JULIAN Hay cosas en la vida que no se pueden cambiar, y una de esas es el hecho de tener un hermano gemelo que es un traidor, pero en estos momentos no pienso en las consecuencias, en cuanto siento el disparo en el pecho, algo se fractura dentro, y no es precisamente el cuerpo, porque llevo chaleco antibalas, sino, el que mi hermano, mi sangre, me hubiera disparado a morir. Él en verdad me iba a matar, pero soy rápido al sostenerme de la cuerda que ancle en una de las partes frontales del helicóptero, es por ello que no me permito dejarlos avanzar. Andrew dispara de nuevo pero esquivo cuando veo que Emma lo empuja, es cuando aprovecho para volver a entrar, saco mi arma y soy yo quien le dispara a Andrew en la pierna, el avión no tiene mucha altura de vuelo, ya que el piloto solo obedece mis ordenes. —Emma, ven —estiro mi mano en su dirección. Ella asiente con ojos llorosos mientras Andrew se queja en el suelo por su pierna herida. —Tenías razón, hermano —lo tomo del cuello y lo
EMMA ¿En qué momento me metí en tantos líos? Mientras estamos en Londres, en una de las propiedades de Julian, en la que según él, nadie nos podrá encontrar, pienso una y otra vez en cómo ha cambiado mi vida desde que conocí a Andrew. El hecho de que ahora esté sentada sintiendo como me arrebatan el alma, no cambia nada. —Entendido —cuelga Julian. Me pongo de pie cuando finaliza su llamada y creo que cada segundo que pasa, es una tortura más. —He mandado a uno de mis hombres de confianza para que se filtren en las propiedades donde supongo mi hermana, tiene a Michael —me comenta. —Tal vez si aparezco… —la voz se me quiebra, no quiero que nada malo le pase a mi bebé. Niega con la cabeza. —Esto es lo que espera, deja que maneje eso te recuerdo que ahora no solo se trata de mi padre quien está detrás de tu cuello, sino, Marian, y por supuesto mi hermano, no creo que te haga daño, pero sí opino que ahora que se ha unido a los Yakuza, hará todo por eliminarme, de ese modo tendría el
EMMATodo me da vueltas, siento que no puedo respirar, pero trato de abrir los ojos pese a lo pesado de mis párpados, poco a poco las piezas del rompecabezas se unen hasta que recuerdo lo ocurrido, me incorporo de golpe, el ácido estomacal se me sube por la garganta, me encuentro dentro de la parte trasera de una camioneta, todo huele a combustible, mi mano izquierda está rodeada por una esposa. La muevo, pero de nada sirve, relamo mis labios al sentirlos secos, Marian me había golpeado, lo que me lleva a la conclusión de que se libró de alguna manera de Italia, aún no sé como lo hizo, pero recordar que es ella quien tiene a mi hijo, no hago gran escándalo hasta saber qué es lo que quiere de mí. Los minutos pasan hasta que la camioneta se detiene, escucho el sonido de varias voces chocando entre sí, las puertas traseras se abren y Marian Carson, la hermana de Julian y Andrew, me mira con sus ojos grises. —Despertaste —espeta con firmeza—. Me alegra, me ahorras el tener que pedirle
JULIANMuevo el cuello con estrés mientras camino de un lado a otro dentro de la oficina, todo este tiempo he sido paciente, queriendo que nadie conozca mi verdadera naturaleza, una de la que incluso mi sangre rehúye, pero Marian ha llegado a mi límite, siempre ha sido una perra, algunas cosas nunca cambian, la ambición por el poder y el reconocimiento que nunca le tendrá nuestro padre, le ha obligado a cometer muchas locuras, esta, es la última.No solo se está metiendo con lo mío, sino, que ya es tiempo de darle una lección, en cuanto a Andrew, me sorprende que esté del lado de los Yakuza, uno de mis contactos me ha confirmado que no solo está con ellos, sino, que ha vendido su alma al diablo, logrando ser el líder sin haber nacido bajo el régimen autoritario de esa organización. Su plan por derrocar el imperio de nuestro padre no es mala idea, lo apoyaría en todo caso, pero el querer acabar conmigo solo porque hice mía a la que era su chica, es un precio que no estoy dispuesto a p
