(En un motel) — ¿Qué pasa primor? — Nada que tenga que ver contigo— le contesté de mala gana, —Bueno, estás un poco fiera el día de hoy— me dijo con un tono seductor, — Puede ser, hay cosas que me molestan—me aprisiono a él, dándome besos en el hombro, — Quieres contarme. — Son temas con él, veo cosas y él me las oculta como si yo no me diera cuenta— le dije cerrando los ojos al sentir su mano debajo de mi pollera, — Bueno, nena, pero estamos aquí para sacarnos el estrés del día, porque no te olvidas de ese iluso un rato— lo miré un momento y comencé a besarlo apasionadamente, — Sabes; tienes razón— pasé mi mano por sus pectorales bien formados, que tanto me excitaban, luego volví a montarme en él para no perder más tiempo, danzando en las sábanas, en el mismo lugar de siempre… Luego de cinco días en el hospital, hoy por fin Lu; me dejó volver a casa, era un alivio salir de ahí al fin, Renata y ella me han cuidado bien, pero ya pasé mucho tiempo en una cama para se
(En el merendero) Aquí estoy leyéndole el cuento “el principito”, a los niños mientras Luca termina de ayudar a Dilan para armarles la cena, cuando él me hace el gesto de que está todo cérvido me dirijo a los niños, — Bueno; niños, dejamos la historia por hoy, ahora a comer— les dije con calma, — Haaaa nooo yo quiero saber que ahí en ese planeta—, se quejaban algunos al mismo tiempo, — Si yo también quiero saber que siente ahí— se unían dos pequeños más, —Solo un poquito más— pedía uno de los más pequeños, — Bueno, niños por hoy se terminó— todos me miraron tristemente. No podía dejarlos así, pero leerles más tiempo no era una opción, la comida se les enfriaría, así que les propuse algo diferente, — Hagamos algo, prometo mañana venir y leerles siete capítulos más. Todos asintieron contentos y pronto la ilusión iluminó sus pequeños rostros, — Bueno, venga a lavarse las manos y luego a la mesa— todos salieron felices, obedeciendo. Luca se acercó a mí con mi
(Dos días después) Sabía que hoy era un día especial, pero no esperé que tanto. Pablo me hizo llegar una invitación a mí y a todos los demás a escondidas de Lupe semanas atrás, el evento; un supuesto reencuentro de todos los amigos para recordar divertidas historias del pasado. Steven me llevó hasta la puerta de la Disco, este lugar sí que traía muchos recuerdos a mi mente, luego de bajar del coche me despedí de él, y me quedé observando como marchaba hasta perderse de vista. Mire una vez más el lugar con nostalgia antes de ingresar en él, como era de esperarse, las invitaciones eran para la zona vip. Apenas puse un pie adentro, pude ver como Renata y Dilan estaban sentados en una de las mesas, ella se veía preciosa con su pequeña pancita. Frente a ellos estaban Jesua con Luca, caminé hacia ellos para saludarlos, fui amigable con todos menos con él, si bien desde ese día; nos habíamos distanciado su actitud hacia mí aún me dolía, luego me dirigí a la barra donde Pablo se encont
La estaba pasando muy bien hasta que ese instante llegó, ella me pechaba de gusto solo para llamar mi atención; mientras bailaba con Matt de forma casi vulgar, su baile; esos besos exagerados dejaban en claro que solo lo hacía para molestarme, recalcar que ella era su dueña ahora. — Hija, no les hagas caso— la vos de Renato me hace prestarle atención, su gesto de “tú sigue, divierte; ignóralos”, fue claro; continué bailando hasta que él se cansó. En esa pausa me dirigí a la barra y pedí algo más fuerte, mi sistema lo necesitaba. Al terminar el primer baso, pedí otro que sí tomaría más calmadamente, — ¿Te estás divirtiendo? Puf la vos de Luisa volvía a joderme, la miré y él estaba con ella, desviando su mirada de mí, como si fuese culpable, — Si la verdad que mucho— le dije dedicándole una sonrisa, — Qué bueno; Fer, nosotros también, ¿verdad amor? — comentó con arrogancia, — Ajá— fue lo único que él pudo decir. Terminé el vaso y pedí otro antes de dirigirme a ella de
