Capítulo 23. Confesiones. Ella apoya ambos codos sobre la mesa y se inclina hacia ella, moviéndose el trasero, como se lo ordena, sintiendo su cuerpo caliente, las mejillas rojas de la vergüenza. No sabe qué sentir, todo se nubla en su mente, cuando de la nada, él se sale de ella y la acomoda sobre su regazo, penetrándola con su miembro, lo que le saca un suspiro ahogado. La música está muy alta, ella se mueve rápido, buscando su orgasmo, se enfoca en los meseros, en las personas que entran y salen del lugar, todo; la adrenalina es inquietante, pero ella no se detiene, se corren casi al mismo tiempo, terminando con un intenso beso, que es interrumpido por el mesero que se aproxima a la mesa. —Señor, ¿desea algo más? —Sí, tráeme otra botella de tu vino más caro. —Sí, señor, como ordene. El mantel de la mesa y el vestido de Selín cubren la desnudez de Leandro, mientras él aún sigue dentro de ella, una complicidad que a simple vista parece una pareja normal, su mujer sentada sobre
Capítulo 24. Amo y Señor. Ella se mueve al baño, dejando a Leandro con una sensación amarga; algo renueva la ira por dentro. Se siente impotente, con una sed de sangre inminente. Ambos se arreglan para salir; Leandro la lleva a su casa, notando a los de seguridad muy activos al verlo llegar. —Gracias por traerme. Por esa noche. —Suena a despedida. —Ella sonríe ligeramente. —Me estoy despidiendo. —Pero no por siempre, te llamaré más tarde; escríbeme si necesitas alguna ayuda con lo de la habitación. —¿Aún quieres seguir con eso? —Lo haremos, después de todo, es hasta que dure. —Ella lo mira un poco incómoda, acercándose lentamente hacia él; nota como él aprieta su mandíbula mirándola serio, y la besa. —¿Me dirás en algún momento cómo se llama ese tipo? —No, prefiero no volver a tocar ese tema. —Ok. Descansa, Selín. —Tú también, Leandro. * Días después. La adrenalina del sexo ha cambiado; las ganas se han incrementado al jugar a la abstinencia. Leandro se e
Capítulo 25. Planes. El cabello de ella roza los muslos de sus piernas. Leandro la lleva hacia la habitación, donde se meten en la ducha, dejando un desastre en la habitación de juego. Como una reina, él la baña con la esponja dentro del jacuzzi, admirando su belleza, lo dulce de su mirada, un ángel entre sus piernas y en la cama una demonía. Lo tiene hechizado, le gusta su cabello, su sonrisa, sus perfectos dientes blancos, ese hoyuelo que se crea en su barbilla cuando sonríe, su mirada, su cuerpo, su olor, la manera en que ella se acomoda sobre su regazo frente a frente, lo mira y acaricia su mejilla antes de acercarse lentamente y besarlo, como se acomoda sobre su hombro y permite que el silencio entre los dos sea más que suficiente; ella lo tiene en su hechizo. Al igual que él, Selín a encontrado en Leandro un amigo leal, un buen amante, le encanta lo posesivo que es con ella, su inteligencia, su astucia, esa manera de analizar todo y tener un plan para cada cosa, la mane
Capítulo 26. Viaje a la isla. Van en el avión, comiendo y disfrutando de su compañía. Leandro la tiene abrazada sobre su pecho, mientras ella mantiene sus piernas cruzadas sobre las de él, dejando ver sus hermosos muslos que él acaricia. —Faltan 3 horas. —Confirma Leandro. —Lo sé —afirma Selín. —¿Por qué lo dices? —Ella lo mira y él no duda en acariciar sus labios, dándole la señal de sus deseos. Ella lo entiende, se acerca a sus labios y lo besa, causando que pierda todo sentido. Él empieza a desnudarla, al igual que ella procede a hacer lo mismo, ambos sintiendo la necesidad de sentirse. * Selín está sobre él, se mueve a su ritmo; él la toma del cuello, metiendo en su boca su pulgar, que ella chupa, cerrando los ojos ante la sensación que recorre su cuerpo ante su intenso orgasmo. Lo tiene deslumbrado, ella no se niega a sus locuras, la besa sintiéndose dichoso, ya que jamás lo había hecho durante un vuelo; la adrenalina que ella le hace sentir es la misma que él siente
