Capítulo cinco. No soy una avariciosa Era una charla informal, pero aun así afectó a Britney. No podía creer que alguien fuera capaz de hacer semejante acusación de un modo tan brusco. Una cosa era despreciar a las cazafortunas y otra insultar a sus trabajadoras. —¡No soy la avariciosa pariente de nadie! He conseguido este trabajo por mis propios méritos — respondió con firmeza. —Eso espero — respondió él con satisfacción—. No tengo tiempo para vigilarla constantemente. —No le dejaría — dijo Britney alzando la barbilla y mirándolo a los ojos. —Excelente. Me alegro de que estemos de acuerdo — dijo él sin alterarse y con un gesto para que ella lo siguiera se dirigió a grandes zancadas hacia la casa.—Esta es la agenda del señor Stratos para los próximos treinta días — dijo Cosmos tendiéndole una hoja de grueso papel color crema con el escudo de los Stratos —. Las citas de negocios están en rojo, las sociales en verde y las que combinan ambos aspectos sombreadas. Se ha elegido e
Capítulo seis. La tentación hecha hombre.Britney investigó el contenido de la bandeja que había llevado Cosmos. Seis galletas caseras en un plato de porcelana. Lo malo sería que luego no pudiera comerse la cena porque se había llenado de galletas, pensó Britney. Después de comerse dos, dejó las otras sin tocar, pero con un poco de arrepentimiento. Después, en un impulso, se metió dos en el bolsillo… sólo por si la cena resultaba ser más de diseño que alimenticia. Para cuando bajó con la caja de herramientas a la galería del humo, estaba anocheciendo. La puerta seguía abierta, así que entró. Un murciélago cruzó volando y desapareció entre las sombras. Britney se estremeció, aliviada porque sólo le llevaría un minuto mirar los colores del escudo de armas de su cliente. Fue hasta la chimenea. La repisa era demasiado alta como para ver dónde estaba el nombre de Owen con aquella oscuridad. Sacó una linterna del bolsillo y recorrió los paneles buscando su nombre. La mancha de luz pronto l
Capítulo siete. Cambio de planes. Veinte minutos de frenética búsqueda después, Britney estaba desesperada por una visión de Owen completamente vestido. No era capaz de encontrar el comedor. Casualmente escuchó el crujido de la tarima en un pasaje lejano y corrió hacia allí. Con el rostro enrojecido y jadeando, atisbo una figura justo en el momento en que desaparecía tras una esquina. —¡Perdone! Estoy buscando el comedor. En el silencio que siguió, Britney tuvo la terrorífica visión de que deambulaba por los pasillos el resto de su vida mientras moría de hambre lentamente… Entonces sintió un gran alivio cuando un joven mayordomo respondió a su llamada. —No encontrará ninguno por aquí, señorita Nichols — la miró el empleado desconcertado —. En cualquier caso, ¿se refiere al comedor de verano o al de invierno? Britney casi gritó de frustración, pero no era culpa del muchacho que se hubiera perdido. —Quiero ir donde el señor Stratos está desayunando — dijo ella con un tono to
8.¿Por qué me mira así? Britney trabajó en la galería del humo toda la mañana. Mientras estaba allí le llevaron un plano de la villa acompañado de la petición de Owen de que estuviera a mediodía en la puerta principal. Una expresiva nota manuscrita acompañaba el mensaje: Para que encuentre el camino. Una sola palabra Stratos como firma. Decidida a no llegar tarde por segunda vez, programó la alarma del móvil. La enorme casa estaba en silencio mientras se dirigía a su cita. Su habitación estaba luminosa y llena de sol, pero una brisa fresca corría por las salas de mármol y los pasillos de madera de la villa. Britney pensó que haría falta un pequeño ejército para mantener todo aquello limpio. Había conocido a muchos de ellos y le habían gustado. Faltaba exactamente un minuto para las doce cuando Britney llegó a la puerta principal. No tuvo oportunidad de probar su fuerza con el enorme picaporte de hierro. Un mayordomo llegó según ponía la mano y abrió la puerta para ella. Sintió el o
