Salí de ahí conteniendo el oxígeno en mis pulmones, me dolía ser tan brusca con él, pero no me dejaba opción, su romance con ella me dolía y no quería verme como la despechada en esta historia. En este momento solo quería ser la responsable de llevar a los culpables frente la justicia, no de terminar una relación que comenzó en mi ausencia, solo quiero que los que amo estén bien y por eso estoy aquí, a pesar de todo me conformo con verlos felices. Hasta que mis planes finalicen, en ese momento decidiré que hacer conmigo, si quedarme o tomar vuelo a otro sitio y empezar de cero. —¿Matt?, ¿qué haces aquí? — su vos me saco del abismo donde ella me había dejado, — Nada Lupe, solo vine a hablar de algo con Fernanda, pero no estaba. — Mmm, está bien; solo vine a recordarte que tus pacientes de las 15 ya te están esperando— comento apuntado al reloj en su muñeca, — Bien, ya voy— luego de verla partir, respiré hondo y salí de ahí, chocándome de frente con un imbécil más, — Si
Volvía a casa contento por haber encontrado varias barras de su chocolate favorito, sabía que nuestro bebé tenía fascinación por esta marca y ver su alegría al probarlo me alegraba el día. Al salir del ascensor inmediatamente escuchó los gritos de Renata, salí corriendo y entre dándole una patada a la puerta. Pude ver a un hombre tirado en el suelo recuperando el aliento y al otro lado de la habitación, mi loquita estaba a punto de rebanarle el cuello a una mujer. Me dirigí hacia ella, tomándola de sus manos y girándola hacia mí; presionando su cuerpo contra mi pecho. La mujer cayó al suelo, agarrando instintivamente su cuello con las manos, — ¿Qué pasa Renata?, ¿quiénes son estas personas? — le pregunté levantando su mirada para qué se cruzará con la mía, — ¡Son solo basura que ya mismo me voy a encargar de tirar a la trituradora! — me dijo con odio y rabia. Muy pocas veces en mi vida la había visto así, en tal grado de enojo, en sus ojos el destello de sangre era evidente
Un mensaje me confirma la llegada de Steven que ya está afuera esperándome, me pongo mi saco largo; tomo la cartera y salgo del despacho, rumbo a la salida, — He Fer— otra persona vuelve a detenerme, — Dime Pablo, ¿qué precisas? — le pregunto con calma, — Solo quiero darte esta invitación, para el viernes 26 dentro de dos semanas— tomo la tarjeta abriéndola, — Qué bonito chico, claro que estaré ahí, no me perdería una reunión con ustedes ni loca— le contesto sonriente, — Perfecto, ya disté tu palabra y no te puedes echar para atrás— me responde mientras retoma su camino hacia emergencias. Por fin, en la salida, apresure mi camino para no cruzarme con Matt, que se encontraba recostado en su auto fumando un cigarro, al llegar cerca de mi auto, Steven bajo rápidamente para abrirme la puerta como un caballero, — Muchas gracias, Steven— le digo cordialmente. Mientras subo en el lado del copiloto y él cierra la puerta, de reojo puedo ver como él apretaba los puños al ver
Estos días han sido asfixiantes, Matt no pierde oportunidad para poder hablar conmigo del pasado, no sé cómo diablos hacerle entender que eso fue olvidado. Puedo notar el disgusto en la cara de Luisa cada vez que nos cruzamos y creo que es mutuo. Desde que nos cruzamos en el ascensor, ella me mira con más bronca, es una locura seguir pensando que sin saberlo compré mi apartamento, en el mismo bloque, donde él, Luca y Renata viven. Su cara de asombro y disgusto, al descubrir que Steven y yo vivimos juntos, daba miedo, por sus gestos, la presión que ejerció en sus puños al cerrarlos, era evidente que se murió de celos, al verme del brazo de Steven. Si no logra controlarse y dejarme vivir mi vida, no sé qué más are, las opciones para alejarlo se me están agotando. Voy perdida en mis pensamientos, camino a mi despacho, cuando alguien toma mi mano encerrándome en uno de los consultorios, — Pero, ¿qué haces Matt? — le digo claramente disgustada, soltándome de su agarre, — Ahora s
