— ¿Usted… que hace usted aquí?—Preguntó Maryam molesta por lo sucedido. No entendía qué había pasado ni por qué estaba ahí el mejor amigo de Darius y mucho menos porque su pequeña decía haber encontrado a su papá.— No cariño, este señor no es tu papá — explicó Maryam agachándose a la altura de la pequeña para que ella entendiera que se había equivocado.— Mami, pero…— la pequeña no soltaba la mano del hombre y Maryam lo observó desde abajo con molestia, sin entender por qué tenía a su hija sujeta.¿Es que Darius se había dado cuenta y pretendía llevársela?— No sé que pretende, pero será mejor que se vaya — dijo Mariam poniéndose de pie de nuevo para mirar a ese hombre con semblante desafiante.— Lo siento, no puedo irme, deberíamos hablar a solas — insistió Alí.Maryam resopló, pero asintió, cuanto antes zanjaran aquello antes se iría ese hombre y la dejaría tranquila a ella y a sus hijos.— Acompañame — le pidió caminando hasta su habitación, no era partidaria de meter a ningún ti
Aquella mañana el alboroto en la cocina era más del habitual en casa de Maryam, los niños todavía dormían, ya que era fin de semana y no tenían que ir a la escuela, por eso le llamó especialmente la atención la forma en que Ana hablaba, demasiado fuerte, por lo que empezó a preocuparse, pero lo que definitivamente hizo que Maryam saliera volando de la cama fue escuchar a su madre llorar.Poco le importó estar en camisón, se puso rápidamente una bata que tenía al lado de la cama y corrió al salón para quedarse petrificada al ver a quien creía perdida, esa persona por la que se había sentido durante todos esos años culpable, su hermana Sahira.Maryam se quedó parada, congelada frente a la imagen de su madre y su hermana abrazándose, siempre creyó que ese día en el que fueron concebidos sus hijos y su hermana se ofreció a ayudarla, algo muy malo le había ocurrido.Después de aquello le pareció verla un par de veces en el casino, pero siempre la perdió de vista y nunca pudo corroborar que
— Dígale que asistiré.El repartidor asintió conforme y se marchó feliz de haber llevado a cabo la tarea que le había mandado su rey.— Vaya, alguien muy rico debe estar interesado en ti porque no cualquiera puede permitirse comprar en esa tienda — dijo Sahira muerta de envidia, pero intentando parecer amigable — ¿Quién te lo envía?— Un amigo —Respondió Maryam quien no podía contar que aquello era simplemente un trabajo, que ella se estaba haciendo pasar por novia de un señor muy importante para que su madre dejará de presionarlo con un matrimonio arreglado.— Ese amigo debe apreciarte mucho ¿No lo vas a abrir?— preguntó Sahira deseando ver que era lo que le habían regalado.Cuando Maryam abrió la caja del interior, sacó un hermoso vestido en un tono verdoso que le resaltaba muy bien los ojos, largo hasta los pies, entallado en la cintura, con un bonito escote, ni demasiado pronunciado ni demasiado recatado.Sin duda estaba hecho de seda, Sahira lo sabía con solo mirarlo, pero todaví
— No, de verdad que yo no voy a dejar que me acompañes, me puede llevar el chófer que me trajo en el carruaje — explicó Maryam molesta consigo misma, ni siquiera tenía ganas de apartarse de él y aun así le prohibía que la acompañara, pero era mejor hacerlo de ese modo.— Lo siento, pero no voy a dejar que te marches sola, así que ya puedes ir quejándote todo el camino porque pienso acompañarte.Aseguró el rey mientras tomaba de la mano a Maryam sin ninguna contemplación y tiraba de ella hasta el carruaje, luego la invitó cortésmente a subir para llevarla a su destino.Ya no podía creerse que aquel hombre la estuviera tratando así y fuera capaz de meterla a la fuerza en aquel vehículo, sin duda las horas que había pasado con él habían sido un espejismo, porque de nuevo le demostraba lo poco capaz que era de aceptar un no por respuesta y esta vez no estaba drogado.— Es usted un idiota — dijo ella golpeándole el pecho con los puños para que la soltara una vez estuvieron dentro del carru
