Britney Nichols solo pretendía remodelar una hermosa villa en Grecia, pero no imaginaba que el misterioso propietario de la villa, el heredero Owen Stratos, iba a despertar en ella la más tórrida de las pasiones. Owen sabía que tenía que hacerla suya y Britney sabía que no podría resistirse. Pero él tenía dos reglas que nunca rompía: era muy joven para pensar en tener una esposa, ni mucho menos un un bebé. Pero entonces Britney le dijo que estaba embarazada y sus planes se desbarataron. ¿Pensaban que este era el final de la historia? Pues no, lindas. "Un hijo del Heredero Stratos" ya comienza.
Capítulo uno. Bienvenida a Grecia. Britney había esperado que la Villa Chrysafénios fuera calurosa y polvorienta. No que fuera tan bonita y oliera tan bien por el aroma de las plantas que crecían bajo el cielo azul. —Se espera que se ponga a trabajar de inmediato, señorita Nichols. Él señor Stratos raramente hace excepciones con nadie. ¡Mucho menos con una decoradora! — el rollizo y pulcro Cosmos se inclinó hacia delante y golpeó el cristal que los separaba del chófer. Le dio una breve orden en griego y volvió a recostarse en el asiento de cuero color crema —. El señor Stratos tiene que pasarse a última hora del día por su oficina de la ciudad y esta noche asistirá a una cena ofrecida por una delegación española. Su jornada está ajustada al segundo. Como su mano derecha en Villa Chrysafénios, debo asegurarme de que estemos allí a la hora. —Siento que cancelaran mi vuelo. Se supone que tenía que haber llegado ayer — Britney agarró con fuerza el maletín. Aquel trabajo era un sueño p
Capítulo dos. El árbol genealógico—Eh… sí… de acuerdo — farfulló Britney. Ese hombre era tan serio como guapo y era evidente que había un tiempo limitado de audiencia —. Bien, bueno. Soy Britney Nichols…—Lo sé. Viene con las mejores recomendaciones posibles de mi amiga la marquesa de Carisbrooke. No sé qué le habrá contado ella o mi hermana, pero heredé de mi abuelo paterno este lugar hace ya un tiempo. Cuando estaba en uso se dejó que se estropeara hasta la penosa condición en que puede verlo ahora, pero he decidido que es el momento de volver a levantar Villa Chrysafénios. Quiero restaurarla y llevarla al esplendor del pasado, así que es mejor deshacerse de los restos de su reciente ocupación. Como no tengo tiempo para hacerlo por mí mismo, necesito una especialista. Todo mi personal trabaja al más alto nivel. Se espera de los contratistas la misma actitud —perdió el hilo un momento y después hizo un gesto divertido con los labios—. ¿Sabe que acabo de darme cuenta de que en cierto
Capítulo tres. Resistirse a su mirada. Con una sonrisa de tranquilidad Owen revisó y niveló el aparato. —No se preocupe, señorita. Todavía no he perdido a ningún pasajero. Aliviada, Britney dejó de agarrarse a la tapicería. —Dijo que había dos razones, señor Stratos. —Oh, sí… — Owen hizo un giro imposible y bajó el helicóptero para sobrevolar una avenida —. La segunda razón es que me gusta. Britney pronto se sobrepuso al miedo que le producía volar en helicóptero. Empezó a mirar al exterior. Se preguntó qué habría pensado su madre de aquello. La pequeña y apocada Britney que odiaba toda clase de alboroto, había crecido y viajaba en el helicóptero privado de un multimillonario. Su admiración se acrecentó según se acercaban al mismo centro de Atenas. En lugar de las residencias del norte, los rascacielos de la ciudad asomaban por encima de una capa de finas nubes. —¿Ve eso? Es el cuartel general del Imperio Stratos — dijo Owen señalando un edificio. Al acercarse, Britney pudo v
