EMMAAndrew no deja de mirarme, se remoja los labios con parsimonia y siento que el aire vuelve a llenar mis pulmones, la chica al lado, chasquea la lengua para que la vuelva a notar. —¿Disculpa? Andrew —le dice en tono melódico, colocando su mano sobre su hombro—. Pensé que pasaríamos el día hablando de asuntos importantes sobre la Yakuza. Me aparto de Andrew. —Te presento a Karla Sampayo —me dice—. Ella es hija de uno de los miembros de la organización. —Y seleccionada para ser su esposa —interrumpe Karla estirando su mano hacia mi dirección—. Tú debes ser una de las putas que Andrew tiene para pasar el rato. Andrew se queda callado, retrocedo, sin darle entrada al gesto de Karla. —Siento interrumpir —digo—. Con su permiso. Giro sobre mis talones, dispuesta a desaparecer dentro de su campo de visión, ya hice todo lo que estaba en mis manos, es decir, ya le di la respuesta que tanto ansiaba, todo por nuestro hijo, por lo que ahora depende de él, subo las escaleras y estoy a na
EMMAMe quedo sin habla, lo que me pide Andrew no solo es una locura, sino, que me da asco pensar siquiera que podría estar con él, es decir, estoy enamorada de Julian, su hermano, y estoy esperando un hijo suyo, no creo que sea lo correcto. Mi rostro debe decirle todo, porque se aleja lleno de rabia contenida. —Como quieras, solo te digo que, entonces, perderás a Michael —espeta con brusquedad—. Te daré un solo día para pensarlo, piensas que soy el malo, pero no tienes idea de que Julian es peor que yo, si de verdad te quisiera, estaría aquí. Y con esto, gira sobre sus talones y sale cerrando la puerta por fuera. Acostarme con él, la sola idea me da escalofríos, llorar no sirve de nada, por muchas ganas que tenga de hacerlo, Julian no me abandonaría, estoy segura de que está planeando algo, con ese pensamiento me voy a la cama. Me pregunto qué estará haciendo en estos momentos, debe estar buscando la manera para salvarme, entra la chica con las comidas del día, extraño a Michael.
EMMAHe pasado por mucho desde que Julian y Andrew aparecieron en mi vida, aún estando aquí, aferrada a Michael, pienso en una solución para poder salir de esto, me encuentro en un país que no es el mío, no tengo amigos, ayuda o algo aquí, así que me preparo para lo peor, sin embargo, una opción diferente para mi hijo. El que Julian me haya engañado, no se lo perdono, no lo hago. Y creo que jamás lo haré, estoy dentro de una habitación con ventanas y puerta aseguradas. Michael se ha quedado dormido y solo he vomitado dos veces, la verdad es que pese a que hay un baño dispuesto, no me atrevo a darme una ducha, no cuando el miedo a que entren y hagan algo, me avasalla. Camino de un lado a otro, estoy a punto de tocar la puerta hasta que alguien me escuche y me diga qué harán con nosotros, cuando la puerta se abre, dándole paso a Julian y a Viktoria. —Dios, sí que apestas —Viktoria arruga la nariz. Pero mi atención no va dirigida hacía ella, sino, al hombre que me mira con ojos asesi
JULIAN Hay cosas que no se pueden evitar, no se pueden dejar de lado, como el hecho de fingir estar con Viktoria, para grandes resultados se necesitan de grandes sacrificios, y este es uno de ellos si quiero que mi hijo nazca vivo, ahora que tengo el máximo poder siendo el Capo de la mafia italiana, lleva responsabilidades, una de estas es haberme casado con Viktoria, a quién no soporto. Pero mejor cerca el enemigo, siguiendo sus pasos, que lejos sin poder hacer nada, viviendo bajo la incertidumbre, sé que me arriesgo a tener a Emma y a Michael aquí, sin embargo, a las afueras los Yakuza que dirige Andrew, están en su búsqueda, sabe que estoy esperando un hijo con ella, por lo que no tardará en usar esa moneda de cambio en mi contra, antes de que eso ocurra, necesito convencer a Viktoria de que no hay nada entre los dos y que solo fue un juego. Mi prioridad es mantener a salvo a Emma, a mi sobrino y a mi hijo, Viktoria, pese a ser educada, es una arpía de cuidado, si mantiene la
