Gente, ya se viene el drama. Yo cumplo con avisarles. Je. Nos vemos mañana. Se les quiere.
29 de enero de 20216:00 amAarón AbernathyHacía mucho que no me levantaba de manera tan enérgica.Todas las mañanas, al despertar, lo hago sin quejas, con actitud positiva y hasta me doy el tiempo de hacer un poco de ejercicio, pero lo hago por mi bienestar físico y mental, trato de verle lo bueno a la vida, como siempre dice mamá. Sin embargo, esta vez no estoy pensando en mí. Me estoy levantando, sin dejar de sonreír, mover mis caderas mientras escucho las últimas estrofas de la canción que tienen puesta en el canal televisivo que ya está despidiendo su programa mañanero, antes de que comience el siguiente, el cual suele ser el noticiero matutino.Mejor que no se entere Ángel que hoy no sintonicé su canal deportivo, donde dan el programa de ejercicios. Es con ese que me activo a movilizarme y quitarme el sueño de encima, pero hoy, debo darme prisa, no estoy para eso.No dejo de bailar aun cuando acaba la canción y preparo un sándwich simple, con tan solo jamón, queso cheddar y tom
Stella se acomoda en su asiento, sentándose recta. Noto que está nerviosa cuando empieza a mover una de sus piernas en un ritmo constante. Coloco mi mano en su rodilla y la acaricio un poco, y ella deja de moverla. Cuando volteo a mirarla, ella ya se encuentra mirándome, y su sonrisa me hace sonreír también. La escena se ve empañada cuando la turbulencia esta vez es mucho más fuerte y Stella grita, yéndosele la vida en ello. Yo trato de abrazarla, pero nuestros cinturones impiden el contacto. Otra turbulencia impacta con más fuerza y con un poco más de duración que las anteriores.—¡¿Qué te hice Dios?! ¡¿Por qué me castigas de esta manera?! —Pregunta Stella, y casi me quiero carcajear, pero cuando veo sus lágrimas caer y sus manos temblar, decido soltar mi cinturón y subir el apoya brazos que separaba nuestros cuerpos, para atraerla contra mí y abrazarla.Juro que siento mis huesos crujir por la fuerza de su agarre en mi cuello, pero no me quejo.—Stella, cálmate. Ya todo pasó, ¿de ac
Stella recibe la llamada de sus padres en su fiesta de cumpleaños.Narrador Omnisciente.—¿Puedo saber qué estás haciendo? —Preguntó Stella en cuanto entró en la habitación de su mejor amiga. Tenía ya un buen rato sin verla y se estaba preocupando.Jezabel se sobresaltó e intentó esconder el celular que tenía entre sus manos, pero fue en vano, porque su amiga igual la vio.—Nada…—¿Qué haces con mi teléfono? —Stella se cruzó de brazos y la miró, esperando una respuesta.—Pues… —Miró hacia todos lados. Cosa que hacía cuando quería inventar una rápida respuesta, pero ya Gilabert la conocía como a la palma de su mano.—¿Pues…?—Verás… Yo…—¡Habla ahora Relish! —Demandó. Jezabel supo que su amiga estaba perdiendo la paciencia, ya que la llamó por su apellido.—Solo quería hacer una travesura. Enviarle un mensaje a Aarón donde le declaras tu amor y ya…—¡¿Y ya?! ¡¿Te parece que eso es poco?! —De manera histérica se aceró a Jezabel y le arrebató el celular de sus manos —. Dime que no llegas
Stella.—Malditos nervios —murmuro para mí misma, mientras termino de ponerme el vestido.La verdad es que quisiera tener a mi mejor amiga aquí conmigo. No hay nada que pueda ser más fortalecedor que tener el apoyo de aquella persona que ha sido incondicional en tu vida; de aquella persona que te ha dado la fuerza de seguir adelante, que ha mostrado que vivir vale la pena y que te motiva a intentar hacer las cosas, aun cuando sientes que eres un fracaso en ella o que no te ves bien con ello.En este momento, vuelvo al dilema del vestido. ¿Me veo bien o no? ¿Debería cambiarlo por uno más largo? ¿Mejor me pongo el traje de dos piezas que compré inesperadamente en el aeropuerto luego de que me entrara un ataque de nervios por darme cuenta de que le había soltado todo tan inesperadamente a Aarón? ¿Seguirá queriéndome conquistar luego de haber soltado las dudas que albergaba en mi mente después de enterarme que había llegado el momento en el que mi ex y mi hermana finalmente se casarían?D