Cuando llegamos a casa, solo tenía deseos de encerrarme en mi habitación y no hablar con nadie, estaba enojada; dolida, cansada de toda esta situación. Antes de entrar en la habitación, mire a Steven por última vez, — Hasta mañana, que descanses— me despedí de él, pero cuando iba a cerrar la puerta, él me detuvo acercándose a mí, esta actitud repentina me sorprendió, — Necesito decirte algo, sé que no está en tus planes; que no es el momento, pero quiero que sepas que me he enamorado de ti. Su confesión me tomó por sorpresa, cuando quise responderle, él tapó mis labios con su mano, — No digas nada Fer, sé que en este momento en lo único que piensas es en que esas personas paguen por lo que te hicieron, y quieres recuperar tu vida poco a poco, yo solo te pido que cuando estés lista, me otorgues la dicha de darme una oportunidad. Luego de terminar sus palabras se dirigió a su cuarto, cerrando la puerta tras él, dejándome sola, con una cara de asombro y pena. Nunca quise que
—Seme sincera, ¿ya no sientes nada por él? — su pregunta era difícil de responder, suspiré de nuevo antes de decir palabras, — No lo sé. Me dolió saber que él está con ella, pero puedo entenderlo, yo estaba muerta— argumente sin mirarla a los ojos, — Fer, si lo amas aún, no puedes negarlo— me dijo apoyando su mano en la mía, — Puede ser, pero ya no hay chances para nosotros, él formó su vida con ella y yo, bueno, yo solo tengo deseos de venganza, es el plan que empecé— pronuncié, intentando cambiar de tema, —¿Venganza?, tú eres noble, no puedo verte en ese papel. — Lo era Lu, pero por esas personas lo perdí todo, no puedo dejarlos salir de esta impune— necesitaba que por lo menos ella me comprendiera, — Te entiendo amiga mía, pero prométeme que no aras nada que te ponga en riesgo— me observó con angustia acariciando mi mano, — Tranquila Lu, planee esto detalladamente antes de volver y lo sigo planeando, la primera parte salió como lo esperaba. Bruno casi se muere cua
Cuando se detuvieron sus ojos estáticos en mí, los hizo poner pálidos en segundos, al darse cuenta de que una gota de sangre corría en mis labios hacia mi mentón, — Fernanda— la vos preocupada de ambos volvió a hacerse presente. Yo solo alejé a Steven de mí y tomé a Matt por su campera. Con dificultad lo llevé a tirones hacia la salida, —Te vas ahora— le ordené con enojo, Matt intentó hablar, pero no lo dejé. Una vez afuera cerré la puerta y caí al piso sujetándome el pecho e intentando respirar con más calma. En ese momento Steven caminó con apuro hacia mí, — No me toques —le dije con bronca, — Discúlpame Fernanda— aclaro su garganta y yo me levanté del suelo, —No quiero hablar contigo ahora— le respondí y caminé hacia mi cuarto cerrando la puerta tras de mí. Me senté en la cama y revisé mi pecho, notando el moretón que me habían dejado, mientras respiraba con dificultad porque el aire quemaba mi pecho al inhalar y exhalar. No hice ningún movimiento más, solo c
(En un motel) — ¿Qué pasa primor? — Nada que tenga que ver contigo— le contesté de mala gana, —Bueno, estás un poco fiera el día de hoy— me dijo con un tono seductor, — Puede ser, hay cosas que me molestan—me aprisiono a él, dándome besos en el hombro, — Quieres contarme. — Son temas con él, veo cosas y él me las oculta como si yo no me diera cuenta— le dije cerrando los ojos al sentir su mano debajo de mi pollera, — Bueno, nena, pero estamos aquí para sacarnos el estrés del día, porque no te olvidas de ese iluso un rato— lo miré un momento y comencé a besarlo apasionadamente, — Sabes; tienes razón— pasé mi mano por sus pectorales bien formados, que tanto me excitaban, luego volví a montarme en él para no perder más tiempo, danzando en las sábanas, en el mismo lugar de siempre… Luego de cinco días en el hospital, hoy por fin Lu; me dejó volver a casa, era un alivio salir de ahí al fin, Renata y ella me han cuidado bien, pero ya pasé mucho tiempo en una cama para se