— Lo sé, lo sé; pero esta vez voy a defenderme yo sola, prométeme que no intervendrás, no quiero que nada malo les pase a ustedes dos. Si los pierdo también no lo soportaría— muy a su pesar volvió a sentarse, depositando un beso en el revés de mi mano, — Tranquila; mi niña, nada malo nos pasará a nosotros. Si estoy viejo, pero aún puedo darle sus buenos golpes a más de uno— sonrió sacando pecho, — De eso no queda duda, eres muy fuerte— le aseguré mientras tomaba la taza de té. Las horas pasaban, mientras los tres seguíamos ahí en nuestro mundo, olvidando la maldad que se escondía afuera, por lo menos por esta tarde. Contemplaba con melancolía una de las tantas fotografías donde mi querida Clara, sonreía rebosante de vida, era inevitable recordarla, todo en esta casa aún tenía su aroma; en ella los años no habían pasado, cada espacio seguía igual, solo su presencia faltaba. Ambos me contaron, hasta con detalles, todo lo que me había perdido en estos años, es lindo saber que
Tras un breve momento para desayunar, la mañana se veía bastante cargada, fuimos a ver el apartamento y en efecto este estaba cerca de todo. Un lugar bonito y amplio. El apartamento estaba en el último piso y eso era bueno, podía perderme en el enorme espacio de la terraza. Contaba con tres habitaciones; dos baños, cocina; comedor y un living espacioso. También tenía un buen precio de venta y terminó convenciéndome, sin dudar firme los papeles, haciéndome la propietaria de ese lugar. Luego le pedí a Steven que me dejara en el hospital y fuera a levantar las maletas y hacer los arreglos pertinentes en el nuevo hogar. Este para mi suerte ya estaba amueblado, pero de todos modos quise hacer algunos cambios menores, ahí tendríamos cada uno su intimidad y un cuarto extra para cuando papá viniera a verme. —Buenos días— una enfermera encargada de la recepción me saludó apenas cruzando las puertas, — Hola buen día, soy Fernanda la accionista, ¿podrías decirme donde queda mi oficina?
Salí de ahí conteniendo el oxígeno en mis pulmones, me dolía ser tan brusca con él, pero no me dejaba opción, su romance con ella me dolía y no quería verme como la despechada en esta historia. En este momento solo quería ser la responsable de llevar a los culpables frente la justicia, no de terminar una relación que comenzó en mi ausencia, solo quiero que los que amo estén bien y por eso estoy aquí, a pesar de todo me conformo con verlos felices. Hasta que mis planes finalicen, en ese momento decidiré que hacer conmigo, si quedarme o tomar vuelo a otro sitio y empezar de cero. —¿Matt?, ¿qué haces aquí? — su vos me saco del abismo donde ella me había dejado, — Nada Lupe, solo vine a hablar de algo con Fernanda, pero no estaba. — Mmm, está bien; solo vine a recordarte que tus pacientes de las 15 ya te están esperando— comento apuntado al reloj en su muñeca, — Bien, ya voy— luego de verla partir, respiré hondo y salí de ahí, chocándome de frente con un imbécil más, — Si
Volvía a casa contento por haber encontrado varias barras de su chocolate favorito, sabía que nuestro bebé tenía fascinación por esta marca y ver su alegría al probarlo me alegraba el día. Al salir del ascensor inmediatamente escuchó los gritos de Renata, salí corriendo y entre dándole una patada a la puerta. Pude ver a un hombre tirado en el suelo recuperando el aliento y al otro lado de la habitación, mi loquita estaba a punto de rebanarle el cuello a una mujer. Me dirigí hacia ella, tomándola de sus manos y girándola hacia mí; presionando su cuerpo contra mi pecho. La mujer cayó al suelo, agarrando instintivamente su cuello con las manos, — ¿Qué pasa Renata?, ¿quiénes son estas personas? — le pregunté levantando su mirada para qué se cruzará con la mía, — ¡Son solo basura que ya mismo me voy a encargar de tirar a la trituradora! — me dijo con odio y rabia. Muy pocas veces en mi vida la había visto así, en tal grado de enojo, en sus ojos el destello de sangre era evidente