—¿Puedo pedirte permiso, señor…? —Aarón deja la pregunta en el aire, esperando a que mi tío le dé su nombre. Yo aprieto mis labios con fuerza, conteniendo las ganas de reír. —Señor Huesos. —¿Señor Huesos? —Aarón frunce el ceño. —¿Algún problema con mi nombre, muchacho? —Ninguno, señor. —Perfecto. Entonces… ¿Qué me decías? —Si me das tu permiso para llevarme a la señorita Gilabert como mi pareja en esta boda y que así hagamos nuestra entrada juntos… —¿Prometes cuidarla, tratarla bien, lindo y con respeto, hasta que acabe la pendejada de teatro que han montado? —Aarón sigue con su frente arrugada en confusión y yo no puedo evitar carcajearme con más fuerza. Es obvio que mi tío hizo una mala broma sobre las palabras que suele decir el padre en plena ceremonia. —Lo prometo. —Asegura Aarón. —Te estaré vigilando, y si, en algún momento llegas a faltar a tu palabra, te las verás conmigo, muchacho. —Me parece justo. —Bien. Ahora váyanse, antes de que salga la arpía de tu madre a pel
Stella Gilabert.En medio de todo el alboroto que se había formado en plena iglesia debido a lo que había dicho mi tío, la canción correspondiente para el inicio de la boda, se hizo presente. Todas y cada una de las personas que se habían acercado al pequeño círculo familiar que habíamos formado mientras conversábamos, regresaron a su lugar, para poder comenzar con lo que mi tío Huesos no paraba de decir que era un teatro infernal.Aarón y yo caminamos hacia una de las bancas, él, como buen caballero que es, me permitió pasar adelante y luego se sentó él, quien fue removido también en cuanto mi tío se sentó a su lado. Aarón quedó entre nosotros dos y lejos a lo que yo creía que pasaría, él no podía dejar de sonreír.—Me encanta tu familia, es tan… venenosa. —Dijo.—Y la reina principal del veneno es mi hermana, lo tiene en su lengua. —Huisel estuvo de acuerdo.—Me gusta, siento que son como un deseo por el que debo pasar para poder obtener la recompensa mayor. —Él voltea a mirarme, y
Stella Gilabert. Profundiza el beso, tomando la parte trasera de mi cuello y manejándome a su antojo. Yo coloco mis manos en mi cintura y simplemente me dejo hacer. Podría vivir así por siempre y estaría encantada. Nuestros labios son una mezcla de sincronización que en un momento baja de intensidad y al siguiente nos estamos comiendo sin poder detenernos. Cuando su lengua se encuentra con la mía gimo, lo que hace que habrá la boca, y, por ende, él aprovecha para ahondar con más fuerza. Este hombre está nublando mi mente, mi cuerpo, mi alma. Me tiene por completo, ya no puedo negarlo más, la cuestión es que ahora que sé con certeza lo que siento, tengo miedo verdadero miedo de que se arruine. Antes tenía la certeza de que acabaría antes de empezar, y estaba bien con eso porque no sabía que llegaría a ser tan importante para mí. Sin embargo, ahora que sé lo que es tenerlo en mi vida, lo maravilloso que es tener su atención completa y no a medias, que me dé mi lugar, me quiera, me def
Stella Gilabert.—¡¿Qué carajos, Rianne?! —Aarón se separa bruscamente de ella. Y de no ser porque sé que ella se lo ha buscado, estaría defendiéndola en este momento por como él acaba de empujarla. Sé ve tan furioso, que no tengo duda alguna de que lo está, y debido a ello, no ha medido su fuerza al apartarla —. ¡Me tienes harto! ¡Harto!—¿Qué te pasa a ti? ¡¿Cómo te atreves a empujarme así?! —Rianne lleva su mano hacia su espalda, donde se ha golpeado al impactar contra el filo de la mesa al haber sido empujado.—¡¿Cuándo piensas déjame ir?! Te recuerdo que estamos así por tu culpa. ¡Por tu jodida culpa!—Entonces… Si yo no te hubiese sido infiel o tú nunca me hubieses descubierto, ¿estaríamos juntos todavía? —Se cruza de brazos, y entiendo que ella hizo la pregunta solo porque yo estoy aquí. Me ha visto quedarme parada en la puerta, paralizada, luego del intento de beso que ella le dio a él.—No soy adivino para saber qué pudo haber pasado luego.—Eso habla mucho de ti.—Eso habla