Hola, hola, primero quiero agradecer a todos los lectores que han llegado hasta este capítulo. Por favor no dudes en dejarme tu comentario y contarme que capitulo te ha emocionado o entristecido más.
Esa noche no pude pegar un ojo en toda la noche, me la pasé mirando el techo acostado en el sofá, ella no volvió a salir de la habitación y mucho menos a hablarme, tome mi teléfono y le mande un wuisap a Dilan y Jesua, necesitaba hablar con ellos. Sus respuestas no demoraron en caer, me esperaban en la casa de Dilan en diez minutos, volví a levantarme, guardé el sobre en mi bolsillo trasero, me puse la campera tomando mis pertenencias y salí del apartamento. Cuando golpee la puerta no demoraron en abrirme, Dilan estaba sentado junto a Renata, Jesua me hizo una señal para que entrara y ambos tomamos asiento, —¿Qué sucede chico?, te ves horrible— Jesua preguntó, escudriñándome con la mirada, — Anda suéltalo de una vez— ella siempre tan impaciente, — Luisa está embarazada— solté la bomba mirando el suelo, — ¡QUE! — gritaron al unísono los tres, — ¿Pero, estás seguro? — pregunto Dilan con apuro, — ¿Qué pruebas te dio? — Argumento Jesua, —¡Eres un imbécil! — aclaro Rena
Seguía perdido en mis pensamientos cuando mi teléfono sonó en mi bolsillo y con pereza decidí ver de quién se trataba, era un nuevo wuisap de Fer, Fer: —Hola Matt, ¿hoy tienes algún momento libre?, necesito hablar contigo. Me tomé unos minutos para pensar si debía contestarle o no, pero al final así lo hice, Matt: — Hola princesa, estoy en la cabaña, hoy no iré al hospital. Su respuesta no demoró en caer, Fer: — ¿Puedo ir?, necesito hablar contigo hoy. Matt: —Bueno, aquí te espero. Cuando por fin llegué, pagué la tarifa del taxi y bajé, podía ver su auto estacionado afuera y la puerta de la cabaña abierta, saqué mi teléfono y le escribí, Fer: —Estoy aquí. Caminé hacia la entrada y me senté en uno de los escalones, estaba muy nerviosa y por más que lo intentaba no podía mantener la calma. Luego de unos minutos, pude verlo venir desde la laguna y cuando estaba a unos pasos de distancia me puse de pie, — Hola— le dije y él me dedicó una sutil sonrisa, — Hola princ
Las caricias y los besos continuaban, ya me tenía desbordada de lujuria, cuando se quitó la ropa que sobraba, lo abrace con ganas; elevando mis piernas a sus caderas, mientras mordía con suavidad el borde de su oreja. Comencé a sentir como su sexo se habría paso en mí, una leve embestida; lo hacía soltar el aliento y volvía a besarme mientras lo apretaba más a mí, para sentirlo aún más; sentirlo completo. Era un ejemplar de hombre perfecto, el movimiento de mis caderas se elevaba, junto a sus embestidas, mis gemidos, se entrelazaban con los suyos, ambos queríamos más, mucho más del otro… los minutos seguían transcurriendo, mientras él seguía haciéndome el amor, llegando juntos al cielo o al infierno… Comenzábamos de nuevo, luego de una breve pausa y muchos besos, ambos sabíamos que esto no era correcto, pero nos necesitábamos aún más, con cada pausa y el deseo irrefrenable de volver a unirnos; sentirnos y también despedirnos de este amor que nos carcomía por dentro, de esas caric
Este miércoles era especial, me la había pasado entretenida una semana entera ayudando a Luca a organizar el cuarto de la bebé, yendo de compras por todo lo que ella necesitaba y aparte organizando la pequeña ceremonia de su boda rápida con Jesua. Ese día especial era hoy, todos sus amigos los acompañamos en este día, yo tenía en mis brazos a Andrómeda que dormía plácidamente, la pequeña llevaba puesto un vestido rosado y una pequeña cinta en la cabecita haciendo juego. Los novios se veían muy apuestos, con un pantalón de vestir gris y camisa blanca, Luca tenía puesto un chaleco de terciopelo haciendo juego, y su pelo levantado en una media cola, ambos estaban muy apuestos y felices. Lupe y Pablo, junto a Renata y Dilan fueron los testigos de esta unión. La ceremonia por civil inició y después de que la jueza digiera algunas palabras, ambos novios; firmaron, seguidos de sus testigos. Todos aplaudieron alegres, cuando su libreta de matrimonio se les fue entregado y los declararon