Seguía perdida en mis pensamientos, tanto que no me di cuenta de que ya no me encontraba sola. —¿Puedo acompañarte? — una vos peculiar hacía eco en la tranquilidad de la noche, él se acercó a mí y dejo a mi lado una botella de tequila, — Como en los viejos tiempos, ¿lo recuerdas hadita? — voltee la mirada de la calle hacia él, — Sí, lo recuerdo— tomé la botella y le di un trago como en nuestros juegos del pasado, me puse de pie y se lo extendí, él hizo lo mismo, — Creo que debemos hablar, ¿no te parece? — me dijo, volviendo a pasarme la botella, — Eso depende… si quieres hablar con un fantasma, una amiga o una vagabunda. Ahí estaba lo había dicho sin más, Luca solo soltó un pesado suspiro, antes de continuar — Lo siento, no debí decir eso. — No debiste, pero lo hiciste— le recalqué con disgusto, — Lo sé, merezco que estés enojada, pero entiéndeme; volver a verte, ver ese momento, saber que él está con ella ahora, fue una mezcla de muchas cosas— no pude evitar eno
— No, gracias, bailen ustedes— recalqué con un tono ácido que ella distinguió muy bien. En ese momento Matt se armó de valor y también hablo, — Yo no tengo problema en bailar, pero bueno si ella no quiere. Claro que no bailaría con él, tenía que mantener mi ego, aunque sea; quedándome sentada, le saque el micrófono de las manos a Renata y la lleve a los brazos de Dilan, a Matt lo empuje hacia ella, para que bailaran juntos. En esos segundos pude ver un rostro escondido, husmeando detrás de la puerta, vaya suerte la mía. Caminé hacia ella y abrí, — ¿Steven bailarías conmigo esta canción? —, mi pregunta lo sorprendió, pero dijo que sí con entusiasmo. La cara de los demás parecían un poema, mientras él hervía por dentro, caminamos de la mano hacia la pista, — Por favor parejas, DJ la música— luego solté el micrófono y la música comenzó a sonar. Coloqué las manos de Steven en mi cintura, dejando las mías unidas en su cuello, como ese día, y empezamos a movernos al compás d
—Matt, debemos hablar— la vos de Luisa me saca de mis pensamientos, — ¿Qué pasa? — le pregunté de poca gana. Hoy no había sido un buen día, más bien había sido una m****a; desde que me enteré de que ella estaba saliendo con ese imbécil, estaba más enojado que nunca, — Creo que debemos hablar sobre Fernanda— me dijo sentándose en el borde de la mesa, —¿Por qué quieres hablar de ella? — la miré a los ojos; incrédulo, — No te parece que desde qué ella apareció nuestra relación está cada vez más distante, ya apenas me hablas, apenas me tocas. Crees que no me doy cuenta cómo suspiras cada noche a mi lado. Suspiré pesadamente al escuchar sus reclamos, Luisa solía ser muy clara y demasiado insistente cuando teníamos algún problema y sabía que esta vez era diferente al resto, porque ella tenía razón, — Anda Matt, háblame no te quedes así callado— insistió al notar mi descontento, — Luisa, lo que pasó con ella está en el pasado, estoy contigo ahora— quise disculparme de
Las horas transcurrieron sin que me diera cuenta, estaba tan metida en mi trabajo que me asuste cuando Steven volvió a entrar en mi despacho, — Hola mi sol, ¿ya terminaste? —me preguntó con una leve sonrisa, — Aún no— le contesté mirando la hora, — Pero bueno, creo que por hoy dejaré esto por aquí— volví a dirigirme a él, apagando la laptop y poniéndome de pie, — ¿Bueno, nos vamos? — él asintió y camino hacia la puerta, esperándome ahí. Me puse mi saco y agarré mi cartera, luego nos fuimos juntos hasta el supermercado, ya que habíamos quedado de hacer las compras antes de volver a casa. Al entrar en el supermercado, Steven agarró un carrito y nos dedicamos a caminar por las góndolas con calma, mientras íbamos tomando mercadería de los estantes. —Dime Steven, ¿prefieres lo dulce o lo salado? — le pregunté con un paquete de papas en una mano y de gomitas en la otra, —Llevemos ambas— terminó por decir con una sonrisa. Luego de eso nos detuvimos en la carnicería, dejé