EMMAHe pasado por mucho desde que Julian y Andrew aparecieron en mi vida, aún estando aquí, aferrada a Michael, pienso en una solución para poder salir de esto, me encuentro en un país que no es el mío, no tengo amigos, ayuda o algo aquí, así que me preparo para lo peor, sin embargo, una opción diferente para mi hijo. El que Julian me haya engañado, no se lo perdono, no lo hago. Y creo que jamás lo haré, estoy dentro de una habitación con ventanas y puerta aseguradas. Michael se ha quedado dormido y solo he vomitado dos veces, la verdad es que pese a que hay un baño dispuesto, no me atrevo a darme una ducha, no cuando el miedo a que entren y hagan algo, me avasalla. Camino de un lado a otro, estoy a punto de tocar la puerta hasta que alguien me escuche y me diga qué harán con nosotros, cuando la puerta se abre, dándole paso a Julian y a Viktoria. —Dios, sí que apestas —Viktoria arruga la nariz. Pero mi atención no va dirigida hacía ella, sino, al hombre que me mira con ojos asesi
JULIAN Hay cosas que no se pueden evitar, no se pueden dejar de lado, como el hecho de fingir estar con Viktoria, para grandes resultados se necesitan de grandes sacrificios, y este es uno de ellos si quiero que mi hijo nazca vivo, ahora que tengo el máximo poder siendo el Capo de la mafia italiana, lleva responsabilidades, una de estas es haberme casado con Viktoria, a quién no soporto. Pero mejor cerca el enemigo, siguiendo sus pasos, que lejos sin poder hacer nada, viviendo bajo la incertidumbre, sé que me arriesgo a tener a Emma y a Michael aquí, sin embargo, a las afueras los Yakuza que dirige Andrew, están en su búsqueda, sabe que estoy esperando un hijo con ella, por lo que no tardará en usar esa moneda de cambio en mi contra, antes de que eso ocurra, necesito convencer a Viktoria de que no hay nada entre los dos y que solo fue un juego. Mi prioridad es mantener a salvo a Emma, a mi sobrino y a mi hijo, Viktoria, pese a ser educada, es una arpía de cuidado, si mantiene la
MARINAHORAS ANTES—Creo que así le quedará mejor —sonrío.—Sabes, eres la mejor estilista del país —me dice la señora Anacreni, a quien le había realizado un corte en capas y teñido el cabello caoba a platino con destellos dorados. Algo que yo ni loca me haría, pero al final ella era quien pagaba y mandaba. —Sabes, eres muy hermosa —me sonríe. Levanto la mirada hacia el espejo, nunca me he considerado fea, pero tampoco la gran cosa en belleza, mis ojos avellana, casi amarillos, es lo que más resalta en mi rostro, o al menos eso era lo que me decía Emma, mi mejor amiga, a quien tiene tiempo que no veo y extraño. —Gracias, señora. No conozco a esta mujer, de hecho, es la primera vez que viene a mi salón de belleza, por lo regular soy la dueña y ya no suelo hacer esto, pero ella llegó y me pidió a mí, por lo que no pude negarme. —Es una lástima que tanta belleza sea desperdiciada. Frunzo el ceño. El sonido de la campana de la puerta al abrirse, me hace levantar la mirada, para v
ANDREWLa rabia nunca desaparece, es como el veneno que te inyectan y que te carcome lento el sistema, pese a haber estado aquí, hace un momento con Sampayo, no me quita de la cabeza nadie el hecho de ahora querer matar a mi hermano. Es un hecho, una solución a mis problemas, no quería, pero insiste no solo en ser el juguete de nuestro padre, sino, en quitarme a la mujer que más he amado en la vida. Tiene a mi hijo y el que ambos estén bajo el resguardo de la mafia italiana, me acelera el jodido corazón. —Tenemos que casarnos —dice Karla Sampayo.Levanto la mirada, no es la mujer que quiero, no es Emma. No es… —Tienes que decidirte, si el líder de los Yakuza no tiene una mujer nacida dentro de la organización, a su lado, te verán como un líder débil, la gente comienza a hablar —arguye en tono urgente. Pero mi mente está en el siguiente plan que tiene que ejecutar, ella es la única que puede hacerlo, y morir en el intento. —Escucha… —Vete —demando.—No puedes pedirme eso, soy… L
