¿Vas conmigo o me llevo a mis hijos?

El Dr. Marshall, y el CEO Villaseñor, voltearon a verla al elegante, imponente y frío hombre que llegaba vestido en un muy fino traje reclamar a la hermosa mujer que a ellos también les interesaba y mucho

Solo bastaba con ver el color azul de sus ojos para saber que era el padre de los mellizos , y estaba ahí, se había aparecido de pronto para tirar sus esperanzas al suelo.

— Donovan.... — Adriana, volvió a palidecer con la sola presencia del hombre que había sido su esposo, ella recordó que apenas unas horas atrás tuvieron pelea sobre la foto de sus hijos y obviamente él por supuesto ya tenia su dirección por lo que el pudo encontrarla fácilmente.

— ¿Qué pasa aquí? el médico y tu ex novio están peleando por tu atención, que belleza, pero eres madre ahora, recién diste a luz a mis hijos, en lo único que deberías estar concentrada es en ellos, los enamorados pueden esperar — La seriedad en la voz del CEO, erizaba la piel de la jovén madre.

Adriana, tenia un mal presentimiento, empezaba a preocuparse por sus hijos, temía que su ex marido se hubiese llevado a sus hijos consigo.

— Estás malinterpretando las cosas, el Dr. Marshall, solo ha sido amable conmigo, me trató todo el embarazo y ha sido un gran apoyo para mí, además los mellizos no son tuyos, ellos son.... de Sebastian

— ¿Míos...?

Adriana mira que Sebastian se queda boquiabierto, entonces ella le lanzó señales parpadeando.

Sebastian recibe señales y sabe que a Adriana, no le agradaba el hombre que acaba de llegar, entonces él volvió a tranquilizarse

Adriana soportó el dolor, y sosteniendose de un lado de la cama se levantó a decir apretando los dientes:

— ¡Si, son de mi ex novio, el apuesto y buen hombre que tuve que abandonar para casarme contigo obligada por mi padre, un hombre que si me amaba, que si era cariñoso conmigo y al que si le importaba! ¡tenía una vida antes de ti, CEO Lombardi, una muy buena vida a decir verdad! ¡ Tú me pediste el divorcio para regresar con tu novia, a mi me odiabas, no soportabas verme siquiera, te dejé ir, lo firmé, no nos une nada ya, los bebés son míos y no tienes derecho a reclamarlos! ¡yo... quisiera recuperar mi antigua vida, la vida en la que era feliz!

El Dr Marshall, observaba preocupante a Adriana, porque un paciente después de la operación no puede exaltarse demasiado, esto no es bueno para la recuperación, mientras Donovan Lombardi, se pone aún mas enfadado apretando los puños, y antes de que pudiera decir algo, habló Sebastian.

— Adriana, ¿tú... te gustaría que volviéramos a ser novios? comenzar de cero, yo te sigo queriendo, nunca te he olvidado darling, no me importa que tengas mellizos, los criaremos juntos y seré un buen padre para ellos, te prometo que no les va a faltar amor ni a ti, ni a los bebés.

Sebastian, que era un hombre valioso, se estaba comportando como lo haría un hombre enamorado, pero primero se congelaría el mundo entero antes de que ese poderoso CEO, dejara ir a sus hijos a qué otro hombre los criara, jamás iba a suceder.

— ¡Sigue soñando, Villaseñor, no vas a poner las manos sobre mis hijos, ellos ya tienen un padre, y ese solo soy yo, serán criados dentro de la familia Lombardi, y lo diré solo está vez, no vuelvas a declararle tu amor a mi esposa delante mío! ¿Escuchaste?