Capítulo 27. Fiesta de cumpleaños. Leandro recibe un bolso con dinero, unos documentos y una caja con unas piezas de diamante rojos que mandó hacer. —Cómo lo ordenaste, Tania hizo todo para crear esa réplica que enviaste. —Gracias, nos vemos más tarde. Leandro va saliendo, cuando aparece Tania. —Hola, Leandrito, ¿te gustó lo que te hice? —Le da un corto beso en los labios, saludándolo de manera seductora. —Muy buen trabajo, espero que tu recompensa sea suficiente. —Siempre puedes recompensarme de la manera que tú y yo sabemos, yo encantada. ¡Bienvenido, jefe! Leandro la deja pasar; es una belleza, sin duda alguna un gran entretenimiento para sus visitas, sin embargo nada lo detiene para volver con Selin. Quien ha estado pensando muchas cosas desde que vio a la mujer de cabello castaño, dice un hombre que se llama Tania, una belleza, pero no sale de su mente la sonrisa y la manera en que tocó el pecho de Leandro; la hace sentir incómoda, tanto que no puede continuar p
Capítulo 28. Celos. Gabriel mira a Leandro, confundido por las cosas que le ha dicho su hija, y Leandro le corresponde la mirada con firmeza. —Gabriel, siempre es un gusto verte. —Para mí también, muchacho. —Ambos se dan la mano. —Permíteme conocer a tu bella pareja. —Gabriel toma la mano de Selín, quien lo mira fijamente en silencio. —Es todo un placer, Selín. —Igualmente, señor Gabriel… — Ella hace una pausa para que él responda. —Gabriel Solano, permíteme presentarte a mi hijo y mi nuera. Santiago Solano y Victoria Palma. —Es un placer, Selín. —Un gusto conocerte, Selín. —Santiago besa su mano. —Y aquí viene mi hija. —Irene, hija… —Irene aparece, mirando fijamente a Leandro. —Hija, conoce a la pareja de Leandro, Selín Contreras. —Selín, es un gusto volver a verte. —¿Ya se conocían? —pregunta curiosa Emma. —Sí, nos vimos antes… —responde con sarcasmo Irene; Selín solo sonríe ligeramente. Leandro, siempre es un placer verte. —Me da gusto verte, Irene.
Capítulo 29.Escena de celos. Todos ríen alegremente, el ambiente se llena de emoción. —A BAILAR SE HA DICHO… —Con las órdenes de Orlando, los músicos le suben a su canción favorita (Italiano de Toto Cutugno). Lo que pone a todos a bailar. Leandro sostiene a Selín de la mano y la hace girar, terminando en sus brazos; la hace moverse al ritmo de la música, bailan abrazados hasta que todos empiezan a aplaudir. Ella le sigue el juego, permitiendo que Orlando y su pareja se luzcan en la pista, donde Leandro saca a bailar a Emma. (Será porque te amo—Ricchi). Selín lo ve con una hermosa sonrisa; él disfruta bailando con Emma, quien luego es raptada por su esposo, dejando a Leandro con su madre. Selín aplaude como el resto, siendo atrapada repentinamente por Leandro, quien la atrae a la pista. La canción es alegre, todos se toman de las manos y cantan hasta que la canción para; todos aplauden. —Que siga la fiesta. —¿Tienes sed? —le pregunta Leandro. —Sí. —Pediré algo refrescante
Capítulo 30. Malos entendidos. Noel se ríe, sabiendo que han venido a calmar la tensión que puede estar surgiendo entre él y Leandro, quien lo mira con ganas de volarle la cabeza, pero eso rompería el acuerdo entre familias; podría formarse una guerra en este mismo instante, por lo que Noel cede, ante la mirada de su madre, su padre y su tío, quien quiere aplastarlo como cucaracha por haber tocado lo del niño bonito de la familia. Selín se divierte con Bruno, que la hace reír; a ella se unen las chicas. Alma es una persona increíble, como su nombre lo dicta; cuando se lo propone, se vuelve el alma del momento. —Vamos, Alessandra, muévelo. Todos están bailando, Selín se divierte, hasta que lo siente aparecer. —Baila así para mí —le pide; ella lo mira fijamente, respirando pesado por la tensión de los bailes que ejecutaba. Aguantando la sensación en su pecho, ella empieza a moverse para él; sus pensamientos se nublan al pensar cómo Irene sabía todo eso que dijo, si el