LEÓN CARRIERLa piel desnuda de las mujeres es una de mis mayores debilidades, adoro la textura suave de la mayoría, y el como se les eriza cuando las toco. Mientras observo el baile sensual de una de ellas, las otras me miran con ojos de deseo. Una de ellas se lanza al escenario, sin quitarme los ojos de encima, mueve las caderas, va vestida de árabe, pero me pongo de pie sabiendo que eso no me importa, me muevo entre la gente, moviendo las manos al ritmo, han sido días pesados. Llego hasta la barra y pido un trago, este sitio está lleno de zorras, lo compruebo cuando localizo a una morena sentándose a mi lado, rozando sus brazos con intención, con los míos, levanta la mano para pedir un trago, tiene buen culo, por lo que cuando se inclina hacia adelante con toda la intención de que le mire las tetas, lo hago. —Hola —le susurro al oído. Sus ojos brillaron con malicia al haber logrado su objetivo, pero no le doy entrada, por el contrario. —Estás obstruyendo mi espacio —río—. Zorr
EMMANo sé donde estoy, no escucho voces a mi alrededor, todo es silencio, uno abrumador que me quita el aliento y me hace caer a un vacío sin fondo, la neblina se hace espesa y vienen a mí los recuerdos de lo ocurrido, la sangre, los gritos de Marina, su llanto, el que me diga en medio de sollozos que todo va a estar bien, pero en el fondo sé que no es así. Mi cuerpo sintiéndose pesado, y la sangre, mucha sangre, un dolor en mi vientre me hace abrir los ojos de golpe, la mirada triunfante de Viktoria apuntando con un arma, me regresa a la realidad. Lo primero que veo es un techo blanco, a lo lejos, el sonido de la voz de una mujer, llamando a un doctor a la sala de emergencias, me da la respuesta. En el hospital, estoy viva, intento incorporarme pero todo me duele, dejo caer de nuevo mi cuerpo sobre la cama y tomo una larga bocanada de aire. —Despertaste.La voz ronca de Julian, hace que el corazón se me detenga, miro hacia mi izquierda y lo veo sentado en el sofá, con la mirada o
EMMADolor, esa es la única palabra que me es familiar, desde que tengo uso de memoria, es lo que he conocido, la soledad se adhiere a mi cuerpo como una segunda piel, como una larva asquerosa que se aferra a mi, el vacío es interminable, pese a que Julian trata de convencerme que él arreglará todo. Conozco a Andrew, si le dijo eso a Michael, es porque me ha sacado de la jugada, no lo voy a volver a ver, el mundo de la mafia es demasiado cruel para alguien como yo, para una persona que se empeña en solo tener un poco de paz, una vida normal. Me lo negaron, me arrastraron hasta aquí, y ahora estas son las consecuencias, Julian hace un nuevo intento por tocar mi mano, esta vez no me muevo, me han quitado todo. —Prometo que lo taeré de vuelta —me asegura. Pero no solo es por Michael, sino, por el hecho de que ya nunca más volveré a tener hijos, jamás sentiré esa sensación de sentir vida dentro de mí, soy colo la flor marchita a la que nadie querrá. —Quiero estar sola —pido con el co
EMMADoy un respingo al escuchar esas palabras, no sé quién es, pero no parece ser uno de los hombres que trabaja para Julian, frunzo el ceño y vuelvo a lo mío, aunque tal parece que se niega a dejarme en paz. —Si lo piensas mucho, quiere decir que no quieres lanzarte. Limpio mis lágrimas con el dorso de la mano, él no sabe nada. Las personas piensan que pueden llegar y pisotearme como si fuera un asqueroso insecto. —Vete —susurro cerrando y abriendo los ojos. —No quiero.Volteo a verlo una vez más. —¿Qué quieres? —pregunto con intriga mezclada con exasperación. —Alguien que solo quiere fumar —me muestra una cajetilla de cigarrillo. De la que saca uno y lo enciende, respirando el humo para luego sacarlo, dejando que su rostro sea cubierto por la cortina de humo dañino. Por un breve segundo me quedo hipnotizada por su belleza masculina, no me gusta, pero hay algo en él que me inspira… confianza. —Hace frío, tal vez deberías bajar de ahí —señala la base en la que me encuentro pa
