Seguía junto a la cuna de la pequeña, aunque tenía sueño y estaba agotado, no quería separarme de ella. — ¿Cómo está la niña? — pregunto Jesua mientras entraba en la habitación, se acercó a mí y me beso, — Está mejor por suerte, duerme más tranquila ahora— le comenté con una leve sonrisa, él me miró a los ojos, — ¿Qué pasa flaquito, por qué lloras? — me preguntó al notarlo, Sabía que esperaba una respuesta de mi parte, pero yo no podía decirle lo que sentía… — Hey amor, cuéntame— insistió al ver mi negativa, — Lo siento, sé que esto te puede sonar difícil, pero…— las palabras se quedaban atoradas en mi garganta, —Pero ¿qué? — pronuncio haciendo que lo mirara a los ojos, con ambas manos sobre mis hombros, — Mañana se la llevarán y yo no quiero perderla— terminé diciéndole y comencé a llorar de nuevo, Jesua al verme así él me abrazó de inmediato, — Calma; flaquito, tranquilízate— me pidió mientras me consolaba, — Sé que nunca hablamos de adoptar, que Fausto es un
La semana había pasado en un abrir y cerrar de ojos y ya había sido dada de alta del hospital. Esta noche, cenaría con mi hermano y mi padre que volvió junto a mí después de enterarse lo que ocurrió. Desde que salí del hospital, no he cruzado palabras con Matt, él tiene bastantes problemas con Luisa por el desfalco y también porque se enteró de que él estuvo conmigo después de lo sucedido. Lamento haberle ocasionado problemas, pero aun así estoy muy agradecida con él. Dante pasó a recogerme a las ocho de la noche y fuimos a reunirnos con William, en un restaurante muy fino. Apenas llegamos una señorita muy mona, nos llevó hasta la mesa que nuestro padre había reservado, no pude evitar sonreír cuando noté como le coqueteaba a mi hermano y este no se daba cuenta… —Hola hija mía— William, se puso de pie y me abrazó, luego hizo lo mismo con Dante, — Bueno, tomen asiento, niños— aclaro ayudándome a sentar, era claro que tanto mi padre como Dante eran muy caballerosos. — ¿Cómo te e
Esa noche no pude pegar un ojo en toda la noche, me la pasé mirando el techo acostado en el sofá, ella no volvió a salir de la habitación y mucho menos a hablarme, tome mi teléfono y le mande un wuisap a Dilan y Jesua, necesitaba hablar con ellos. Sus respuestas no demoraron en caer, me esperaban en la casa de Dilan en diez minutos, volví a levantarme, guardé el sobre en mi bolsillo trasero, me puse la campera tomando mis pertenencias y salí del apartamento. Cuando golpee la puerta no demoraron en abrirme, Dilan estaba sentado junto a Renata, Jesua me hizo una señal para que entrara y ambos tomamos asiento, —¿Qué sucede chico?, te ves horrible— Jesua preguntó, escudriñándome con la mirada, — Anda suéltalo de una vez— ella siempre tan impaciente, — Luisa está embarazada— solté la bomba mirando el suelo, — ¡QUE! — gritaron al unísono los tres, — ¿Pero, estás seguro? — pregunto Dilan con apuro, — ¿Qué pruebas te dio? — Argumento Jesua, —¡Eres un imbécil! — aclaro Rena
Seguía perdido en mis pensamientos cuando mi teléfono sonó en mi bolsillo y con pereza decidí ver de quién se trataba, era un nuevo wuisap de Fer, Fer: —Hola Matt, ¿hoy tienes algún momento libre?, necesito hablar contigo. Me tomé unos minutos para pensar si debía contestarle o no, pero al final así lo hice, Matt: — Hola princesa, estoy en la cabaña, hoy no iré al hospital. Su respuesta no demoró en caer, Fer: — ¿Puedo ir?, necesito hablar contigo hoy. Matt: —Bueno, aquí te espero. Cuando por fin llegué, pagué la tarifa del taxi y bajé, podía ver su auto estacionado afuera y la puerta de la cabaña abierta, saqué mi teléfono y le escribí, Fer: —Estoy aquí. Caminé hacia la entrada y me senté en uno de los escalones, estaba muy nerviosa y por más que lo intentaba no podía mantener la calma. Luego de unos minutos, pude verlo venir desde la laguna y cuando estaba a unos pasos de distancia me puse de pie, — Hola— le dije y él me dedicó una sutil sonrisa, — Hola princ
