problemas en su vida, sin embargo, no dejaría aquello solo así como así.– Quiero que me enseñes a pelear, quiero poder defende
El sol comenzaba a asomarse detrás de los grandes edificios de Palermo, el cielo mostraba solo unas pocas nubes en la lejanía, el viento soplaba deliciosamente fresco, era el amanecer de un nuevo día, todo prevalecía en una acogedora calma, las personas en las calles comenzaban a deambular rumbo a sus deberes diarios, todo parecía ser perfecto, sin embargo, no lo era.Mirándose en el espejo, limpiaba la sangre salpicada sobre su rostro, se había despojado de cada prenda para darse una larga ducha, el zafiro en el reflejo le devolvía la mirada, un odio atroz se asomaba en ella, uno que no tenia remedio y que nunca podría borrarse.El agua fría resbalaba entre sus poderosos músculos, sus ojos se hallaban cerrados recapitulando en lo ocurrido la noche anterior, le había disparado a quemarropa…varias veces.Los recuerdos lo golpeaban una y otra vez como una ola, las razones que tenia para odiarlo una y otra vez llegaban hasta a él diciéndole que había hecho lo correcto, que no había mas o
Respiraciones agitadas y gemidos placenteros llenaban aquella habitación esa mañana, agua marina y zafiro mirándose fijamente, cabellos esparcidos en medio de las sabanas, miradas seductoras y sensaciones a flor de piel, sexo mañanero después de un día y noche angustiosas, gemidos femeninos se fundían con los masculinos en aquel vaivén salvaje y necesitado, Hades la tomaba por las caderas enterrándose profundamente dentro de ella, sintiendo cada vibración en su cuerpo, Alice sentía tocar el cielo en aquel nuevo orgasmo, hacían el amor como si nunca mas volviesen a verse, y es que, secretamente, ella temía aquello, después de haber desaparecido y regresar con una mano herida la hermosa castaña tuvo mas miedo del que jamás había tenido en su vida, la idea de perderlo era en verdad…insoportable, posándose sobre el ella continuaba aquel delicioso vaivén moviendo sus caderas, sintiendo la dureza de sus poderosos músculos con sus manos, admirando los tatuajes de su torso…perdiéndose en aque
El cielo matutino lucia despejado y hermoso, no había una sola nube que opacara la luz del hermoso día que recién comenzaba, el museo abría sus puertas para recibir a los turistas y locales que disfrutaban del arte, las calles de a poco, comenzaban a abarrotarse del vaivén interminable de personas que, al igual que ella, salían a su trajín diario, Alice caminaba con paso presuroso para llegar a tiempo, despertar en medio de la madrugada para hacer el amor con Hades, aunque, muy placentero, no había sido la mejor de las ideas, despertaba tarde esa mañana y no le gustaba en lo absoluto ser impuntual especialmente con sus trabajos, sus ojos agua marina brillaban con intensidad, aunque, no sin un deje de angustia, temía que Zeus hiciera su aparición por alguna de sus clases y no se sentía lista para mirarle aun, había comenzado su entrenamiento con Hades, aunque, por alguna razón no demasiado misteriosa, cada rutina la terminaban desnudos sobre la cama, aquel pensamiento la hizo sonreír,