Luego de 40 minutos conduciendo; llegamos a nuestro destino, una de las tantas casas que el padre de Renata colecciona, — Vaya Jesua, creo que te pasaste con ese aparato, ha pasado casi una hora y media y este aún sigue noqueado— él se ríe un poco nervioso antes de contestar, — Ja, ja, ja, me parece que me entusiasme demás. Renata, que está a su lado, le pega un tate quieto en la cabeza, por no ajustar bien el voltaje eléctrico de la máquina, — Auch chica, eso dolió— refunfuña, — ¡Y más te va a doler si algo malo le pasa a él! — Lupe le pega otro tras decir esas palabras. Luego de estacionar, nos bajamos y estiramos un poco las piernas, para acto seguido meter a nuestro bello durmiente dentro de la casa. Lo dejamos en el sillón, pero no lo soltamos; no sabemos cómo va a reaccionar cuando despierte y no quiero averiguar que sería capaz de hacer si se pone violento. Mientras Jesua y yo fumamos afuera, Renata sale con nosotros con un par de latas de cerveza en la mano. Lu
Una nueva mañana se hacía presente entrando por el ventanal de la casa, anoche luego de las disculpas, el llanto y varias cervezas, los cuatro nos habíamos quedado dormidos en ese salón. Cuando me desperté, me quedé embobado al notar a quien tenía en mis brazos, dormida pacíficamente, a pesar de lo ocurrido; fue mi despertar más feliz en toda esta semana, no despertar en esa farsa de luna de miel que habían preparado para después de la boda, me supo a gloria. Poco a poco caí en cuenta de lo que me esperaría una vez estuviera de regreso, mis padres estarían furiosos y de seguro más de una persona estaría buscándome, — Buenos días— su dulce vos me saco de mis pensamientos mientras levantaba su mirada hacia mí, aún recostada en mi pecho, — Hola bonita, buen día— le hice una señal para salir afuera, así no despertábamos a los otros tres personajes que estaban esparcidos por el salón durmiendo pacíficamente. Una vez afuera, volví a tomar su mano y pedirle disculpas por mi comporta
Por fin, llego tan anhelado día; la graduación, a pesar de todos estos años difíciles, de idas y venidas, de perder y conocer personas importantes en tu vida, por fin; con mi diploma en la mano; vuelvo a pensar en ella, su mayor sueño era llegar a este momento a mi lado, a pesar de tantas circunstancias logré cumplir su sueño por ambos, — Este momento te lo dedico a ti mi princesa, en donde quiera que estés sé que estarás contenta por este logro que es más tuyo que mío— pronuncie en voz baja mirando el diploma. Luego de la ceremonia, todos los chicos nos sacamos una foto juntos para el recuerdo, con estas batas negras puestas y los gorros con terminación cuadrada y su piolita que te molesta cada vez que roza tu rostro, quien lo diría que todos los presentes llegaríamos hasta este momento. Esa noche tomó lugar en la disco, todos decidimos reunirnos ahí y pasar un rato agradable, muchos recuerdos salieron a flote en ese lugar, cada espacio en ese local inundaba mi mente; con dema
En los siguientes 10 meses, todo el mundo estuvo a mil entre nuestros propios trabajos en sanatorios, el merendero y el proyecto del hospital; apenas teníamos tiempo de descansar, pero valía la pena. En este tiempo ya contábamos con un accionista mayoritario que había dado una fuerte suma de dinero con la cual habíamos hecho todos los cambios necesarios en nuestro edificio, haciéndolo más eficiente para funcionar como un hospital, también gracias a varias entrevistas en la prensa y televisión; varias cadenas de supermercados y empresas de renombre se habían vuelto colaboradores con generosos donativos, que ayudaban a cumplir con nuestro deseo. Sin quererlo me había vuelto el director general de este emprendimiento, aparte de eso; tanto mis amigos como yo mismo, íbamos a brindar nuestros servicios en el hospital que abrirá sus puertas el próximo mes. Ya todo estaba en marcha, el lugar era adecuado, teníamos el equipamiento correcto, ya teníamos contratado un buen grupo médico; qu
