Jesua ni corto ni perezoso, toma mi mano herida apretándola para que sangre de nuevo, — Auch Jesua para con eso— le digo ofendida, pues; el corte dolía, — Lo siento chica, tenía que confirmar que no estamos en una histeria colectiva, Renata a su lado le emboca unos golpes en sus lados nobles y este cae sentado quedando rojo en un instante, — ¿Acaso eso te confirma que no es una histeria colectiva animal?, ¡yo le clave una navaja en la mano idiota! — dicho eso volvió a mirarme mientras volvía a tomar su jugo sin mucho drama. Pablo se pone de pie y mira a las únicas dos personas calladas de la habitación, — ¿Ustedes dos lo sabían verdad? — Lupe agacha la mirada y Luca decide responder, — Sí, la encontramos por casualidad, antes de venir aquí. — ¿Y por qué no dijeron nada? —la vos frustrada de Matt retumba en mi espalda, vuelvo a ponerme de pie y me giro hacia él, quien ya se ha apartado de ella, — Porque yo se los pedí, me presentaría frente a ustedes yo misma, así q
Mientras limpiaba mis manos, Luisa se acercó a mí, — ¿Estás bien? — me preguntó mientras me abrazaba por la espalda, — Sí, ¿por qué no lo estaría? — le dije cerrando el grifo, — ¿Sabes?, no soy boba Matt; sé que verla nuevamente, debe haber movido muchas cosas en ti. — No digas bobadas. Admito que saber que está viva fue una gran sorpresa, pero no solo para mí; sino que lo es para todos— ella solo sonrió, alejándose de mí y caminando hacia la puerta, — Te espero en la cama, no demores— me dijo haciéndome un guiño, — Tranquila, voy enseguida— le contesté mostrándole una leve sonrisa. Cuando ella se marchó saqué los cigarros del bolsillo de mi campera y caminé hacia la terraza, encendiendo uno e inundando con él; mis pulmones. Luego de retener un momento el humo, dejé que se escapara lentamente el sobrante que no me había tragado. En mi mente ella estaba presente, lo que dijo; su forma de actuar se notaba que había cambiado; pero seguía siendo ella, mi más dulce amor,
La mañana siguiente se hizo hueco en el borde de mi ventana, permitiendo que ese impertinente rayo de luz tocara mi rostro. El agotamiento y la resaca de tomar una bebida media caliente estaban atentos en mi sistema para joderme el día. Tome el teléfono de la mesa de noche y confirmo que tengo cuatro mensajes de vos, con pereza reproduzco el primero que es de mi padre preguntando como estuvo el encuentro con todas las personas del hospital, el segundo; es de Lupe, que me pregunta si estoy bien y si necesito algo, me alegra escuchar su vos de nuevo, ella siempre fue así en el pasado. El tercero era de Luca, me decía que le avisara cuando tuviera espacio libre para reunirnos, quería mostrarme su casa y a su hijo Fausto, un gato juguetón que adoraba romper los zapatos de Jesua y dejar regalos en el baño. El último mensaje casi me tira de la cama, era de Steven, preguntándome a qué hora tenía decidido ir a ver a mis tíos. M****a, eso era temprano y ya eran las once de la mañana, apr
— Lo sé, lo sé; pero esta vez voy a defenderme yo sola, prométeme que no intervendrás, no quiero que nada malo les pase a ustedes dos. Si los pierdo también no lo soportaría— muy a su pesar volvió a sentarse, depositando un beso en el revés de mi mano, — Tranquila; mi niña, nada malo nos pasará a nosotros. Si estoy viejo, pero aún puedo darle sus buenos golpes a más de uno— sonrió sacando pecho, — De eso no queda duda, eres muy fuerte— le aseguré mientras tomaba la taza de té. Las horas pasaban, mientras los tres seguíamos ahí en nuestro mundo, olvidando la maldad que se escondía afuera, por lo menos por esta tarde. Contemplaba con melancolía una de las tantas fotografías donde mi querida Clara, sonreía rebosante de vida, era inevitable recordarla, todo en esta casa aún tenía su aroma; en ella los años no habían pasado, cada espacio seguía igual, solo su presencia faltaba. Ambos me contaron, hasta con detalles, todo lo que me había perdido en estos años, es lindo saber que
Tras un breve momento para desayunar, la mañana se veía bastante cargada, fuimos a ver el apartamento y en efecto este estaba cerca de todo. Un lugar bonito y amplio. El apartamento estaba en el último piso y eso era bueno, podía perderme en el enorme espacio de la terraza. Contaba con tres habitaciones; dos baños, cocina; comedor y un living espacioso. También tenía un buen precio de venta y terminó convenciéndome, sin dudar firme los papeles, haciéndome la propietaria de ese lugar. Luego le pedí a Steven que me dejara en el hospital y fuera a levantar las maletas y hacer los arreglos pertinentes en el nuevo hogar. Este para mi suerte ya estaba amueblado, pero de todos modos quise hacer algunos cambios menores, ahí tendríamos cada uno su intimidad y un cuarto extra para cuando papá viniera a verme. —Buenos días— una enfermera encargada de la recepción me saludó apenas cruzando las puertas, — Hola buen día, soy Fernanda la accionista, ¿podrías decirme donde queda mi oficina?
