Jezabel voltea su teléfono y logra que me ría por el hombre que se encuentra en la imagen. Está desnudo, con tan solo un bóxer blanco puesto, pero que, ni con ese trozo de tela, logra tapar el gran paquete que tiene, y en su pecho puede verse un gran moño de regalo pegado. Giro hacia Aarón cuando escucho que se ahoga y comienza a toser, dejando el vaso de agua en la mesa. Sin dejar de reírme, le doy palmadas en su espalda, y veo como mi amiga se levanta, estando toda emocionada.—¿Nos vamos entonces? —Pregunto.—Ustedes quédense, disfruten un rato más, salgan a caminar, o váyanse a follar, tal cual como haré yo con este papasote…—Esta vez tomaré agua y me ahogaré a propósito —Exclama Aarón, una vez que se repone.—Stella, escríbele a la niñera de Sasha. Dile que acueste a dormir a mi hija temprano y que no la descuide, que llegaré mañana a casa. Esta noche no me aparezco ni aunque me paguen. —Se va al terminar de pronunciar esa frase y nos deja a Aarón y mi mirando el camino por dond
28 de enero de 2021. 11:33pm Aarón Abernathy. ¿Qué podría decir respecto a las casualidades? ¿A las ironías del destino? Bueno, en realidad, sí tengo algo muy importante que acotar. Tengo una opinión que, por más que quiera, no puedo callar. Lo que me gusta de las casualidades es que siempre suelen ser algo inesperado, suele pasar aquello que menos te esperas o llegar lo que no creías. Al mismo tiempo, es un punto en contra, porque no sabes si esta sorpresa puede ser positiva o negativa. Tengo la suerte de que, desde que conocí a Stella, son buenas. Un ejemplo de esto, es la noticia que me dio ayer: ¿Será posible que vayamos a la misma boda? No, Londres es enorme. No lo creo… No puede ser posible. ¿Verdad? ¿VERDAD? Luego de esa boda, tengo el evento de Richard, otro amigo, el cual tendrá la inauguración de su cadena de restaurantes. No quería ir porque Rianne estará allí y ella ya ha calmado su obsesión conmigo, o al menos, eso es lo que creo. No volvió a buscarme desde que tomé
29 de enero de 20216:00 amAarón AbernathyHacía mucho que no me levantaba de manera tan enérgica.Todas las mañanas, al despertar, lo hago sin quejas, con actitud positiva y hasta me doy el tiempo de hacer un poco de ejercicio, pero lo hago por mi bienestar físico y mental, trato de verle lo bueno a la vida, como siempre dice mamá. Sin embargo, esta vez no estoy pensando en mí. Me estoy levantando, sin dejar de sonreír, mover mis caderas mientras escucho las últimas estrofas de la canción que tienen puesta en el canal televisivo que ya está despidiendo su programa mañanero, antes de que comience el siguiente, el cual suele ser el noticiero matutino.Mejor que no se entere Ángel que hoy no sintonicé su canal deportivo, donde dan el programa de ejercicios. Es con ese que me activo a movilizarme y quitarme el sueño de encima, pero hoy, debo darme prisa, no estoy para eso.No dejo de bailar aun cuando acaba la canción y preparo un sándwich simple, con tan solo jamón, queso cheddar y tom
Stella se acomoda en su asiento, sentándose recta. Noto que está nerviosa cuando empieza a mover una de sus piernas en un ritmo constante. Coloco mi mano en su rodilla y la acaricio un poco, y ella deja de moverla. Cuando volteo a mirarla, ella ya se encuentra mirándome, y su sonrisa me hace sonreír también. La escena se ve empañada cuando la turbulencia esta vez es mucho más fuerte y Stella grita, yéndosele la vida en ello. Yo trato de abrazarla, pero nuestros cinturones impiden el contacto. Otra turbulencia impacta con más fuerza y con un poco más de duración que las anteriores.—¡¿Qué te hice Dios?! ¡¿Por qué me castigas de esta manera?! —Pregunta Stella, y casi me quiero carcajear, pero cuando veo sus lágrimas caer y sus manos temblar, decido soltar mi cinturón y subir el apoya brazos que separaba nuestros cuerpos, para atraerla contra mí y abrazarla.Juro que siento mis huesos crujir por la fuerza de su agarre en mi cuello, pero no me quejo.—Stella, cálmate. Ya todo pasó, ¿de ac
