Por fin, llego tan anhelado día; la graduación, a pesar de todos estos años difíciles, de idas y venidas, de perder y conocer personas importantes en tu vida, por fin; con mi diploma en la mano; vuelvo a pensar en ella, su mayor sueño era llegar a este momento a mi lado, a pesar de tantas circunstancias logré cumplir su sueño por ambos, — Este momento te lo dedico a ti mi princesa, en donde quiera que estés sé que estarás contenta por este logro que es más tuyo que mío— pronuncie en voz baja mirando el diploma. Luego de la ceremonia, todos los chicos nos sacamos una foto juntos para el recuerdo, con estas batas negras puestas y los gorros con terminación cuadrada y su piolita que te molesta cada vez que roza tu rostro, quien lo diría que todos los presentes llegaríamos hasta este momento. Esa noche tomó lugar en la disco, todos decidimos reunirnos ahí y pasar un rato agradable, muchos recuerdos salieron a flote en ese lugar, cada espacio en ese local inundaba mi mente; con dema
En los siguientes 10 meses, todo el mundo estuvo a mil entre nuestros propios trabajos en sanatorios, el merendero y el proyecto del hospital; apenas teníamos tiempo de descansar, pero valía la pena. En este tiempo ya contábamos con un accionista mayoritario que había dado una fuerte suma de dinero con la cual habíamos hecho todos los cambios necesarios en nuestro edificio, haciéndolo más eficiente para funcionar como un hospital, también gracias a varias entrevistas en la prensa y televisión; varias cadenas de supermercados y empresas de renombre se habían vuelto colaboradores con generosos donativos, que ayudaban a cumplir con nuestro deseo. Sin quererlo me había vuelto el director general de este emprendimiento, aparte de eso; tanto mis amigos como yo mismo, íbamos a brindar nuestros servicios en el hospital que abrirá sus puertas el próximo mes. Ya todo estaba en marcha, el lugar era adecuado, teníamos el equipamiento correcto, ya teníamos contratado un buen grupo médico; qu
(Al otro lado del Océano) Dos años después, poco a poco; se han ido llenando esos lugares vacíos en mi mente con infinidad de recuerdos de mi vida pasada, recuerdo todos los momentos bellos de mi niñez, también ese primer año cuando él falleció; recuerdo mis súplicas a una mujer para poder ir a la universidad de mis sueños. Tres personas mayores que no recuerdo sus nombres, pero algo en mi interior me dice que ellos eran mi familia, en las últimas noches he recordado a un chico muy simpático y una chica con el pelo rojizo, sé que son parte de mis recuerdos porque cada noche los veo, charlo y hasta lloro con ellos. Aún hay cuatro figuras que también me visitan, pero no logro entenderlas, Dante, que ha estado a mi lado en estos 4 años desde que he despertado, también me ha contado cosas de mí misma que obviamente desconocía; aunque algunos de sus relatos de mi forma de actuar y como era mi desempeño en emergencias me despeja las dudas de por qué sin recordarlo todo, inconscientemen
Poco tiempo después decidí comenzar a trabajar en la empresa de papá aprendiendo todo lo que lleva la parte de contaduría, he administrativa, me resultaba revitalizador; sentirme útil y aprender cosas nuevas. Si bien no es el plan que tenía para mi vida; no me desagrada, aún hay cosas que no recuerdo bien, pero cada día algo se desbloquea, y sí, aunque; la medicina me apasiona y ahora lo recuerdo, no está de más aprender algo diferente. —Hola padre, ya estoy de regreso —le di un beso en su frente, —Hola hija, ¿cómo estuvo tu día en la empresa? — Muy bien, sabes que soy buena en lo que hago— comenté notando que algo estaba mal, apenas puse un pie en su despacho; así que pregunté, — ¿Por qué estás tan serio padre? — Hijita mía, llego el momento de que sepas toda la verdad— pronuncio con seriedad, — ¿A qué te refieres? — él tomó mi mano haciendo que me sentara frente al escritorio. Encima de ella había una carpeta bastante cargada, podía notar como se escapaban alguna
