Capítulo doce. La señora Stratos. Britney aceptó aquella petición de ir a la fiesta con su jefe. ¿Por qué no? no había nada de malo en eso. La preocupación desapareció del rostro de Cosmos, pero la terrible realidad hizo que se esfumaran los sueños de Britney —Oh… me acabo de dar cuenta, de que voy a tener que decir que no, Cosmos — la joven hizo una pequeña mueca de comprensión al ver la cara que volvía a poner el asistente —. Es una excusa horrible, pero realmente no tengo nada que ponerme para la ocasión. He venido a trabajar, no de fiesta, así que no llevo nada adecuado en mi maleta. Me parece que estamos a kilómetros de la tienda de ropa más cercana, así que no creo que sea posible que pueda salir corriendo a comprarme algo. Cosmos comprendió el disgusto de ella, pero de pronto se detuvo y empezó a mirarla de arriba abajo como calculando su talla. Después dibujó una amplia sonrisa. —¡Ah! Creo que podré hacer algo al respecto, señorita Nichols. Venga conmigo… pero ni una
Capítulo trece. Solo trabajo. Dos horas más tarde, Owen paseaba por el gran recibidor de la entrada de la Villa Chrysafénios. Llevaba esperando un buen rato, pero justo cuando miraba el reloj oyó una puerta que se cerraba en el piso de arriba. Aprovechó para colocarse los puños y ajustarse el nudo de la corbata en el espejo que había al lado de la puerta antes de que el reflejo de alguien apareciera en el cristal. Una completa extraña se acercaba por detrás y era la visión más encantadora que había tenido en su vida. Entonces, de pronto, se dio cuenta de que era la señorita Britney Nichols. Se deleitó en la visión mientras se aproximaba, conteniendo la respiración. En ese momento ella llegó a la parte alta de las escaleras y fue consciente de que él la estaba mirando. Ver cómo la miraba fue suficiente para hacerla dudar. La estaba mirando absorto, con atención inquebrantable y era maravilloso. Owen se tomó su tiempo para apreciar su belleza. La seda azul del vestido hacía un con
Capítulo catorce. El dinero no compra la felicidad.Solo trabajo, se volvió a decir Britney para sí misma.'Mejor', pensó, 'así es como me gustan las cosas'. O, al menos, era… antes de conocer el cuerpo explendoroso y la mirada abrasadora de Owen Stratos. —Es una forma de verlo, supongo — dijo ella con cautela —. Haré todo lo que pueda para colaborar con sus planes, señor Stratos. —Bien — había un agradecimiento real en las palabras de su jefe mientras abría una compuerta y aparecía un auténtico mini bar —. Lo agradezco porque creo que es pedirle demasiado, señorita Nichols, participar de una reunión de completos desconocidos, pero por favor, recuerde, estoy muy agradecido por la forma en que lo ha aceptado en el último momento. Si se siente incómoda o tiene cualquier clase de problema siempre puede mirarme para pedir ayuda. —No se preocupe, estoy decidida a pasarlo bien — respondió Britney —. A pesar de que no quiero hacer otra cosa que no sea cuadrar los invitados de su fiesta.