EMMAMiro a mi hijo jugar con su padre en el jardín de una propiedad que no conozco ni siquiera su ubicación exacta, solo sé que estamos en Londres. En cuanto llegamos, Andrew me encerró en esta habitación, no me permitió siquiera estar con Michael, tengo miedo de que cumpla lo que prometió, quiero fuera del mundo de la mafia a nuestro hijo. De soslayo, observo que las cámaras de seguridad siguen mis movimientos, afuera, resguardando la puerta, están dos tipos con cara de asesinos y hace una hora, una chica con más pinta de puta que nada, me ha traído una charola de plata con comida, el desayuno, no lo he probado, no pienso hacerlo, tengo miedo de que pudiera estar envenenado. Las horas pasan, camino de un lado a otro, tratando de encontrar en vano, una solución a mi problema, nada funciona. Hasta que la puerta se abre y entra el padre de mi hijo. —Buenos días —saluda mirando la comida intacta—. No has probado alimento, en tu estado, es peligroso. No le respondo, es su lugar reali
EMMAAndrew no deja de mirarme, se remoja los labios con parsimonia y siento que el aire vuelve a llenar mis pulmones, la chica al lado, chasquea la lengua para que la vuelva a notar. —¿Disculpa? Andrew —le dice en tono melódico, colocando su mano sobre su hombro—. Pensé que pasaríamos el día hablando de asuntos importantes sobre la Yakuza. Me aparto de Andrew. —Te presento a Karla Sampayo —me dice—. Ella es hija de uno de los miembros de la organización. —Y seleccionada para ser su esposa —interrumpe Karla estirando su mano hacia mi dirección—. Tú debes ser una de las putas que Andrew tiene para pasar el rato. Andrew se queda callado, retrocedo, sin darle entrada al gesto de Karla. —Siento interrumpir —digo—. Con su permiso. Giro sobre mis talones, dispuesta a desaparecer dentro de su campo de visión, ya hice todo lo que estaba en mis manos, es decir, ya le di la respuesta que tanto ansiaba, todo por nuestro hijo, por lo que ahora depende de él, subo las escaleras y estoy a na
EMMAMe quedo sin habla, lo que me pide Andrew no solo es una locura, sino, que me da asco pensar siquiera que podría estar con él, es decir, estoy enamorada de Julian, su hermano, y estoy esperando un hijo suyo, no creo que sea lo correcto. Mi rostro debe decirle todo, porque se aleja lleno de rabia contenida. —Como quieras, solo te digo que, entonces, perderás a Michael —espeta con brusquedad—. Te daré un solo día para pensarlo, piensas que soy el malo, pero no tienes idea de que Julian es peor que yo, si de verdad te quisiera, estaría aquí. Y con esto, gira sobre sus talones y sale cerrando la puerta por fuera. Acostarme con él, la sola idea me da escalofríos, llorar no sirve de nada, por muchas ganas que tenga de hacerlo, Julian no me abandonaría, estoy segura de que está planeando algo, con ese pensamiento me voy a la cama. Me pregunto qué estará haciendo en estos momentos, debe estar buscando la manera para salvarme, entra la chica con las comidas del día, extraño a Michael.
EMMAHe pasado por mucho desde que Julian y Andrew aparecieron en mi vida, aún estando aquí, aferrada a Michael, pienso en una solución para poder salir de esto, me encuentro en un país que no es el mío, no tengo amigos, ayuda o algo aquí, así que me preparo para lo peor, sin embargo, una opción diferente para mi hijo. El que Julian me haya engañado, no se lo perdono, no lo hago. Y creo que jamás lo haré, estoy dentro de una habitación con ventanas y puerta aseguradas. Michael se ha quedado dormido y solo he vomitado dos veces, la verdad es que pese a que hay un baño dispuesto, no me atrevo a darme una ducha, no cuando el miedo a que entren y hagan algo, me avasalla. Camino de un lado a otro, estoy a punto de tocar la puerta hasta que alguien me escuche y me diga qué harán con nosotros, cuando la puerta se abre, dándole paso a Julian y a Viktoria. —Dios, sí que apestas —Viktoria arruga la nariz. Pero mi atención no va dirigida hacía ella, sino, al hombre que me mira con ojos asesi