EMMALa cara que puso Julian cuando vio a aquel hombre que tiraba del brazo de Marina, hace que me quede inquieta cuando sale, intenté abrir la puerta sin éxito, llamarlo, nunca vino, y ahora estaba amaneciendo, lo cierto es que por culpa de esto, me encontraba descuidando de mi embarazo, ni siquiera he podido ir a un médico para que me revise bien. No solo tengo que escapar de Andrew, sino también de Viktoria, Julian y ahora el tal Draman. Michael se enfadó conmigo por no permitirle ir con su tío, así que sigue dormido, aprovecho para darme una ducha rápida, colocándome la misma ropa, para cuando salgo, hay una charola de plata con comida. No quiero despertar a mi hijo, como mi porción, y dejo la que le corresponde a Michael. Las náuseas son menos, casi ausentes, aunque los mareos son otra cosa. Para cuando el reloj marca las diez de la mañana, Michael despierta, le obligo a lavarse los dientes. Come y justo cuando él está preguntando cuándo podrá ver de nuevo a su padre, la puerta
EMMAMarina me mira como si hubiera visto un fantasma, niega con la cabeza y sé lo que significa, lo que quiere que haga, pero no comparto la misma opinión. El ambiente es hostil, Julian no se atreve a mirarme, a nadie, solo a su padre, quien parece tener una clase de comunicación silenciosa con él. —Ahora, lo único que tienes que hacer, es hablar conmigo, decirme dónde está mi hijo Andrew y te dejaré ir —habla el padre de los dos, quien me lanza una mirada cargada de advertencias. No le creo. —Primero suelten a Marina.Una risa casi macabra, brota de la garganta del padre de Julian, sus ojos brillaron con malicia y creo que me he vuelto loca, pero por un breve segundo, creo que Julian le mira con un desprecio tan palpable, que me eriza la piel. —Me parece que no estás entendiendo cuál es tu posición aquí —arguye.Comienza a acercarse a mí, uno de los hombres de Julian, me empuja con fuerza hacia adelante, y tuerzo la boca con desagrado, un olor a loción masculina, mezclado con ci
EMMAMe llevan a una habitación donde una vez dentro, cierran la puerta a mis espaldas, Julian aparece frente a mí y sin que pueda darme tiempo a reaccionar, se abalanza sobre mí, envuelve mi cuerpo entre sus brazos y con fuerza me pega a su pecho. —Creí que te perdería, siento lo que pasó, Michael está en su nueva habitación, con la nana, podrás verlo —me dice. Intento apartarme de él. —¿Cómo pudiste meter en esto a Marina? Ella no tiene nada que ver —logro alejarme un poco de él. —Lo sé, por ello no la torturaron como mi padre había ordenado, hice lo que pude, si dudan tan solo un poco de lo que siento por ti… —Tú no sientes nada por mí, desde que apareciste en mi vida no he tenido un solo descanso —apunto—. Quiero que me saques de aquí, quiero estar a salvo con Michael y quiero que no permitas que violen a Marina. Frunce el ceño. —No le van a hacer daño, solo intentan asustarte, ella estará bien, ordené que la llevarán a otra habitación —me explica. Afloja su agarre y aprov
MARINAEl olor dentro de las celdas es repugnante, una parte dentro de mí, está llena de miedo, la otra, solo quiere que uno de estos idiotas intente tocarme para que saque las garras, porque primero muerta antes de siquiera intenten algo. Uno de ellos, el más alto, fornido y lleno de tatuajes, sonríe a modo de mostrar su dentadura con dientes de oro, la cosa no puede ser más asquerosa. Se han llevado a Emma, mi soporte, no entiendo nada, solo sé que salir de aquí es mi única opción, pase lo que pase, hacer lo que sea con tal de volver a obtener mi libertad. —Nos vamos a divertir, preciosa —dice el tipo. Los otros se quedan detrás de él, mirándome con ojos llenos de lascivia, trago grueso, no tengo un arma, algo con lo que pueda defenderme, pero extrañamente no tengo miedo, al contrario, siento como la adrenalina recorre todo mi torrente sanguíneo. Estoy preparada para el ataque, cuando una voz masculina, ronca, gélida y tranquila, retumba por cada uno de los huecos de la estancia