Las caricias y los besos continuaban, ya me tenía desbordada de lujuria, cuando se quitó la ropa que sobraba, lo abrace con ganas; elevando mis piernas a sus caderas, mientras mordía con suavidad el borde de su oreja. Comencé a sentir como su sexo se habría paso en mí, una leve embestida; lo hacía soltar el aliento y volvía a besarme mientras lo apretaba más a mí, para sentirlo aún más; sentirlo completo. Era un ejemplar de hombre perfecto, el movimiento de mis caderas se elevaba, junto a sus embestidas, mis gemidos, se entrelazaban con los suyos, ambos queríamos más, mucho más del otro… los minutos seguían transcurriendo, mientras él seguía haciéndome el amor, llegando juntos al cielo o al infierno… Comenzábamos de nuevo, luego de una breve pausa y muchos besos, ambos sabíamos que esto no era correcto, pero nos necesitábamos aún más, con cada pausa y el deseo irrefrenable de volver a unirnos; sentirnos y también despedirnos de este amor que nos carcomía por dentro, de esas caric
Este miércoles era especial, me la había pasado entretenida una semana entera ayudando a Luca a organizar el cuarto de la bebé, yendo de compras por todo lo que ella necesitaba y aparte organizando la pequeña ceremonia de su boda rápida con Jesua. Ese día especial era hoy, todos sus amigos los acompañamos en este día, yo tenía en mis brazos a Andrómeda que dormía plácidamente, la pequeña llevaba puesto un vestido rosado y una pequeña cinta en la cabecita haciendo juego. Los novios se veían muy apuestos, con un pantalón de vestir gris y camisa blanca, Luca tenía puesto un chaleco de terciopelo haciendo juego, y su pelo levantado en una media cola, ambos estaban muy apuestos y felices. Lupe y Pablo, junto a Renata y Dilan fueron los testigos de esta unión. La ceremonia por civil inició y después de que la jueza digiera algunas palabras, ambos novios; firmaron, seguidos de sus testigos. Todos aplaudieron alegres, cuando su libreta de matrimonio se les fue entregado y los declararon
— ¿Qué cuchichean ustedes dos? — pregunta Lu mientras se sienta sonriente, alado mío, secando sus manos, — No mucho acá hablando de los sobrinitos— le digo mientras vuelvo a observar a la pequeña en mis brazos, —Ahí, si ambos están grandotes ya— asegura mientras arregla un zapatito de la pequeña, Juno viene hacia nosotras, para dejar al bebé con su madre e ir junto a su hermano un rato. —Toma Renata, te devuelvo a este bribón, ya me arrancó otro mechón de pelo de nuevo, ¿verdad Axel? — el bebé se ríe y levanta sus manos hacia su madre para que lo alce, — ¿Mi mini loquito va a ser fatal verdad? — le hacía mañas y él balbuceaba como respuesta. Las cuatro nos reímos por ese hecho, sin duda Axel sería muy artero e inteligente cuando crezca y nuestra pequeña Aurora sería una niña muy despierta con un gran corazón. Luca también se sentó con nosotros, aprovechando que yo tenía a Andro en brazos, se contentaba con probar alguno de los aperitivos mientras volvíamos a charlar sob
Sola en el baño, me tranquilizo por no tener que cruzar palabras con él, entro en uno de los cubículos, a hacer lo mío cuando escucho que la puerta se abre. Yo no le doy importancia, minutos después escucho el agua del grifo correr. Cuando termino me maldigo al darme cuenta de que nunca tomé el papel higiénico de la mesada, — Perdonen, pero ¿me alcanzan el papel? — pregunto. Luego escucho unos pasos y veo el papel por debajo de mi puerta, —Gracias— alego, pero no hay respuesta. Salgo acomodando mi falda con una sonrisa, cuando veo a un hombre con la cabeza metida bajo el grifo, luego se incorpora y conozco muy bien esa espalda al descubierto, no puedo evitar respirar hondo mientras me acerco para lavarme las manos en el lavamanos libre. Intento no mirarlo, pero él me observa mientras gotas de su pelo caen por sus hombros, al cerrar el grifo. — De nada— se dirige a mí, mientras se pone otra remera. Me apresuro para poder irme sin decir nada, pero patino por el agua que es