Alessandro recupera a su amada Úrsula.

El mafioso al ver a su mujercita con las mejillas sonrojadas y arrastrando las palabras lo supo de inmediato, ella estaba ebria.

— Úrsula, ¿Por qué has bebido? Tú no deberías tomar alcohol, ¿Qué es lo que sucede contigo? ¿Tengo que estar cuidándote todo el tiempo para que no hagas estás cosas que te ponen en peligro a ti y al bebé?

— No me grites, ¿Lo ves Emill? ¡Alessandro me está gritando, como estoy gorda ya no me quiere y ahora coquetea con otras mujeres. Pero no te voy a estorbar, puedes irte a seguir con tus coqueteos!

El mafioso se puso una mano en la cintura, y la otra se la puso en la frente, su mujercita le acababa la paciencia.

— No te estoy gritando, solo te estoy diciendo que no debes beber alcohol, Emill, ¿Por qué le diste alcohol a tu hermana? ¿Qué no te das cuenta de su estado? ¡Eres un imbécil, tu deberías ayudarme a cuidarla, pero en cambio la alcholizas a ella y al bebé!

— ¿Al bebé también?

— ¡Pues claro, todo lo que ella come o bebe también llega a
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