Salí de ahí conteniendo el oxígeno en mis pulmones, me dolía ser tan brusca con él, pero no me dejaba opción, su romance con ella me dolía y no quería verme como la despechada en esta historia. En este momento solo quería ser la responsable de llevar a los culpables frente la justicia, no de terminar una relación que comenzó en mi ausencia, solo quiero que los que amo estén bien y por eso estoy aquí, a pesar de todo me conformo con verlos felices. Hasta que mis planes finalicen, en ese momento decidiré que hacer conmigo, si quedarme o tomar vuelo a otro sitio y empezar de cero. —¿Matt?, ¿qué haces aquí? — su vos me saco del abismo donde ella me había dejado, — Nada Lupe, solo vine a hablar de algo con Fernanda, pero no estaba. — Mmm, está bien; solo vine a recordarte que tus pacientes de las 15 ya te están esperando— comento apuntado al reloj en su muñeca, — Bien, ya voy— luego de verla partir, respiré hondo y salí de ahí, chocándome de frente con un imbécil más, — Si
Volvía a casa contento por haber encontrado varias barras de su chocolate favorito, sabía que nuestro bebé tenía fascinación por esta marca y ver su alegría al probarlo me alegraba el día. Al salir del ascensor inmediatamente escuchó los gritos de Renata, salí corriendo y entre dándole una patada a la puerta. Pude ver a un hombre tirado en el suelo recuperando el aliento y al otro lado de la habitación, mi loquita estaba a punto de rebanarle el cuello a una mujer. Me dirigí hacia ella, tomándola de sus manos y girándola hacia mí; presionando su cuerpo contra mi pecho. La mujer cayó al suelo, agarrando instintivamente su cuello con las manos, — ¿Qué pasa Renata?, ¿quiénes son estas personas? — le pregunté levantando su mirada para qué se cruzará con la mía, — ¡Son solo basura que ya mismo me voy a encargar de tirar a la trituradora! — me dijo con odio y rabia. Muy pocas veces en mi vida la había visto así, en tal grado de enojo, en sus ojos el destello de sangre era evidente
Un mensaje me confirma la llegada de Steven que ya está afuera esperándome, me pongo mi saco largo; tomo la cartera y salgo del despacho, rumbo a la salida, — He Fer— otra persona vuelve a detenerme, — Dime Pablo, ¿qué precisas? — le pregunto con calma, — Solo quiero darte esta invitación, para el viernes 26 dentro de dos semanas— tomo la tarjeta abriéndola, — Qué bonito chico, claro que estaré ahí, no me perdería una reunión con ustedes ni loca— le contesto sonriente, — Perfecto, ya disté tu palabra y no te puedes echar para atrás— me responde mientras retoma su camino hacia emergencias. Por fin, en la salida, apresure mi camino para no cruzarme con Matt, que se encontraba recostado en su auto fumando un cigarro, al llegar cerca de mi auto, Steven bajo rápidamente para abrirme la puerta como un caballero, — Muchas gracias, Steven— le digo cordialmente. Mientras subo en el lado del copiloto y él cierra la puerta, de reojo puedo ver como él apretaba los puños al ver