— ¿Acaso me estás diciendo que hacer, Lombardi? ¡me robaste a mi novia, ella y yo teníamos una bella relación donde éramos felices, y por lo que veo no fuiste capaz de tratarla bien, ni de amarla, perdiste tu oportunidad, ella es libre ahora y no puedes obligarla a regresar a tu lado ni siquiera por qué seas el padre de los mellizos! ¡Ellos no nacieron dentro del matrimonio, ve y pide una prueba de ADN, a un juez y después vuelves a reclamar, mientras tanto no molestes!

— ¿Qué no puedo, dices? no podrías estar más equivocado, los bebés si nacieron dentro del matrimonio, ¿Y sabes por qué? ¡por qué Adriana Palacios y yo seguimos casados!

— ¡¿Qué....?! ¡Eso... es imposible! ¡yo firmé los papeles que me enviaste con Francoi, lo dices solo para que Sebastian, se aleje de mí, no pudiste quererme ni hacerme feliz, y tampoco quieres que mis hijos y yo seamos felices con alguien más!

— Lo digo porque es verdad, tú firmaste los papeles del divorcio, eso es cierto, pero yo no, nunca llegó ese acuerdo de divorcio al juzgado, si no me crees, puedes verlo tu misma — El CEO, sacó del interior de su saco unos papeles y se los mostró a Adriana, la mujer los tomó con mano temblorosa, él tenía que estar mintiendo, ¿Cierto? no podían seguir casados.

Adriana, leía con avidez, sus bellos ojos se movían de un lado a otro, como poder olvidar esos papeles, efectivamente su forma estaba plasmada en cada una de las páginas, y efectivamente el CEO no había firmado, en dónde debía ir su firma el espacio estaba en blanco.

Adriana, leía con avidez, sus bellos ojos se movían de un lado a otro, como poder olvidar esos papeles, efectivamente su firma estaba plasmada en cada una de las páginas, y efectivamente el CEO no había firmado, en dónde debía ir su firma el espacio estaba en blanco.

— ¡No puede ser, no firmaste! ¿Por qué...?— La hermosa pelinegra se llevó una de sus manos a los labios, de no haberlo hecho quizás habría gritado más. — ¿Cómo es posible que....? — Lombardi, habia elegido a otra mujer y convivió con ella, lo que destrozó su corazón, y ahora dice que ella sigue siendo su esposa, ¡Eso era muy injusto! Nunca la cuidaba cuando estaba desamparada, ella soportaba todo para estar sin él y ahora él tiene el descaro de reclamar su derecho como padre y esposo, ¡No, claro que no!

— Quiero ver ese documento, bien podrías estar tratando de engañar a Adriana, y no lo voy a permitir — Sebastian, también leyó y se quedó perplejo, no había ninguna firma de parte del esposo — ¡Esto no quiere decir nada, solo tienes que firmar y el divorcio se llevará a cabo, firma, Lombardi! ¿Qué es lo que pretendes? déjala ir, ella se merece ser feliz.

— Sigues siendo mi esposa aunque no te guste, estos dos enamorados se van a quedar esperando, quiero el alta de mi esposa, la llevaré a casa.

— ¡Por supuesto que no iré a ninguna parte contigo, no voy a volver a esa fría mansión donde pasaba horas y horas en soledad, estás delirando si crees que voy a ceder, firma los papeles y márchate!

— Escucha querida, los mellizos están justamente a bordo de mi coche ahorita mismo, o vienes conmigo y con ellos a la mansión Lombardi, o me los llevo solo a ellos y a ti te dejaré aquí con tu enamorado, ¿Tu decides? pero que sea rápido, no me gustan los hospitales, y puede que los niños ya tengan hambre.

— ¡Desgraciado! ¡¿Cómo te atreves a ser tan ruín?! no tienes derecho a obligarla.

— ¿Obligarla? ella es libre de elegir, ¿entonces que decidiste, esposa?

Adriana, apretó los puños, ella nunca se atrevería a dejar que esa bestia se llevará a sus hijos, tuvo que tomar una decisión muy difícil.

— Dr. Marshall, firme el alta, me iré con mi esposo a casa...

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