Cuando despierto no veo a Oliver por ningún lado, y lo cierto es que es mejor. Lo que hice anoche no ha salido de mi cabeza, y la verdad es que nunca me vi tan osada en mi vida; ¡pero es su culpa!, no imaginé que la tuviera tan grande.
¡Que cuernos!
Supongo que es proporcional con su altura; pero ¿de cuándo acá me fijo en tamaños y hago cosas como esas? O digo esas barbaridades. Ni siquiera puedo decir que estaba borracha porque no tomé lo suficiente como para perder la razón, no obstante, ha sido él y todo eso que dice, que es como si me incitara a ser alguien que nunca fui. Una chica que podía hacer lo que se le viniera a la cabeza.
Nunca he sido de tomar iniciativas, ni siquiera con Adrian. Cuando le conocí es cierto que me sentía asombrada y atraída con su presencia, pero nunca me atreví a decirle nada fuera de lo ético. y fue él quien inició la conversación que nos llevaría a estar juntos.
Las cosas no terminaron tan bien entre nosotros, pero ten
No sé quién estaba más loco de los dos, pero esto no me lo esperaba. Supongo que hacerlo a su manera significa que solo él tiene derecho a tener la iniciativa y la ejecución. Debería estar enojada porque a lo mejor y le puso algo al agua y lo usó para ponerme en esta situación de indefensión, sin embargo, sigo expectante hasta con la forma como me mira. Me pregunto qué pasa por su cabeza. Es deseo lo que siente por mí o solo es su manera egoísta de divertirse. En definitiva, Oliver es una caja de sorpresas y ya no me disgusta, no obstante, también soy rencorosa y si él hace esto, después podré buscar una manera de desquitarme. Tengo que admitir que eso me emociona. ―¿Donde consiguió todo esto? ―pregunto sobre las cuerdas con las que me tiene atada―, o no me diga que carga todo eso en su maleta. ―Salí de compras. ―Ya veo por qué se levantó temprano; pero si esto era lo que quería hacer, debimos ahorrarnos el viaje a mi casa. No hacía falta que fuera ta
Maldición. Creo que jamás había lanzado tantas maldiciones, y en parte es porque estoy muy sorprendida. Oliver parece que está más trastornado que yo, y eso debería provocar que me aleje de él. Debería tener precauciones; sin embargo, sigo teniendo curiosidad. ¿Es esta parte de él que no quería que descubriera y por eso me quería lejos? ¡Cielos! De verdad que tengo curiosidad por ese hombre. Una notificación llega a mi teléfono y es un recordatorio de mi cita de mañana donde también estará mi padre. Sigo sin saber que era el asunto importante que trató Oliver con mi padre. Él no me ha dicho nada, y se mantiene en que no se trata de mí y puede que tenga razón porque no hay ningún vínculo entre nosotros; no obstante, algo me dice que no es tan cierto. De todos modos, pese a que él me intriga y cada que le conozco un poco me deja anonadada, no es como si hubiera la oportunidad de tener algo más allá de un acuerdo donde ni él me delata a mí y vice
Oliver pasa el suficiente tiempo en el baño para que piense que está en un apuro o algo, sin embargo, cuando sale, su semblante enojado es el mismo. Sigo preguntándome quien es esa mujer y que tiene que ver con él. El anuncio de la comida llega y me apresuro en recibirlo y colocarlo todo en su sala de visitas mientras él contempla en silencio la panorámica de afuera de la ventana. ―Ya está servido ―le aviso acercándome a su costado. Se vuelve para mirarme y seguido se mueve de allí y va hasta el sofá, observa todo lo dispuesto, toma los palillos y empieza a comer. Parece conforme con lo que ordené, y de todos modos estaba en su lista de anteriores pedidos. Una de la que la difunta Rosseane se encargó de dejar a la nueva asistente, además de muchos otros detalles respecto a él que me hacen pensar que le conocía muy bien. Todo muy útil, ademas que me gusta eso de no tener que adivinar lo que le gusta comer al jefe; no obstante, el ambiente se siente raro. ―¿No
