Capitulo ocho. No he dejado de pensar en tiTodos observaban a la mujer embarazadas expectantes, quien a su vez parecía alucinar en medio de un estallido de fuegos artificiales.—¡Eres Tyler West! —por fin, regresando a sus cinco sentidos y completamente relajada, Ana Lucía le reconoció —. El conductor del programa de television "Sabor a la tierra". Veo todos tus programas y tengo suscripción pagada a tu escuela en línea por cinco años. He tratado replicar varias de las recetas.En ese preciso instante, fue Diane la alucinada. Así que Tyler era presentador de un programa de televisión...Diane recordó la mañana en la que ella y el desconocido se despidieron. Él le había preguntado si en realidad ella no sabía quién era y la pregunta rondó en su cabeza en varias ocasiones durante aquellas semanas. Nunca imaginó que aquella fuera la razón. No le conocía, pero su madre le había hablado sobre el famoso chef y aquel programa de televisión.—Mi madre pasa mucho tiempo en la cocina — se vio
Capítulo nueve. Brilla para mí El viaje en auto fue divertido, muy diferente al que habían compartido horas antes. Diane descubrió que Tyler llevaba apenas unos pocos años trabajando bajo el calor de los fogones. Tyler había descubierto su verdadera vocación un poco tarde en su vida, pero con su experiencia en la administración de empresas y las finanzas y la ayuda de su familia pudo comenzar su negocio con rapidez. Llevaba ya diez años dirigiendo su propio restaurante y desde hace cuatro años era conocido como el protagonista de un programa de televisión española. También supo que su apellido sonaba raro porque era británico, que tenía casi la misma edad de su madre y que hacía apenas cuatro meses, había recibido su segunda Estrella Michelín. Estaba frente a un ídolo de la Alta Cocina Europea.—Siento curiosidad — Tyler se detuvo en el estacionamiento privado del edificio.—Apuesto a que lo haces.Él curvó los labios hacia arriba. La mujer de frases cortantes que había conocido en e
Capítulo diez. El hombre idealDiane despertó más tarde de lo habitual aquella mañana, pero no le importó. La noche anterior había sido reconocida como la Empresaria del Año, se había encontrado con el extraño del bar, su padre se encontraba fuera del coma y ella se sentía extasiada debido a una de las mejores noches de sexo de toda su vida. No podía definir cuál encuentro lideraba la tabla de posiciones: el de hacía un mes o este último. Lo que sí debía admitir con certeza era que jamás se había sentido de esa forma antes; ni si quiera con Ernesto, a quien consideraba un experto en la cama. Se descubrió sola en la habitación, por lo que aprovechó para utilizar el baño. Luego, se colocó la primera camisa que encontró y se dirigió hacia la salida, puesto que necesitaba encontrar su ropa. No obstante, apenas cruzó la puerta, un delicioso aroma invadió sus fosas nasales. No dudó en seguir el camino hasta la fuente del mismo. Al llegar a la espectacular cocina, se encontró con el magn
Capítulo once. ¿Qué hay de nuestro bebé?El día transcurrió de forma habitual entre reuniones, proyectos y firmas. Diane no tuvo mucho tiempo para pensar en las últimas veinticuatro horas, sin embargo, la sonrisa no desaparecía de su rostro. Había comprobado el estado de su padre en la mañana y la recuperación del mismo parecía marchar sobre ruedas. Por fin, después de meses agotadores, volvía a sentir un poco de sosiego. Aunque debía admitir que desde hacía un mes muchas cosas habían cambiado en su vida y en el fondo sabía que en su mayoría se debía a un nombre. "¿Cenamos esta noche?" Apenas vio el mensaje Diane soltó una pequeña carcajada, pero su felicidad se arruinó al notar la presencia de su ex novio. —Diana... —¿Qué quieres? —le cortó ella en el acto —. Si necesitas alguna firma, déjale el documento a mi secretaria. —Diana, yo… —Ya te dije q mi nombre es Diane. No quiero escuchar nada de ti si no es sobre trabajo, Ernesto —le volvió a interrumpir de inmediato. La situaci