— ¿Qué cuchichean ustedes dos? — pregunta Lu mientras se sienta sonriente, alado mío, secando sus manos, — No mucho acá hablando de los sobrinitos— le digo mientras vuelvo a observar a la pequeña en mis brazos, —Ahí, si ambos están grandotes ya— asegura mientras arregla un zapatito de la pequeña, Juno viene hacia nosotras, para dejar al bebé con su madre e ir junto a su hermano un rato. —Toma Renata, te devuelvo a este bribón, ya me arrancó otro mechón de pelo de nuevo, ¿verdad Axel? — el bebé se ríe y levanta sus manos hacia su madre para que lo alce, — ¿Mi mini loquito va a ser fatal verdad? — le hacía mañas y él balbuceaba como respuesta. Las cuatro nos reímos por ese hecho, sin duda Axel sería muy artero e inteligente cuando crezca y nuestra pequeña Aurora sería una niña muy despierta con un gran corazón. Luca también se sentó con nosotros, aprovechando que yo tenía a Andro en brazos, se contentaba con probar alguno de los aperitivos mientras volvíamos a charlar sob
Sola en el baño, me tranquilizo por no tener que cruzar palabras con él, entro en uno de los cubículos, a hacer lo mío cuando escucho que la puerta se abre. Yo no le doy importancia, minutos después escucho el agua del grifo correr. Cuando termino me maldigo al darme cuenta de que nunca tomé el papel higiénico de la mesada, — Perdonen, pero ¿me alcanzan el papel? — pregunto. Luego escucho unos pasos y veo el papel por debajo de mi puerta, —Gracias— alego, pero no hay respuesta. Salgo acomodando mi falda con una sonrisa, cuando veo a un hombre con la cabeza metida bajo el grifo, luego se incorpora y conozco muy bien esa espalda al descubierto, no puedo evitar respirar hondo mientras me acerco para lavarme las manos en el lavamanos libre. Intento no mirarlo, pero él me observa mientras gotas de su pelo caen por sus hombros, al cerrar el grifo. — De nada— se dirige a mí, mientras se pone otra remera. Me apresuro para poder irme sin decir nada, pero patino por el agua que es
Por fin llegó el día que estaba esperando semana tras semana y aunque quise venir solo, Matt no me lo permitió, prefirió acompañarme quedándose afuera, no intervendría a no ser que fuese necesario. Frente a la casa de mi padre entro sin más llamando su nombre a los gritos, — ¡Donde estás viejo, miserable! — repito una y otra vez buscándolo. De repente, al entrar en la cocina, una barra de hierro me recibe, me cubro con mis manos, pero el golpe me hace retroceder, cayendo encima de una pequeña mesa en el corredor, — ¡No te dije que aborrezco tu presencia en mi casa miserable mujercita! Camina hacia mí, con la barra de hierro apoyada en su hombro, su golpe entumeció mis brazos, pero eso no haría que me detenga, — ¡Por tu m*****a culpa murió Jairo y Juno pasó por un infierno, como te atreves a hacerle eso a tus hijos maldito viejo despreciable! — le reclamó, pero él escupe a mis pies, —Todos ustedes son una vergüenza para mí, todos son hijos de una mujerzuela— menciona con
A la mañana siguiente mi padre me despertó con el desayuno en la habitación como en el pasado, tomé asiento en la cama tomando la bandeja de sus manos, — Muchas gracias, William, todo se ve delicioso— él se sentó a mi lado alegre, y tomo una taza de café extra en la bandeja, — Dime, hija mía, ¿qué tienes pensado hacer ahora? — me preguntó con calma, — Sinceramente, no he pensado en eso aún— lo miré haciendo un gesto con mi rostro y levantando un poco los hombros, — Fer, ¿por qué no retomas tu carrera como médica? — sugirió repentinamente logrando que lo observase, — No lo sé padre, ha pasado tanto de eso. — Patrañas, tu hermano me contó como supiste desenvolverte en emergencias cuando se necesitó ayuda, estoy seguro de que, si te postulas en estudios especiales del país, dado a todo lo que te ocurrió, te recibirías en unos meses— al escucharle sabía que se había tomado el tiempo suficiente para informarse, — Sí, pero tú sabes que eso no es fácil— le comenté dándole