Un mensaje me confirma la llegada de Steven que ya está afuera esperándome, me pongo mi saco largo; tomo la cartera y salgo del despacho, rumbo a la salida, — He Fer— otra persona vuelve a detenerme, — Dime Pablo, ¿qué precisas? — le pregunto con calma, — Solo quiero darte esta invitación, para el viernes 26 dentro de dos semanas— tomo la tarjeta abriéndola, — Qué bonito chico, claro que estaré ahí, no me perdería una reunión con ustedes ni loca— le contesto sonriente, — Perfecto, ya disté tu palabra y no te puedes echar para atrás— me responde mientras retoma su camino hacia emergencias. Por fin, en la salida, apresure mi camino para no cruzarme con Matt, que se encontraba recostado en su auto fumando un cigarro, al llegar cerca de mi auto, Steven bajo rápidamente para abrirme la puerta como un caballero, — Muchas gracias, Steven— le digo cordialmente. Mientras subo en el lado del copiloto y él cierra la puerta, de reojo puedo ver como él apretaba los puños al ver
Estos días han sido asfixiantes, Matt no pierde oportunidad para poder hablar conmigo del pasado, no sé cómo diablos hacerle entender que eso fue olvidado. Puedo notar el disgusto en la cara de Luisa cada vez que nos cruzamos y creo que es mutuo. Desde que nos cruzamos en el ascensor, ella me mira con más bronca, es una locura seguir pensando que sin saberlo compré mi apartamento, en el mismo bloque, donde él, Luca y Renata viven. Su cara de asombro y disgusto, al descubrir que Steven y yo vivimos juntos, daba miedo, por sus gestos, la presión que ejerció en sus puños al cerrarlos, era evidente que se murió de celos, al verme del brazo de Steven. Si no logra controlarse y dejarme vivir mi vida, no sé qué más are, las opciones para alejarlo se me están agotando. Voy perdida en mis pensamientos, camino a mi despacho, cuando alguien toma mi mano encerrándome en uno de los consultorios, — Pero, ¿qué haces Matt? — le digo claramente disgustada, soltándome de su agarre, — Ahora s
Cuando llegamos a casa, solo tenía deseos de encerrarme en mi habitación y no hablar con nadie, estaba enojada; dolida, cansada de toda esta situación. Antes de entrar en la habitación, mire a Steven por última vez, — Hasta mañana, que descanses— me despedí de él, pero cuando iba a cerrar la puerta, él me detuvo acercándose a mí, esta actitud repentina me sorprendió, — Necesito decirte algo, sé que no está en tus planes; que no es el momento, pero quiero que sepas que me he enamorado de ti. Su confesión me tomó por sorpresa, cuando quise responderle, él tapó mis labios con su mano, — No digas nada Fer, sé que en este momento en lo único que piensas es en que esas personas paguen por lo que te hicieron, y quieres recuperar tu vida poco a poco, yo solo te pido que cuando estés lista, me otorgues la dicha de darme una oportunidad. Luego de terminar sus palabras se dirigió a su cuarto, cerrando la puerta tras él, dejándome sola, con una cara de asombro y pena. Nunca quise que
—Seme sincera, ¿ya no sientes nada por él? — su pregunta era difícil de responder, suspiré de nuevo antes de decir palabras, — No lo sé. Me dolió saber que él está con ella, pero puedo entenderlo, yo estaba muerta— argumente sin mirarla a los ojos, — Fer, si lo amas aún, no puedes negarlo— me dijo apoyando su mano en la mía, — Puede ser, pero ya no hay chances para nosotros, él formó su vida con ella y yo, bueno, yo solo tengo deseos de venganza, es el plan que empecé— pronuncié, intentando cambiar de tema, —¿Venganza?, tú eres noble, no puedo verte en ese papel. — Lo era Lu, pero por esas personas lo perdí todo, no puedo dejarlos salir de esta impune— necesitaba que por lo menos ella me comprendiera, — Te entiendo amiga mía, pero prométeme que no aras nada que te ponga en riesgo— me observó con angustia acariciando mi mano, — Tranquila Lu, planee esto detalladamente antes de volver y lo sigo planeando, la primera parte salió como lo esperaba. Bruno casi se muere cua