Después de despedirnos de la última criatura, Juno lava los platos con Jesua y yo termino de barrer y acomodar los almohadones de la zona de lectura, estoy metido de lleno en lavar el piso cuando un raro sonido me interrumpe, decido detenerme y pausar el equipo de música que está cerca de la entrada… De nuevo ese sutil ¿sonido?, mientras más me acerco a la puerta, más se apodera el pánico de mí, cuando comienzo a distinguir los pequeños llantos al otro lado de la misma, abro apresuradamente al reaccionar, — ¡JESUA! — grito angustiado cuando veo a una bebé cubierta solo con un papel en el frío suelo. Me saco la campera con apuro, acercándome a ella y la tomo con cuidado, abrazándola en mi pecho para darle calor. Cuando aparece por fin Jesua a mis espaldas me pregunta, —¿Qué sucede flaquito? Me pongo de pie y me volteo hacia él, — Un bebé— respondo como puedo, él traga saliva con dificultad al ver a la pequeña moradita envuelta en mi campera, llorando muy bajito, — Al hos
Él asiente y se pone a limpiar el café derramado y preparar más. Por fin vestida, tuve suerte y solo mi piel adquirió un tono más rosado por el calor; pero no me quemé, salgo del cuarto y Steven tiene una taza nueva para mí sobre la mesa, — Gracias— le agradezco con una sonrisa, — Dime Steven, ¿qué querías decirme? — tomo la taza y bebo un sorbo admitiendo que está delicioso. —Mi sol, quiero terminar esta relación— al escucharlo me atraganto con el café. Él se pone de pie de inmediato y golpea mi espalda suavemente y en un momento vuelvo a recomponerme, — ¿Por qué tomas una decisión así de la nada Steven? — le pregunto al recuperar la voz. Él suspira y se aleja de mí para responder, — No soy bobo; Fer, sé que aún estás locamente enamorada de él y no puedo competir con eso y menos después de escuchar tu conversación hace unos días. — ¿Mi conversación? — le pregunto y ahí se me prende el foco y caigo en cuenta de lo que habla, — Discúlpame no quise ser chismoso, pero c
— Ya está Jesua suéltame— insistí, pero él se negó. Matt se puso de pie y habló para todos, — Todos en esta sala saben el motivo de esta reunión, yo mismo mandé las pruebas a cada uno. Luisa lo interrumpió impidiendo que termine sus palabras, —¡Matt, no dirás nada, mira cómo me ha dejado esta idiota! Yo solo sonreí, muy quieta en mi lugar, mientras él la observó con desdén… La reunión continuó, cada uno puso los puntos sobre la mesa y la decisión fue unánime, ella sería despedida, sin veneficio monetario alguno y no pondríamos cargos en su contra. Esto era efectivo, a partir de este momento. Más ella volvió a estallar y quiso abalanzarse hacia mí de nuevo. Pero Jesua que aún me tenía prisionera, uso su cuerpo como escudo para protegerme, haciéndome girar con silla y todo hacia él. Renata, claramente molesta porque los gritos de ella despertaron a Axel, la tomó del pelo y la sentó de golpe, partiendo el respaldo de la silla; logrando que esta cayera de espaldas, — ¡No
Seguía junto a la cuna de la pequeña, aunque tenía sueño y estaba agotado, no quería separarme de ella. — ¿Cómo está la niña? — pregunto Jesua mientras entraba en la habitación, se acercó a mí y me beso, — Está mejor por suerte, duerme más tranquila ahora— le comenté con una leve sonrisa, él me miró a los ojos, — ¿Qué pasa flaquito, por qué lloras? — me preguntó al notarlo, Sabía que esperaba una respuesta de mi parte, pero yo no podía decirle lo que sentía… — Hey amor, cuéntame— insistió al ver mi negativa, — Lo siento, sé que esto te puede sonar difícil, pero…— las palabras se quedaban atoradas en mi garganta, —Pero ¿qué? — pronuncio haciendo que lo mirara a los ojos, con ambas manos sobre mis hombros, — Mañana se la llevarán y yo no quiero perderla— terminé diciéndole y comencé a llorar de nuevo, Jesua al verme así él me abrazó de inmediato, — Calma; flaquito, tranquilízate— me pidió mientras me consolaba, — Sé que nunca hablamos de adoptar, que Fausto es un
La semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos y ya había sido dada de alta del hospital. Esta noche, cenaría con mi hermano y mi padre que volvió junto a mí después de enterarse lo que ocurrió. Desde que salí del hospital, no he cruzado palabras con Matt, él tiene bastantes problemas con Luisa por el desfalco y también porque se enteró de que él estuvo conmigo después de lo sucedido. Lamento haberle ocasionado problemas, pero aun así estoy muy agradecida con él. Dante pasó a recogerme a las ocho de la noche y fuimos a reunirnos con William, en un restaurante muy fino. Apenas llegamos una señorita muy mona, nos llevó hasta la mesa que nuestro padre había reservado, no pude evitar sonreír cuando noté como le coqueteaba a mi hermano y este no se daba cuenta… —Hola hija mía— William, se puso de pie y me abrazó, luego hizo lo mismo con Dante, — Bueno, tomen asiento, niños— aclaro ayudándome a sentar, era claro que tanto mi padre como Dante eran muy caballerosos. — ¿Cómo te e
Esa noche no pude pegar un ojo en toda la noche, me la pasé mirando el techo acostado en el sofá, ella no volvió a salir de la habitación y mucho menos a hablarme, tome mi teléfono y le mande un wuisap a Dilan y Jesua, necesitaba hablar con ellos. Sus respuestas no demoraron en caer, me esperaban en la casa de Dilan en diez minutos, volví a levantarme, guardé el sobre en mi bolsillo trasero, me puse la campera tomando mis pertenencias y salí del apartamento. Cuando golpee la puerta no demoraron en abrirme, Dilan estaba sentado junto a Renata, Jesua me hizo una señal para que entrara y ambos tomamos asiento, —¿Qué sucede chico?, te ves horrible— Jesua preguntó, escudriñándome con la mirada, — Anda suéltalo de una vez— ella siempre tan impaciente, — Luisa está embarazada— solté la bomba mirando el suelo, — ¡QUE! — gritaron al unísono los tres, — ¿Pero, estás seguro? — pregunto Dilan con apuro, — ¿Qué pruebas te dio? — Argumento Jesua, —¡Eres un imbécil! — aclaro Rena
Seguía perdido en mis pensamientos cuando mi teléfono sonó en mi bolsillo y con pereza decidí ver de quién se trataba, era un nuevo wuisap de Fer, Fer: —Hola Matt, ¿hoy tienes algún momento libre?, necesito hablar contigo. Me tomé unos minutos para pensar si debía contestarle o no, pero al final así lo hice, Matt: — Hola princesa, estoy en la cabaña, hoy no iré al hospital. Su respuesta no demoró en caer, Fer: — ¿Puedo ir?, necesito hablar contigo hoy. Matt: —Bueno, aquí te espero. Cuando por fin llegué, pagué la tarifa del taxi y bajé, podía ver su auto estacionado afuera y la puerta de la cabaña abierta, saqué mi teléfono y le escribí, Fer: —Estoy aquí. Caminé hacia la entrada y me senté en uno de los escalones, estaba muy nerviosa y por más que lo intentaba no podía mantener la calma. Luego de unos minutos, pude verlo venir desde la laguna y cuando estaba a unos pasos de distancia me puse de pie, — Hola— le dije y él me dedicó una sutil sonrisa, — Hola princ
Las caricias y los besos continuaban, ya me tenía desbordada de lujuria, cuando se quitó la ropa que sobraba, lo abrace con ganas; elevando mis piernas a sus caderas, mientras mordía con suavidad el borde de su oreja. Comencé a sentir como su sexo se habría paso en mí, una leve embestida; lo hacía soltar el aliento y volvía a besarme mientras lo apretaba más a mí, para sentirlo aún más; sentirlo completo. Era un ejemplar de hombre perfecto, el movimiento de mis caderas se elevaba, junto a sus embestidas, mis gemidos, se entrelazaban con los suyos, ambos queríamos más, mucho más del otro… los minutos seguían transcurriendo, mientras él seguía haciéndome el amor, llegando juntos al cielo o al infierno… Comenzábamos de nuevo, luego de una breve pausa y muchos besos, ambos sabíamos que esto no era correcto, pero nos necesitábamos aún más, con cada pausa y el deseo irrefrenable de volver a unirnos; sentirnos y también despedirnos de este amor que nos carcomía por dentro, de esas caric