Capítulo 16. Visita. Leandro se mete a la ducha y se prepara para continuar con su trabajo, cuando un mensaje en su celular lo vuelve a distraer. P: Señor, mire lo que acaba de llegar. Leandro abre el video donde aparecen Julián, su novia, la secretaria y Noham, siendo recibidos por Sergio y Selín, quien es casada por su hermano, quien la trata muy amoroso, diciéndole cosas al oído. Ella sonríe ligeramente y le da un beso en el cuello, enfocando a la secretaria, quien se intimida ante ella, la salida cortés, permitiendo que ella llegue hacia Noham, quien la toma de las mejillas y le da un intenso beso en la mejilla. Él también le pronuncia algunas palabras y le entrega lo que parece ser un regalo. Selín lo recibe formal, siendo atrapada por su hermano entre sus brazos, mientras la guía al auto, aún hablando con ella discretamente entre los dos, hasta llegar al auto. P: ¿Quiere que los siga, señor? L: Hazlo. Una hora después, llegan a la casa de Selín. Todos se van a queda
Capítulo 17. Club. Mientras Selín disfruta con su hermano y sus amigos en el club, en la mansión Bernaldi Gil, una gran celebración ha dado inicio; amigos de Maximiliano y Yarianny llegan a la noche de juegos, junto a varios invitados especiales, que ponen tensión al momento. —Buenas noches… —dice Irene, enfocando su mirada en la de Leandro. —Buenas noches, Irene, bienvenida… —Aclama Yarianny con emoción. —¿Cómo está, señora Bernaldi? Le traje vino; no quería llegar con las manos vacías. —No te hubieras molestado, cariño, muchas gracias, iré a pedir que los pongan en la mesa. Irene entra siendo recibida con alegría; muchos la conocen y saben lo inteligente y profesional que es. Además, para nadie es un secreto que ella siempre ha estado enamorada de Leandro desde que eran adolescentes e incluso, él fue su primera vez en un jacuzzi, pero ella jamás se lo dijo. Todos esperan que ellos al final se unan; después de todo son hijos de dos grandes líderes de la mafia, las ex
Capitulo 18. Placeres culposos. Leandro la detiene, tomándola del cuello, la vuelve a besar; sus labios se tocan ansiosos, queriendo más, pero ella lo detiene. —Déjame ir, ella se va a preocupar. — Escápate conmigo, ven a dormir en mi cama esta noche. —¿A dormir? —Sonríe ligeramente—. Tengo compañía y tú también. —No me importa, ven conmigo… —pide, acariciando sus labios, terminando en un nuevo e intenso beso. —Lo pensaré—le dice mordiendo ligeramente su labio inferior mientras toca con sus uñas la tela de su pantalón en la zona de su miembro. Llevando a Leandro a morderse el labio, mientras la ve alejarse. Al volver, Selín se gana la mirada de Irene, ya que su amiga volvió sola, con una mirada llena de maldad. Selín le pasa por el frente, sin determinarla, caminando directamente a su mesa, donde su hermano, el abogado, la acomoda sobre su regazo para hablar discretamente con ella. —¿Estabas con ese tipo? —Es él de quien te hablé. —¿Esa no es su novia? —Lo dudo,
Capítulo 19. Iniciativa. Selín lo rasguña, sintiendo que va a explotar; tiene un intenso clímax que lo baña completamente. Ambos han tenido su orgasmo; al verla correrse en esa magnitud, Leandro entiende que ha hecho un muy buen trabajo, por ello la ayuda masajeando su clítoris, lo que causa que ella termine de correrse. Está roja; ambos sudan agitados, agitados. Ella lo abraza, acostada sobre él, acariciando su pecho. —Vamos a la ducha, déjame ayudarte a quitarte esto… —Leandro le suelta la pulsera y Selín se levanta rápido intentando evitarlo. —NO… —grita exaltada. Al intentar quitar su mano, lo que hace es ayudarlo a que le termine de quitar la pulsera. Ella se cubre la mano, llamando la atención de Leandro, quien nota cómo ella le baja la cabeza, igual que lo hizo en el vídeo con su hermano. Lo que la revela muy vulnerable, algo que inquieta a Leandro. —¿Qué pasa? —pregunta Leandro, intentando que ella lo vea, pero Selín aparta su mirada. —Devuélvemela, por favor. —P
