JULIAN—¡Julian! La voz desesperada de Emma, pidiendo ayuda, hace que despierte sobresaltado, con la respiración entrecortada y el pecho subiendo y bajando, debido a la adrenalina que recorre todo mi cuerpo. Una sensación extraña me avasalla, me pongo de pie al notar la luz opaca que se filtra a través de las cortinas gruesas. Son las seis de la mañana y diviso a mi izquierda, el cuerpo desnudo de la mujer con la que he salido estos últimos meses. Carolina, mi secretaria. Muevo el cuello con estrés, la misma pesadilla me ha perseguido últimamente, desde que Emma murió, e intentado seguir adelante, pero no puedo, pese a salir con mujeres, el recuerdo de ella me persigue, me ahoga, luego de la amenaza de Andrew, decidí dejar todo de lado. Abandonar la orden, ser un desertor de la mafia italiana, dejarle el cargo a otro tipo que sí estaba a la altura, alguien que bien podría dirigirlos a los desastres a los que están acostumbrados. Vine de nuevo a la cuidad, luego de conseguir el div
ANDREWLas chicas que contraté, están bailando como perras en celo, nada me quita el mal humor, mucho menos el deseo por derramar sangre, desde hace dos años, que no duermo bien, no me siento a gusto, en el pasado, pensé que ser el lider de la Yakuza era lo que me haría feliz, y lo fue por un tiempo, porque ahora, solo busco razones para escapar. Siento el imperioso deseo de acabar con cualquier obstáculo que se me presente, hace unos días, los mandatarios más importantes ordenaron el exterminio de toda una familia, los acusaron por traición, y me pidieron que fuera personalmente, pese a ser el líder, no puedo hacer un movimiento sin su permiso. Mujeres y niños inocentes sufrieron el mismo castigo, fue tan sangriento, que nada me ha borrado de la cabeza las imágenes. —Más rápido —demando.Me sirven un nuevo trago y bebo hasta el fondo, el liquido calienta mi garganta y le doy una nueva calada a mi cigarrillo. Soltando al poco tiempo una cortina de humo. —Señor —ronronea una de ell
MARINALa alarma del despertador no deja de sonar, maldigo la hora en la que la puse con la buena intención de despertar más temprano de lo normal, me he propuesto cambiar algunos hábitos en mi persona, al final, creo que no voy a ganar la batalla, cubro mi cabeza con la almohada, esperando que eso amortigüe el estridente sonido, no lo hace, por lo que termino abriendo los ojos, molesta y apagando la alarma. —No es justo —refunfuño.Ser adulto es horrible, es la peor cosa que un niño pudiera desear, crecer no es tan divertido cuando conlleva responsabilidades, pero igual lo hago, me levanto, me doy una ducha de agua caliente, termino de despertar con una taza de café y reviso mi agenda. Hace dos años que la mafia italiana me dejó libre, dos años en los que perdí a mi amiga, y decidí seguir mi vida, Emma fue y siempre será mi mejor amiga, la hermana que nunca tuve, todos los días rezo para que pueda encontrar paz donde quiera que esté. Lo que le pasó, no fue justo, no solo perdió al
NARRADOR OMNISCIENTEA unos cuantos kilómetros de distancia, en Italia, se encontraba Viktoria, viendo con destellos brillantes, las goyas de una de sus tiendas favoritas y más caras del país. Habían pasado dos años desde que aceptó divorciarse de Julian, solo porque era un desertor, su padre la acogió entre sus brazos y ahora no solo estaba comprometida con el nuevo capo de la mafia italiana, sino, que estaba esperando su primer hijo. La mentira no le funcionó con Julian, pero sí con este nuevo hombre de su vida. La realidad era más cruel de lo que parecía, no estaba embarazada, no podía, porque era ella quien no podía tener hijos, aborrecía tanto a los niños, que la sola idea de sacrificar su cuerpo por otro ser humano, no le gustó, se quitó la matriz. Luego del ataque en contra de Emma, sabía que hacerle creer a Julian y a ella que ya nunca más podría volver a tener hijos, sería un golpe duro, así que pagó una exorbitante cantidad de dinero al doctor de supuesta confianza de la f