Capítulo doce. Una pregunta indecente Diane puso los ojos en blanco antes de abrazar a ambos. Por lo visto, el papá celoso Fernando de la Concepción estaba de vuelta al ruedo. —Tan directo como siempre, papá. Por lo visto tu recuperación va sobre ruedas —evitó la pregunta de manera deliberada —. Entonces me iré. Les daré una última vuelta antes de ir a la casa. —Ni te molestes —objetó Ana Lucía con una amplia sonrisa —. Nosotros estamos muy bien, cariño. Tú disfruta de tu noche. Y dale mis saludos a mi chef favorito. —Los quiero — la joven demoró su partida unos diez minutos más para luego manejar hacia el restaurante. Estaba lista para degustar el menú preparado por el chef más famoso de España... y por darle de comer también.Diane contempló el letrero dorado de la entrada como sí estuviera allí por primera vez.La Corona era el restaurante más concurrido de Madrid no solo por sus exquisitos platos y la fama del chef, sino también por su perfecta localización en el centro, a
Capítulo trece. Voy a comerte Diane se atoró con el trozo de carne aún sin digerir y casi escupió el trago de vino en el acto.Ella con la cabeza en las nubes y aquel descarado venía con esas... preguntas.¿De dónde diablos había salido Tyler West?Jamás había conocido nadie tan atrevido de una forma... agradable. Contradictorio, enigmático e inesperado...: eran las tres palabras que describían muy bien al inglés.'Bueno, yo también puedo jugar este juego', pensó con malicia. Era hora de divertirse...—Pues... — bebió de su copa buscando aumentar la expectación y el misterio —, me gusta el sexo sucio y duro. Que me dominen y me hagan arder.—Con que te gusta jugar con el fuego — reflexionó Tyler mientras se acariciaba la barbilla — y sexo duro... — entrecerró los ojos y entonces, rio con ganas —. ¡Ah! Casi te creo, Diane de la Concepción.—¿Qué te ha hecho dudar? — preguntó ella, disfrutando el momento.—He compartido la cama contigo más de una vez y he visto un poco de tu conducta h
Capítulo catorce. Mi condición para ayudarte Los días transcurrieron de maravilla y demasiado rápido y con ellos, los encuentros entre Diane y Tyler se volvieron más frecuentes. En una semana solo habían dejado de verse un día debido a la carga de trabajo por las dos partes. Tanto la muchacha española como el chef británico eran personas ocupadas que dirigían sus propios negocios, por lo que se comprendían mutuamente y por eso podían ser honestos el uno con el otro. Él no pensaba dejar a Diane ir nunca más, en tanto ella se estaba volviendo adicta a los besos del extraño pedante, a su cuerpo, a su comida y a él en general.Una mañana Diane entró corriendo al baño de la oficina en cuanto sintió una nueva oleada de unas horribles náuseas. En los últimos días su estómago se había revelado contra sí misma con fuerza y ella apenas conseguía retener algún alimento. Todo lo que le entraba a la boca lo expulsaba por el mismo lugar. Diane pensó que de seguro debía de haber pescado algún viru
Capítulo quince. El cierre del acuerdo Diane se quedó quieta y no supo qué decir. Si se negaba a la exigencia de Tyler, perdería el beneplácito de los portugueses y si aceptaba..., estaría dando pie a llevar aquella relación "sin ataduras ni intereses románticos" a otro nivel. De una u otra forma correría peligro y lo más curioso de todo era que prefería tener un primer fracaso en los negocios dentro de su intachable carrera, a fracasar una vez más en el amor. Estaba un poco asustada, la increíble química con Tyler comenzaba a darle miedo. Miedo de verdad.Tyler podía escuchar la respiración de Diane a través de la línea telefónica, sin embargo, no se amedrentó ni se echó para atrás. Así que con paciencia esperó la respuesta de la joven. Estaba decidido a conseguir su objetivo, pues aspiraba a ser algo más que su amante. Las noches esporádicas de pasión ya no eran suficientes para él. Quería más... por primera vez en su vida quería más de alguien... y también se sentía capaz y digno