Capítulo 1. El Precio de la libertadThalía no dejaba de observar la ciudad de Londres por la ventanilla del auto a medida que el mismo avanzaba. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Su hermano estaba en problemas y como era habitual, su padre la había obligado a limpiar el desastre. Sin embargo, Christian West había llegado demasiado lejos. —Tienes que convencer a Praxis de que retire los cargos contra tu hermano —le había exigido su padre—, a como de lugar. Su destino estaba cada vez más cerca. El reloj seguía avanzando. El servicio de seguridad de Stratos había inspeccionado su coche y su persona, y enviado una foto suya a la planta ejecutiva donde, según le habían informado, la esperaban. Tenía diez minutos antes de ser considerada un riesgo para la seguridad.Había creído que jamás volvería a encontrarse con Praxis Stratos.Se alisó la falda lápiz y evitó asomarse al espejo del coche para comprobar su maquillaje por enésima vez. No tenía sentido. Iba a enfrentarse a é
Capítulo 2. Un millón de euros—Me tendrás a mí, Praxis —contestó Thalia.Praxis vio latir el pulso en el cuello de Thalia. Si no supiera la verdad, pensaría que estaba desesperada. Pero todo eso, como tres años atrás, no era más que un engaño.—Creo que subestimas tus encantos —observó él con crueldad—. ¿De verdad crees valer más de un millón de euros?—Por supuesto —ella palideció aunque se mantuvo firme.—No pretendo insultarte —mintió Praxis—, pero jamás pagaría por algo que podría conseguir gratis. Y en abundancia.—Y yo que pensaba que preferías mantener amantes —espetó ella—. Dudo que te salga gratis.—¿Una noche para saldar la deuda de tu hermano? Eso no me atrae —Praxis se encogió de hombros—. Pero ¿una amante? ¿Durante el tiempo que yo decida? Eso es otra cosa. Aunque más… fatigoso.Thalia apretaba los labios y empezó a cerrar los puños antes de dejar caer las manos.—Maravilloso —contestó ella con una ligereza claramente falsa, ya que ella misma era falsa, por mucho que rea
Capítulo 3. Un Esposo para Mamá Praxis repasaba los planos una vez más. Odiaba el campo y quería marcharse de Bibury cuanto antes. Sin embargo, para eso tenía que convencer a los propietarios de los terrenos que le faltaban por comprar. —Solo míralo, Owen —el griego apartó la vista del periódico cuando escuchó aquella voz infantil femenina. Entonces se encontró con dos niños frente a él, mirándolo de pies a cabeza como si lo evaluaran y al mismo tiempo cuchicheaban entre ellos—. No sonríe y viste de negro. ¿Por qué viste de negro, señor? ¿Se ha muerto su perrito también?Praxis miro hacia los lados más de una vez para comprobar que la niña le hablaba a él y no a alguien más.—¿Me hablas a mí? —le preguntó.—¿Y a quién más? —la niña bufó mientras se soplaba el flequillo que me caía en la cara—. ¿Ves a alguien más aquí? También es medio tonto, Owen. No nos sirve. Praxis frunció el ceño y no supo por qué sintió curiosidad por la pareja de pequeños. No debían de pasar los cinco años y
Capítulo 4. El Padre de los NiñosTras un leve desvanecimiento, Thalia se había medio convencido de que Praxis no era más que producto de su imaginación.Pero no.Ahí estaba, en el mismo lugar. El demonio en persona, tan incongruente en un restaurante de campo que casi se rio ante lo absurdo.Casi. Había muy poco en ese delicioso hombre que le provocara ganas de reír.Pasó una eternidad sin que apartara la mirada de él, que la correspondía con toda la fuerza de su feroz mirada.Thalia tuvo que esforzarse por rechazar las imágenes que amenazaban con invadirla. El recuerdo de lo sucedido entre ellos hacía ya demasiado tiempo como para recordar cada detalle. Sin embargo, ella no podía olvidarlo.—Thalia West, sí que eres tú —al fin habló Praxis. Su voz era como ella la recordaba. Inquietante. Peligrosa—. Explícame qué hace una heredera de Londres trabajando como camarera aquí.—Da la casualidad de que poseo un talento innato para la atención al cliente —respondió ella en su tono más aleg
Capítulo cinco. A vivir conmigo.—¿Qué? —Thalia sintió que el color abandonaba su rostro.—Una pregunta sencilla, aunque poco delicada. No utilizamos protección, Thalia. Y si esos niños tienen cinco años…Thalia sentía el pulso latir contra ella.—¿Por qué hablamos de esto? ¿Y a ti qué te importa, Praxis? De todos modos, me he mudado a otro lugar muy lejos de ti y ha pasado demasiado tiempo. No necesito nada de lo que tú puedas dar…Ella se interrumpió, horrorizada.La realidad la golpeó con fuerza. Y se sintió engullida en la ferocidad de la mirada de Praxis.Sentía como si él se hubiese lanzado contra ella. ¿Deseaba que lo hubiera hecho?¿Tanto anhelaba su contacto? Ya conocía la respuesta. La sufría cada noche por más de cinco años.—¿Se trata del nuevo intento de tu familia para chantajearme? —preguntó él con frialdad, aunque en su mirada ardía el desprecio—. Esto no terminará tal y como imaginas, Thalia. Te lo aseguro.Los peores temores de Praxis se habían hecho realidad. Y segu