Estuve dos días inconsciente luego de esa dura realidad. Cuando abrí los ojos; mi padre se encontraba a mi lado sujetándome la mano, — Por fin despiertas, ¿cómo te sientes? — me pregunto con calidez en la voz, — Como si me hubiera arrollado un camión— conteste, suspirando y estirándome en la cama, — ¿Quieres un calmante?, ¿tienes hambre? — No, no quiero nada, discúlpame; pero podrías dejarme sola— aún tenía cosas que aclarar, deseaba revisar esa carpeta una vez más. Muy a su pesar, él hizo caso a mis palabras, pero antes de retirarse me dijo, — Si me necesitas, sabes dónde encontrarme— asentí y lo vi marcharse. Volví a tomar la pesada carpeta desplegándola sobre la cama, saqué todo aquello que ya sabía y solo me concentré en el “después de mí”, ahora que lo recordaba todo, quería saber más que nunca, todo lo que me había perdido en estos 4 años que he estado muerta, “Pág. 106: Madre de la víctima, recibe seguro de vida; única beneficiaria de suma importante. Empresa f
La última noticia no me la esperaba en absoluto, que Renata y Dilan se hayan casado, me resulta de película, recordar sus tediosas peleas; esos arranques e impulsos que ambos compartían. No es de extrañar; ahora que lo pienso, que todo eso allá terminado en amor, para ser franca, son tal para cual, se complementan, y eso también me alegra, saber que todos ellos han triunfado me hace feliz. Un folio separado de la carpeta llama mi atención, había estado tanto tiempo perdida en todos los demás que no me había dado cuenta, con desconfianza decido tomarla entre mis manos y leerla, “Apta de defunción: Fernanda Wellington. Hora de muerte: 20 horas 5 minutos. Motivo: desconexión de máquina vital Pedido por: familiar directo, madre de la fallecida, nombre Rebecca Wellington” Mi asombro y bronca no tenían precedentes, esa mujer despreciable no perdió su tiempo para hacer lo imposible y no perder el maldito efectivo, me desconectó sin esperar ni un minuto por mi vida, sin darme l
Ya estaba decidida, volvería a como dé lugar. Preferí hablarlo con mi padre hoy mismo, pues; consideraba que no era necesario esperar más tiempo. — ¿Permiso, padre, puedo pasar? — él, escucha mis palabras luego de tocar a su puerta, — Adelante. Entré en su despacho, y me senté frente a él, — Dime, hija mía, ¿qué sucede? Sabía que algo rondaba en mi cabeza solo con mirarme, él me conocía muy bien, — Voy a volver— le dije sin vacilaciones, — ¿Cómo que volver, a dónde? — su vos se notaba angustiada, — Volveré a donde pertenezco, are pagar a los que destruyeron mi vida. Él se puso de pie enseguida y exclamó, — No puedes Fernanda, volver ahí es firmar tu sentencia, ellos no te dejarán vivir. — ¡Ellos me mataron! — le grité con rabia, — ¡Ella y Bruno fueron los culpables de mi accidente, y no fue un accidente; fue un intento de asesinato por qué sigo viva! — él se acercó a mí intentando calmarme y persuadirme de no volver, — ¡No!, no voy a dejar que sigan sa
El viaje había sido agotador, luego de arribar en el aeropuerto, decidimos alquilar un auto para movernos cómodamente, — ¿A dónde nos dirigimos ahora, señorita? — Steven me miraba pacientemente, sentado en el volante, — Por favor, si vamos a estar bastante tiempo juntos, llámame Fer— termine por pedirle, ya que eso de señorita me resultaba incómodo, —Muy bien Fer. — Vamos al hotel, nos registramos y luego veremos por donde comenzamos— le comenté y él comenzó el camino. (media hora después afuera del hotel) Mientras iba caminando por la acera, me detuve para tomar mi teléfono en el montón de cosas que llevaba en mi cartera, cuando un auto gris paraba a unos metros delante de mí y la vos de la chica que bajo de él me resulto familiar. Inmediatamente, levante la vista hacia ella como un reflejo. Con el teléfono en la mano me quedé de piedra en ese instante, ¿acaso estoy alucinando, puede ser que sea ella?, una mujer vestida finamente entraba en el hotel, no había dudas p