Capítulo nueve. Controlador y manipulador —¿Por qué me mira así? No habrá cambiado de opinión, ¿verdad? — preguntó Owen sirviendo dos vasos de agua. —Me preguntaba por qué hay tan pocas opciones vegetarianas en el menú. —¿Por qué? Usted no es vegetariana. La forma en que había desestimado su pregunta, molestó a Britney. Era como su madre, ni siquiera contemplaba la posibilidad de tener en cuenta los sentimientos de los demás. —¿Cómo lo sabe? — dijo, pero inmediatamente se arrepintió. Esa opción no se contemplaba en su mundo. Todo era alta cocina y buenos vinos. Por eso debía de haber sido por lo que Cosmos le había dado la opción de pedir una pizza la noche anterior. El servicio de la villa seguramente pensaría que no conocía otra cosa. Owen dejó de reírse y la miró. Era una mujer extraña que le devolvía las preguntas, pero decidió tomarlo como algo positivo. Al menos tenía carácter. Eso haría todo más fácil cuando llegara el momento de ahogar cualquier ambición romántica que t
Capítulo diez. La mujer equivocada. Owen podía haber planteado aquella pregunta como una broma, pero al ver la expresión de Britney, dejó de reírse. Durante un larguísimo segundo los dos se miraron. Definitivamente había algo oculto detrás de la mirada de Owen y un súbito impulso recorrió a Britney q hizo que deseara tocarlo. Resistió. Britney estaba empezando a aprender que con ese hombre era mejor dejar algunas cosas sin hablar. Britney siempre trataba de no repetir los errores. A la mañana siguiente apareció en el comedor de verano antes de las seis. Owen ya estaba sentado a la cabecera de la mesa vestido con un traje oscuro y una camisa azul claro y absorbido por la lectura de las páginas de negocios del periódico ateniense. Cuando los tacones de sus sandalias sonaron contra el suelo, bajó el periódico. —Buenos días, señorita Nichols — él la miró mientra ella se sentaba en la mesa de veinte plazas. Britney se sintió obligada a decir algo. —Gracias por invitarme a desayuna
Capítulo once. Espiar es excitante Una vez más Britney sentía que Owen Stratos le soltaba una indirecta. Y ella se quedaba con la boca abierta de par en par y sin saber qué responder. —Yo no he dicho eso señor — dijo por fin después de unos minutos —. Solo que hay muchas mujeres trabajadoras en el mundo, solo que al parecer usted ha estado buscando por el lado equivocado. —Mientras que usted no tiene tiempo para relacionarse con ninguna clase de hombres… Owen se limitaba a decir en voz alta lo que ella había sugerido el día antes. —Todavía no he conocido a un hombre que entienda cómo me siento cuando trabajo, pero, a diferencia de usted, señor, nunca haría una afirmación que afectara al cincuenta por ciento de la humanidad sin darle antes una oportunidad. Los dos buscaron sus tazas de café en el mismo momento mientras sus impenetrables expresiones se encontraban. —¿Dónde va a trabajar hoy, señorita Nichols? —su jefe no volvió a tocar el tema y cambió a otro con rapidez. —S
Capítulo doce. La señora Stratos. Britney aceptó aquella petición de ir a la fiesta con su jefe. ¿Por qué no? no había nada de malo en eso. La preocupación desapareció del rostro de Cosmos, pero la terrible realidad hizo que se esfumaran los sueños de Britney —Oh… me acabo de dar cuenta, de que voy a tener que decir que no, Cosmos — la joven hizo una pequeña mueca de comprensión al ver la cara que volvía a poner el asistente —. Es una excusa horrible, pero realmente no tengo nada que ponerme para la ocasión. He venido a trabajar, no de fiesta, así que no llevo nada adecuado en mi maleta. Me parece que estamos a kilómetros de la tienda de ropa más cercana, así que no creo que sea posible que pueda salir corriendo a comprarme algo. Cosmos comprendió el disgusto de ella, pero de pronto se detuvo y empezó a mirarla de arriba abajo como calculando su talla. Después dibujó una amplia sonrisa. —¡Ah! Creo que podré hacer algo al respecto, señorita Nichols. Venga conmigo… pero ni una