Stella recibe la llamada de sus padres en su fiesta de cumpleaños.Narrador Omnisciente.—¿Puedo saber qué estás haciendo? —Preguntó Stella en cuanto entró en la habitación de su mejor amiga. Tenía ya un buen rato sin verla y se estaba preocupando.Jezabel se sobresaltó e intentó esconder el celular que tenía entre sus manos, pero fue en vano, porque su amiga igual la vio.—Nada…—¿Qué haces con mi teléfono? —Stella se cruzó de brazos y la miró, esperando una respuesta.—Pues… —Miró hacia todos lados. Cosa que hacía cuando quería inventar una rápida respuesta, pero ya Gilabert la conocía como a la palma de su mano.—¿Pues…?—Verás… Yo…—¡Habla ahora Relish! —Demandó. Jezabel supo que su amiga estaba perdiendo la paciencia, ya que la llamó por su apellido.—Solo quería hacer una travesura. Enviarle un mensaje a Aarón donde le declaras tu amor y ya…—¡¿Y ya?! ¡¿Te parece que eso es poco?! —De manera histérica se aceró a Jezabel y le arrebató el celular de sus manos —. Dime que no llegas
Stella.—Malditos nervios —murmuro para mí misma, mientras termino de ponerme el vestido.La verdad es que quisiera tener a mi mejor amiga aquí conmigo. No hay nada que pueda ser más fortalecedor que tener el apoyo de aquella persona que ha sido incondicional en tu vida; de aquella persona que te ha dado la fuerza de seguir adelante, que ha mostrado que vivir vale la pena y que te motiva a intentar hacer las cosas, aun cuando sientes que eres un fracaso en ella o que no te ves bien con ello.En este momento, vuelvo al dilema del vestido. ¿Me veo bien o no? ¿Debería cambiarlo por uno más largo? ¿Mejor me pongo el traje de dos piezas que compré inesperadamente en el aeropuerto luego de que me entrara un ataque de nervios por darme cuenta de que le había soltado todo tan inesperadamente a Aarón? ¿Seguirá queriéndome conquistar luego de haber soltado las dudas que albergaba en mi mente después de enterarme que había llegado el momento en el que mi ex y mi hermana finalmente se casarían?D
—¿Puedo pedirte permiso, señor…? —Aarón deja la pregunta en el aire, esperando a que mi tío le dé su nombre. Yo aprieto mis labios con fuerza, conteniendo las ganas de reír. —Señor Huesos. —¿Señor Huesos? —Aarón frunce el ceño. —¿Algún problema con mi nombre, muchacho? —Ninguno, señor. —Perfecto. Entonces… ¿Qué me decías? —Si me das tu permiso para llevarme a la señorita Gilabert como mi pareja en esta boda y que así hagamos nuestra entrada juntos… —¿Prometes cuidarla, tratarla bien, lindo y con respeto, hasta que acabe la pendejada de teatro que han montado? —Aarón sigue con su frente arrugada en confusión y yo no puedo evitar carcajearme con más fuerza. Es obvio que mi tío hizo una mala broma sobre las palabras que suele decir el padre en plena ceremonia. —Lo prometo. —Asegura Aarón. —Te estaré vigilando, y si, en algún momento llegas a faltar a tu palabra, te las verás conmigo, muchacho. —Me parece justo. —Bien. Ahora váyanse, antes de que salga la arpía de tu madre a pel
Stella Gilabert.En medio de todo el alboroto que se había formado en plena iglesia debido a lo que había dicho mi tío, la canción correspondiente para el inicio de la boda, se hizo presente. Todas y cada una de las personas que se habían acercado al pequeño círculo familiar que habíamos formado mientras conversábamos, regresaron a su lugar, para poder comenzar con lo que mi tío Huesos no paraba de decir que era un teatro infernal.Aarón y yo caminamos hacia una de las bancas, él, como buen caballero que es, me permitió pasar adelante y luego se sentó él, quien fue removido también en cuanto mi tío se sentó a su lado. Aarón quedó entre nosotros dos y lejos a lo que yo creía que pasaría, él no podía dejar de sonreír.—Me encanta tu familia, es tan… venenosa. —Dijo.—Y la reina principal del veneno es mi hermana, lo tiene en su lengua. —Huisel estuvo de acuerdo.—Me gusta, siento que son como un deseo por el que debo pasar para poder obtener la recompensa mayor. —Él voltea a mirarme, y