Capítulo 20. Juegos sexuales. Selín lo acomoda en la cama, donde ella se sube sobre él, causando que Leandro quiera tocarla, pero ella solo corresponde a sus besos, sujetando sus manos a la cama. —¿Me atas? —pregunta, incómodo. —También te ataré los pies. —¿Es una broma? —le dice mirándola desconcertado. —No, te dije, al aceptar, estás aceptando que haga lo que yo desee y tú no puedes decir que no. Te voy a explicar un poco: yo fui una sumisa, alguien que servía a un dominante o amo, la categoría más alta de todas. Existen varias facetas como Sádico, Daddy o Mommy; aquellos que se denominan papi o mami, les gusta que los traten así. A mí no me gusta ese rol; están Tarn y Dueño o Jinete, que son roles parecidos al dominio. Yo, en particular, juego a Dominante, Amo y Sumisa. Te daré un ejemplo, mi hermano. —¿Tu hermano? —¿Esto viene de familia? —La hace sonreír. —Así parece, mi papá es un amo, tenía de sumisa a mi mamá y a otras personas. Aquí puedes jugar con cualquier persona
Capítulo 21. Complemento. Ella se toma una y, a los minutos siguientes, ambos están sudando; Selín se lo come completo, no lo deja, experimentando diversas posiciones. Ella se pone de espaldas y se mueve haciendo rebotar su trasero frente a él, lo toma de la mano y lo anima a que la apriete del cuello, lo que la llena de placer. Leandro le baja el corset dejando sus senos expuestos y la besa, desde el cuello, a su boca, mientras juega con sus senos, placer tras otro; ambos se entregan sin medidas. El estimulante, las pulseras, el afrodisíaco, todo los enloquece. Él la toma en cuatro boca abajo haciéndole un intenso oral, de pocos minutos, volviendo a entrar en ella para torturarla; la toma sin piedad y a ella le gusta, le gusta sentirlo hasta el fondo y eso lo tiene hechizado. Le gusta que le jalen el cabello y la tomen de la nuca; además, lo mira con maldad. Cada gesto de ella queda grabado en su mente. Leandro está arrodillado sobre la cama, la carga en sus brazos, ella lo ayuda
Capítulo 22. Órdenes. * Al llegar a la base, Alessandra de inmediato aborda a Leandro. —Ya he borrado la pequeña multa que se ganó tu corredora, y los videos de grabación están borrados. ¿Estaban follando dentro del auto? —Omite los detalles. —Joder, esa tía iba como a doscientas millas por hora… —Bruno aparece y Leandro mira a Alessandra muy serio. —¿Qué? Estaba aquí cuando estaba borrando las grabaciones. —Cálmate, hermano, no pasa nada, no le diré nada a nadie, tu secreto está a salvo; ya sabemos quién te trae ocupado estos días. —Gimena, ¿qué pasó con los detalles para el envío? —Estamos en ello, jefe, coordinamos todo para la entrega; el avión con las modelos saldrá en unos días, solo debemos estar preparados para que el cargamento esté en el avión. En América se encargarán de recibir el cargamento; nosotros solo cumpliremos en enviarlo. —Envía entre esas modelos a Alma; quiero tener a alguien que solvente la situación, en caso de que algo salga mal. La vamos a vigilar
Capítulo 23. Confesiones. Ella apoya ambos codos sobre la mesa y se inclina hacia ella, moviéndose el trasero, como se lo ordena, sintiendo su cuerpo caliente, las mejillas rojas de la vergüenza. No sabe qué sentir, todo se nubla en su mente, cuando de la nada, él se sale de ella y la acomoda sobre su regazo, penetrándola con su miembro, lo que le saca un suspiro ahogado. La música está muy alta, ella se mueve rápido, buscando su orgasmo, se enfoca en los meseros, en las personas que entran y salen del lugar, todo; la adrenalina es inquietante, pero ella no se detiene, se corren casi al mismo tiempo, terminando con un intenso beso, que es interrumpido por el mesero que se aproxima a la mesa. —Señor, ¿desea algo más? —Sí, tráeme otra botella de tu vino más caro. —Sí, señor, como ordene. El mantel de la mesa y el vestido de Selín cubren la desnudez de Leandro, mientras él aún sigue dentro de ella, una complicidad que a simple vista parece una pareja normal, su mujer sentada sobre