EMMAMientras permanezco sentada, un hormigueo recorre mis piernas hasta llegar a mi rostro, no es miedo, es rabia, porque frente a mí, están los dos hombres que me han herido en la vida, trato de mantener la calma, sintiéndome segura de que León esté oculto entre las sombras, observando que todo salga tal y como lo planeamos. Sabiendo que puede intervenir en cualquier momento si las cosas se salen de control. —Tomen asiento, por favor —logro recuperar la voz. Encontrarse de nuevo con tu Némesis, no es sencillo. —Emma… —Andrew es el primero en romper el silencio ensordecedor de la estancia. —Ese es el nombre para mis amigos —respondo levantando el mentón—. Para los tres, soy Elsa Jefferson. —¡Maldita loca! —brama Viktoria. Llamando mi atención, siento deseos de dispararle a matar como ella lo hizo conmigo, pero no soy tan baja como ella. —Tomen asiento —demando.—Emma, estás viva… —sigue Andrew. —¡Ahora! —exclamo.Andrew recobra la compostura, le lanza una mirada esquiva de s
JULIAN—Baja el arma, hijo de puta —brama el rubio que le apunta a Andrew. Pero no le respondo, estiro mi mano en dirección a Emma, quien me observa fijamente, sin hacer nada, no encuentro ni un ápice de miedo en sus ojos. —Ven —tiro de ella—. Es momento de que tú y yo hablemos a solas. —¡Emma! —exclama el rubio. —Voy a estar bien —Emma levanta la mano para que se tranquilice—. Julian no me va a hacer nada. Río. —¿Cómo estás tan segura de eso? —la tomo por la cintura. Mi polla comienza a reaccionar a ella, su piel, su olor, es ella, no murió, aún me repito una y otra vez, pensando en las maneras que tengo para sacarle la información que necesito. El rubio, asiente y odio la complicidad que hay en sus miradas, sigue apuntando con el arma a Andrew. —Porque no tienes los tamaños para volver a hacerme daño —Emma finalmente me responde. Me quedo callado, la arrastro hasta la salida, no hay nadie que nos detenga, salimos de la casa y la obligo a subir a mi auto, si a eso se le pue
EMMACuando me bajo del Uber, mi corazón sigue palpitando con fuerza, las manos me tiemblan y la boca se me seca, estar tan cerca de las tres personas que me hicieron más daño en el mundo, provoca que mis deseos por la venganza, aumenten.León tenía razón al decir que en cuanto uno prueba el sabor de la justicia a través de la venganza, se vuelve adictivo, posesivo, eso es algo que me está pasando, sin duda, quiero que sientan lo que yo sentí, así que voy a derrocar su imperio empresarial, antes era su juguete, ahora soy su dueña, su jefa. Entro a la mansión, las luces están apagadas, piso la base de las escaleras con la intención de subir, tomar un baño de agua caliente para luego descansar, cuando las luces se encienden y al final está León, con las manos en los bolsillos y la mirada fija en mí. —Por un momento pensé que estarías muerta, estaba a nada de buscarte —dice.Me detengo al llegar a su altura. —Me enseñaste bien, puedo con ello —le aseguro. —Eso es lo que me preocupa,
EMMAEn cuanto las palabras se deslizan de mis labios, noto la primera reacción pública de Julian, quien posa sus ojos asesinos en Claudia para luego regresar su mirada amenazante en mí, la bebé que adopté, comienza a jugar con el collar de mariposa que tengo en el cuello, entretenida y absorta de lo que pasa a su alrededor. —¿Tu hija? —es Andrew quien habla. La gente a nuestro alrededor sigue en lo suyo, la música hace eco y eso provoca que si hacen algún berrinche, no los escuchen tan bien. —Sí, mía —confirmo y luego se la doy a la nana—. Te la encargo. —Si, señora. La mujer sube las escaleras, donde al final, los hombres de León están resguardando todo, y quien, por cierto, no baja, tampoco Marina. —Por lo visto lo has pasado bien, ¿no es así? —refuta Andrew. —Sí, lo cual ya no es asunto de ninguno de los dos —termino por bajar para ponerme a su altura—. ¿Quién de los dos me va a sacar a bailar primero? Sonrío con malicia, más, cuando los dos estiran su mano hacia mí al mis