(Al otro lado del Océano) Dos años después, poco a poco; se han ido llenando esos lugares vacíos en mi mente con infinidad de recuerdos de mi vida pasada, recuerdo todos los momentos bellos de mi niñez, también ese primer año cuando él falleció; recuerdo mis súplicas a una mujer para poder ir a la universidad de mis sueños. Tres personas mayores que no recuerdo sus nombres, pero algo en mi interior me dice que ellos eran mi familia, en las últimas noches he recordado a un chico muy simpático y una chica con el pelo rojizo, sé que son parte de mis recuerdos porque cada noche los veo, charlo y hasta lloro con ellos. Aún hay cuatro figuras que también me visitan, pero no logro entenderlas, Dante, que ha estado a mi lado en estos 4 años desde que he despertado, también me ha contado cosas de mí misma que obviamente desconocía; aunque algunos de sus relatos de mi forma de actuar y como era mi desempeño en emergencias me despeja las dudas de por qué sin recordarlo todo, inconscientemen
Poco tiempo después decidí comenzar a trabajar en la empresa de papá aprendiendo todo lo que lleva la parte de contaduría, he administrativa, me resultaba revitalizador; sentirme útil y aprender cosas nuevas. Si bien no es el plan que tenía para mi vida; no me desagrada, aún hay cosas que no recuerdo bien, pero cada día algo se desbloquea, y sí, aunque; la medicina me apasiona y ahora lo recuerdo, no está de más aprender algo diferente. —Hola padre, ya estoy de regreso —le di un beso en su frente, —Hola hija, ¿cómo estuvo tu día en la empresa? — Muy bien, sabes que soy buena en lo que hago— comenté notando que algo estaba mal, apenas puse un pie en su despacho; así que pregunté, — ¿Por qué estás tan serio padre? — Hijita mía, llego el momento de que sepas toda la verdad— pronuncio con seriedad, — ¿A qué te refieres? — él tomó mi mano haciendo que me sentara frente al escritorio. Encima de ella había una carpeta bastante cargada, podía notar como se escapaban alguna
Estuve dos días inconsciente luego de esa dura realidad. Cuando abrí los ojos; mi padre se encontraba a mi lado sujetándome la mano, — Por fin despiertas, ¿cómo te sientes? — me pregunto con calidez en la voz, — Como si me hubiera arrollado un camión— conteste, suspirando y estirándome en la cama, — ¿Quieres un calmante?, ¿tienes hambre? — No, no quiero nada, discúlpame; pero podrías dejarme sola— aún tenía cosas que aclarar, deseaba revisar esa carpeta una vez más. Muy a su pesar, él hizo caso a mis palabras, pero antes de retirarse me dijo, — Si me necesitas, sabes dónde encontrarme— asentí y lo vi marcharse. Volví a tomar la pesada carpeta desplegándola sobre la cama, saqué todo aquello que ya sabía y solo me concentré en el “después de mí”, ahora que lo recordaba todo, quería saber más que nunca, todo lo que me había perdido en estos 4 años que he estado muerta, “Pág. 106: Madre de la víctima, recibe seguro de vida; única beneficiaria de suma importante. Empresa f
La última noticia no me la esperaba en absoluto, que Renata y Dilan se hayan casado, me resulta de película, recordar sus tediosas peleas; esos arranques e impulsos que ambos compartían. No es de extrañar; ahora que lo pienso, que todo eso allá terminado en amor, para ser franca, son tal para cual, se complementan, y eso también me alegra, saber que todos ellos han triunfado me hace feliz. Un folio separado de la carpeta llama mi atención, había estado tanto tiempo perdida en todos los demás que no me había dado cuenta, con desconfianza decido tomarla entre mis manos y leerla, “Apta de defunción: Fernanda Wellington. Hora de muerte: 20 horas 5 minutos. Motivo: desconexión de máquina vital Pedido por: familiar directo, madre de la fallecida, nombre Rebecca Wellington” Mi asombro y bronca no tenían precedentes, esa mujer despreciable no perdió su tiempo para hacer lo imposible y no perder el maldito efectivo, me desconectó sin esperar ni un minuto por mi vida, sin darme l