MARINAHORAS ANTES—Creo que así le quedará mejor —sonrío.—Sabes, eres la mejor estilista del país —me dice la señora Anacreni, a quien le había realizado un corte en capas y teñido el cabello caoba a platino con destellos dorados. Algo que yo ni loca me haría, pero al final ella era quien pagaba y mandaba. —Sabes, eres muy hermosa —me sonríe. Levanto la mirada hacia el espejo, nunca me he considerado fea, pero tampoco la gran cosa en belleza, mis ojos avellana, casi amarillos, es lo que más resalta en mi rostro, o al menos eso era lo que me decía Emma, mi mejor amiga, a quien tiene tiempo que no veo y extraño. —Gracias, señora. No conozco a esta mujer, de hecho, es la primera vez que viene a mi salón de belleza, por lo regular soy la dueña y ya no suelo hacer esto, pero ella llegó y me pidió a mí, por lo que no pude negarme. —Es una lástima que tanta belleza sea desperdiciada. Frunzo el ceño. El sonido de la campana de la puerta al abrirse, me hace levantar la mirada, para v
ANDREWLa rabia nunca desaparece, es como el veneno que te inyectan y que te carcome lento el sistema, pese a haber estado aquí, hace un momento con Sampayo, no me quita de la cabeza nadie el hecho de ahora querer matar a mi hermano. Es un hecho, una solución a mis problemas, no quería, pero insiste no solo en ser el juguete de nuestro padre, sino, en quitarme a la mujer que más he amado en la vida. Tiene a mi hijo y el que ambos estén bajo el resguardo de la mafia italiana, me acelera el jodido corazón. —Tenemos que casarnos —dice Karla Sampayo.Levanto la mirada, no es la mujer que quiero, no es Emma. No es… —Tienes que decidirte, si el líder de los Yakuza no tiene una mujer nacida dentro de la organización, a su lado, te verán como un líder débil, la gente comienza a hablar —arguye en tono urgente. Pero mi mente está en el siguiente plan que tiene que ejecutar, ella es la única que puede hacerlo, y morir en el intento. —Escucha… —Vete —demando.—No puedes pedirme eso, soy… L
EMMALa cara que puso Julian cuando vio a aquel hombre que tiraba del brazo de Marina, hace que me quede inquieta cuando sale, intenté abrir la puerta sin éxito, llamarlo, nunca vino, y ahora estaba amaneciendo, lo cierto es que por culpa de esto, me encontraba descuidando de mi embarazo, ni siquiera he podido ir a un médico para que me revise bien. No solo tengo que escapar de Andrew, sino también de Viktoria, Julian y ahora el tal Draman. Michael se enfadó conmigo por no permitirle ir con su tío, así que sigue dormido, aprovecho para darme una ducha rápida, colocándome la misma ropa, para cuando salgo, hay una charola de plata con comida. No quiero despertar a mi hijo, como mi porción, y dejo la que le corresponde a Michael. Las náuseas son menos, casi ausentes, aunque los mareos son otra cosa. Para cuando el reloj marca las diez de la mañana, Michael despierta, le obligo a lavarse los dientes. Come y justo cuando él está preguntando cuándo podrá ver de nuevo a su padre, la puerta
EMMAMarina me mira como si hubiera visto un fantasma, niega con la cabeza y sé lo que significa, lo que quiere que haga, pero no comparto la misma opinión. El ambiente es hostil, Julian no se atreve a mirarme, a nadie, solo a su padre, quien parece tener una clase de comunicación silenciosa con él. —Ahora, lo único que tienes que hacer, es hablar conmigo, decirme dónde está mi hijo Andrew y te dejaré ir —habla el padre de los dos, quien me lanza una mirada cargada de advertencias. No le creo. —Primero suelten a Marina.Una risa casi macabra, brota de la garganta del padre de Julian, sus ojos brillaron con malicia y creo que me he vuelto loca, pero por un breve segundo, creo que Julian le mira con un desprecio tan palpable, que me eriza la piel. —Me parece que no estás entendiendo cuál es tu posición aquí —arguye.Comienza a acercarse a mí, uno de los hombres de Julian, me empuja con fuerza hacia adelante, y tuerzo la boca con desagrado, un olor a loción masculina, mezclado con ci