Trabajar cerca de él no es una excusa para abordarme de este modo, tal vez es la que estoy poniendo, pero, no quiero tener que hablar con ella. Tampoco quiero hablar de Oliver. ¿Qué podría decirle? —Anda, sube, no tenemos todo el tiempo, además quiero que esto quede entre tú y yo. La mujer es insistente y prácticamente me obliga a sentarme a su lado en el puesto de atrás. El auto no es una limosina, pero si lo suficiente amplio y lujoso para aislarnos un poco de la cabina de conducción. Luego que estoy allí sonríe satisfecha y manda a poner el auto en marcha. No sé cuáles sean las razones por las que Oliver no está contento con ella, pero podría imaginarlo. —No sé qué crea que pueda decirle que sea de interés para usted, tengo poco tiempo de haber comenzado en el puesto, tampoco conozco al señor Wallflower —expongo reacia. Quiero bajarme, me siento incómoda y pensar que parte de la discusión con él es porque pretendí sentirme mal por ell
Había pensado que de verdad preguntaría sobre las intenciones de esa mujer, pero se mantuvo en que no le importaba. Después de dejarme en casa seguí pensando en ello y terminé frustrada porque, aunque pareciera que lo estoy conociendo un poco, sigo sin entenderlo del todo. No es difícil pensar que estaba recriminándome. Es claro para mí que conoce mi condición, pero me enoja que crea que puede usarlo contra mí. En el fondo imaginé que me comprendía y eso era bueno para mí porque es esa falta de comprensión la que ha faltado en mi familia. Es odioso cuando te juzgan y creen que eres lo peor y ya no tienes remedio. Mi padre no me determina, pero tampoco me deja en paz porque cree que eso es lo que debe hacer por mí para que no cometa otra vez el mismo error. Debería saber que no es algo que quiera repetir porque, aunque nunca me lo pregunte aprendí mi propia lección. Paso la mañana ensimismada en mi trabajo. Oliver está cumpliendo una apretada agenda de reunion
Oliver Después de haber realizado la acción es que me percato de mi inusual arranque. Cuando la separó de mí ella luce confusa. Incluso yo lo estoy. No soy de hacer ese tipo de cosas demasiado empalagosas y en definitiva no es nada propio de alguien que lo último que ha sido en su vida es afectuoso. Tal vez fue un ímpetu que no tuve la primera vez, pero fue porque antes de eso no tenía idea de nada. Es tonto pensarlo, pero hasta ahora no sabía cómo se siente dar un abrazo. Mis interacciones con mujeres hasta este momento no tenían nada de sentimental, sin embargo, Allegra me genera sensaciones que contradicen mis propias reglas y debe ser porque es la primera vez que me identifico con alguien. Es extraño, pero es como si por fin hubiera encontrado a alguien con quien pudiera entenderme y lo irrisorio es que en el fondo no sé cómo sentirme con ello. No sé si Rosseane la puso ante mí con ese propósito; sin embargo, logró que me f
Oliver debe estar jugándome una broma; sin embargo, me ha dejado anonadada. Ha dicho nunca; pero ¿cómo es eso posible? Si es que lo es. ¿Acaso es virgen? Eso es ridículo. Le miro y con todo lo que sabe hacer es imposible pensar que nunca ha estado con una mujer. ¡Cielos! Este hombre está lleno de sorpresas que te dejan boquiabierta. En el caso de que sea cierto, ¿Cómo lidio con eso? ―Estás pensando en ello, ¿verdad? ―habla justo cuando intento abrir la puerta, las llaves resbalan de mi mano cayendo al piso haciendo ruido, y antes de que pueda moverme y tomarlas él las recoge por mí. ―Hazte a un lado ―masculla poniéndose frente a la puerta―, ¿no crees que soy yo quien debería estar nervioso? ―añade abriéndola. ―¡Es que dices esas cosas! ―exclamo mirándole con recelo. ―Estoy siendo sincero al respecto ―responde y es el primero en entrar, entonces recuerdo que no limpio desde hace más de una semana y eso me avergüenza un
―¿Vas a quedarte allí mirándome ―dice espantándome? Me espabilo sintiéndome avergonzada, ni que fuera la primera vez que estamos en una situación tan cercana. Él ha visto más de mí de lo que vio alguna vez Adrian, sin embargo, mi reacción es porque no ha sido, al contrario. Me recompongo un poco mientras observo como toma asiento en la cama, pero no ayuda que me fije en sus piernas largas abiertas y los pies descalzos. Si pensaba que no iba en serio con esto, cada vez quedan menos dudas. Alguna vez pensé que me volvía loca, ahora me alborota como si hubiera vuelto a la adolescencia. ¿Vamos a coger? ¡Qué cuernos! ―V-Voy a lavarme los dientes ―farfullo y corro al baño sin demora. Pensé que estaría hecho un desastre, pero él ha dejado todo como lo dejé, incluso su ropa está doblada sobre una repisa. Encima están sus calcetines, pero no sus calzoncillos, y eso hace arder mis mejillas y retorcer las piernas. Tomo aire varias veces y