JULIANCuando era niño, pensé que tenía todo en la vida, como la mayoría, pero estaba equivocado, desde muy temprana edad, nuestro padre nos abandonó para venir a Italia, no supimos a lo que se dedicaba hasta que tuvimos uso de razón, en especial porque Andrew era el más curioso de los dos, hacía preguntas, mismas que tuvieron su respuesta años después. El mundo de la mafia nunca fue para mí, eso es un hecho que nadie puede borrar, tal vez fue para nuestra hermana o Andrew, y ahora, mis peores temores toman forma, sentado frente al escritorio, detallo los planos que descansan sobre este. Todos muestran las rutas más cercanas donde Andrew podría dar su siguiente ataque, a más de que pronto iniciará la toma oficial de su liderazgo. —He arreglado lo que me pediste, en cuanto Emma esté mejor —anuncia Eduardo. —Arregla la… —¡Señor! Uno de mis hombres entra acelerado, en cuanto me ve, palidece, nos ve de hito en hito y luego cierra la puerta detrás de él. —Ha ocurrido un accidente —d
ANDREWDespierto a mitad de la noche con la respiración agitada y el corazón palpitando con fuerza, gotas de sudor recorren mi cuerpo, espero un par de segundos a que mi vista se acostumbre a la penumbra que reina en la habitación. Estiro la mano y agarro mi celular, el cual se encuentra parpadeando encima de la cómoda de noche, es una llamada perdida de un número equivocado. Frunzo el ceño, enciendo la lámpara y giro. Karla se remueve inquieta a mi lado, debajo de las sábanas, su cuerpo desnudo no es comparado con el de Emma, la boca la tengo seca, por ello, me levanto y salgo de la habitación, yendo directo a la cocina, donde abro la nevera y saco una jarra de agua fría. Me tomo cinco vasos seguidos, nada calma esta sensación extraña de mi pecho, es como si tuviera un mal presentimiento, como si algo malo estuviera a punto de pasar o ya lo hizo. —¿No puedes dormir? La voz femenina a mis espaldas me hace voltear y mirar a Karla por encima del hombro. —Creí que estabas dormida —
NARRADOR OMNISCIENTELa lluvia no cesa, el cielo está lleno de nubes negras, que pareciera que incluso él está de duelo por la muerte de Emma, mientras Julian se prepara para el funeral, revisa los noticieros, se encargó de que nadie más interviniera, no ha respondido a las llamadas de la orden, no sabe dónde se encuentra Viktoria, tampoco le importa. Eduardo, su mejor amigo, le mira con preocupación, porque sabe que después de esto, nadie podrá hacerlo revivir, se ha encargado de todos los arreglos, para desaparecer después del funeral. No quiso que fuera en los estados unidos, por la razón escondida de que de ese modo podría visitarla a cada momento y no la superaría. Termina de alisarse la corbata negra que hace contraste con la camisa blanca, mira a su alrededor, el vacío se traga todo sentimiento de culpa. —¿Seguro que quieres hacer esto? —le preguntó Eduardo. Julian levanta la mirada y no responde. —Ya no hay vuelta atrás —responde con gesto adusto. —Aun estás a tiempo de
EMMAHan pasado dos años desde que me mataron, ahora, he vuelto con más fuerza que antes, ya no soy la misma niña temerosa, he aprendido tanto sobre el mundo de la mafia, por experiencia propia, claro, ya que me empujaron como borrego al matadero, me quitaron lo que más amaba en la vida, y ahora es hora de que todos ellos sufran las consecuencias. Descubrí que en realidad soy fuerte, demasiado, también que León es mi medio hermano, al parecer, mi verdadero padre tuvo una aventura con su madre, sin saber que ella era mujer de la mafia. El resultado llegó nueve meses después. León Carrier es… peculiar, a veces demasiado protector, otras es un estricto, y la mayoría del tiempo, un alacrán letal que vigila todo el tiempo a quien se convierte en una más de sus víctimas, pero en general, cuando le obligué a hacernos una prueba de ADN, los resultados eran ciertos. Somos medios hermanos. En todo este tiempo me ha entrenado bien, me enseñó el combate de cuerpo a cuerpo, hizo que me aprendi