Capítulo cuatro. No va a casarme.Owen hizo una pausa antes de continuar. —Para ahorrar tiempo la he traído aquí para que conozca a las secretarias.Los ejecutivos seguían sonriendo y ya parecían menos feroces. Mientras acompañaba a Owen se alegró de haberse puesto ropa de trabajo. Su traje pantalón negro casi era de funeral, pero aun así tuvo que aguantar una sucesión de miradas de apreciación por parte de los ejecutivos. Owen no compartía ese tipo de aficiones.Britney pensó que sería probablemente porque sabía lo que era sentirse admirado de forma evidente. Cuando entraron en una sala contigua llena de administrativas y secretarias, se apreció una ola de nerviosismo. Todas las mujeres presentes lo miraron. Él pareció no notarlo y presentó a Britney de forma desenfadada como su nueva contratista y después se marchó para unirse a sus colegas. La dejó expuesta a miles de preguntas. Todas las chicas estaban desesperadas por saber cómo era la Villa Chrysafénios por dentro. Algunas habí
Capítulo cinco. No soy una avariciosa Era una charla informal, pero aun así afectó a Britney. No podía creer que alguien fuera capaz de hacer semejante acusación de un modo tan brusco. Una cosa era despreciar a las cazafortunas y otra insultar a sus trabajadoras. —¡No soy la avariciosa pariente de nadie! He conseguido este trabajo por mis propios méritos — respondió con firmeza. —Eso espero — respondió él con satisfacción—. No tengo tiempo para vigilarla constantemente. —No le dejaría — dijo Britney alzando la barbilla y mirándolo a los ojos. —Excelente. Me alegro de que estemos de acuerdo — dijo él sin alterarse y con un gesto para que ella lo siguiera se dirigió a grandes zancadas hacia la casa.—Esta es la agenda del señor Stratos para los próximos treinta días — dijo Cosmos tendiéndole una hoja de grueso papel color crema con el escudo de los Stratos —. Las citas de negocios están en rojo, las sociales en verde y las que combinan ambos aspectos sombreadas. Se ha elegido e
Capítulo seis. La tentación hecha hombre.Britney investigó el contenido de la bandeja que había llevado Cosmos. Seis galletas caseras en un plato de porcelana. Lo malo sería que luego no pudiera comerse la cena porque se había llenado de galletas, pensó Britney. Después de comerse dos, dejó las otras sin tocar, pero con un poco de arrepentimiento. Después, en un impulso, se metió dos en el bolsillo… sólo por si la cena resultaba ser más de diseño que alimenticia. Para cuando bajó con la caja de herramientas a la galería del humo, estaba anocheciendo. La puerta seguía abierta, así que entró. Un murciélago cruzó volando y desapareció entre las sombras. Britney se estremeció, aliviada porque sólo le llevaría un minuto mirar los colores del escudo de armas de su cliente. Fue hasta la chimenea. La repisa era demasiado alta como para ver dónde estaba el nombre de Owen con aquella oscuridad. Sacó una linterna del bolsillo y recorrió los paneles buscando su nombre. La mancha de luz pronto l
Capítulo siete. Cambio de planes. Veinte minutos de frenética búsqueda después, Britney estaba desesperada por una visión de Owen completamente vestido. No era capaz de encontrar el comedor. Casualmente escuchó el crujido de la tarima en un pasaje lejano y corrió hacia allí. Con el rostro enrojecido y jadeando, atisbo una figura justo en el momento en que desaparecía tras una esquina. —¡Perdone! Estoy buscando el comedor. En el silencio que siguió, Britney tuvo la terrorífica visión de que deambulaba por los pasillos el resto de su vida mientras moría de hambre lentamente… Entonces sintió un gran alivio cuando un joven mayordomo respondió a su llamada. —No encontrará ninguno por aquí, señorita Nichols — la miró el empleado desconcertado —. En cualquier caso, ¿se refiere al comedor de verano o al de invierno? Britney casi gritó de frustración, pero no era culpa del muchacho que se hubiera perdido. —Quiero ir donde el señor Stratos está desayunando — dijo ella con un tono to