Poco tardaron en llegar al fin a su casa. Darius se bajó primero del carruaje y le ofreció la mano a ella para ayudarla a bajar también, Maryam creía que él se iría entonces, pero no fue tan fácil. Maryam cada vez se daba más cuenta que no había nada absolutamente relacionado con ese hombre que resultara fácil.— Creo que ya puedo entrar yo sola — Aseguró Maryam agradecida de que las luces estuvieran apagadas y ya todos estuvieran dormidos.— Déjame entrar…— pidió Darius acompañando a la mujer hasta la puerta de su casa y es que le seguía costando mucho despedirse de ella — Déjame pasar esta noche contigo.Maryam supo que si quería sacárselo de encima debía darle algo más de lo que le estaba dando, las protestas no habían servido de nada, así que intentaría convencerlo de otro modo siendo más cariñosa con él.Se giró y pasó los brazos alrededor del cuello de Darius dejando que él la rodeara por la cintura y la pegara a su cuerpo, estaba tan a gusto en sus brazos, sabía que es peligros
Un día nuevo de trabajo, aquella tarde le tocaba volver al casino y atender de nuevo a los clientes más importantes, sirviéndoles alguna copa, dándoles conversación o, simplemente, con su compañía, no era un trabajo que le gustará demasiado, algunos confundían sus atenciones con algo más y otros hasta le ofrecían dinero porque su compañía se volviera mucho más estrecha de un modo en el que no estaba dispuesta.A Maryam lo único que le apetecía era rechazarlos con malas palabras, algunos incluso se merecían ser golpeados, pero ella les ofrecía su mejor sonrisa y los rechazaba cortésmente, normalmente no insistían demasiado, solo una vez tuvo que intervenir uno de los guardias de la casa de apuestas porque un cliente se puso agresivo e insistente con ella.Pero le pasó factura, porque cuando él rey se enteró de que ese cliente se había atrevido a tocar a Maryam sin su consentimiento, apareció apaleado y con la entrada negada de por vida en la casa de apuestas, era una ley no escrita en
Aquello fue algo que realmente le extrañó y la puso en guardia ¿Cómo era que esa mujer sabía donde trabajaba? Y estaba segura de que Darío no se lo había dicho, ningún hombre tendría a su novia trabajando allí y mucho menos uno tan rico y poderoso como él, aquello descubriría rápidamente su tapadera.Le hubiera gustado avisar a su jefe de lo sucedido, pero no podían, aquella chica no le dio opción, así que llegó hasta el lugar donde la esperaba su supuesta suegra y respiró hondo para reunir valor.Maryam se quitó la máscara cuando entró en el salón privado en el que la habían citado y Padme la miró de arriba abajo, arrugando la nariz al ver ese vestido tan vulgar que llevaba la chica, enseñaba demasiado. ¿De verdad su hijo pretendía que la aceptara como nuera, que esa mujer fuera la próxima reina?— Siéntate Maryam, tenemos que hablar.Ella asintió y se quitó la máscara para luego sentarse en el lugar en el que su supuesta suegra le indicaba, no le pasó por alto la forma en que esa mu
Maryam estaba tan molesta y enojada que no tardó en marcharse, además debía pensar que hacer porque lo que estaba claro era que ella no podía perder a sus hijos y temía que si Darío se enteraba se los quitara, la madre era lo de menos o lo que ella le dijera, pero en el estado de nervioso en el que se encontraba no podía seguir allí.Así que tras cambiarse emprendió el camino a casa pensando en que podía hacer y cómo podía salvarse de eso que la acechaba, de ese futuro inminente del que le sería muy difícil huir.Pero a pesar de la preocupación que llevaba encima, no fue nada comparable con el espectáculo que encontró cuando llegó a casa.Al principio le costó muchísimo reaccionar al ver a su hermana con la cara cubierta de sangre, pero tras pestañear un par de veces, al cabo de unos pocos segundos corrió hacia ella.— ¿Qué te sucedió? ¿Estás bien?— preguntó muy asustada, buscando heridas en su rostro aunque sus manos fueron detenidas por las manos de su hermana antes de que le tocara