Capítulo treinta y tres: Una familia hecha pedazos Praxis se quedó mirando a su mujer completamente abstraído en la belleza de ella. Ya no eran los que tiempo atrás se habían tomado salvajemente y a su paso también creado a dos pequeños traviesos sin saberlo. En ese entonces querían que estallara el mundo entero. Sin embargo ahora, ahora estaban tratando de una forma muy bizarra pero real al fin y al cabo, de formar una familia para los pequeños. Esas rencillas entre los integrantes e la familia no eran buenas para nada. No obstante, Praxis podía reconocerse a él mismo, en la soledad de su mente que estaba midiendo la situación con distintas varas de medir porque al igual que quería que su hermano fuera parte de la vida de sus hijos, hacía y haría hasta lo imposible por apartar a su suegro de esa misma situación. Para su mujer era un tanto difícil y desproporcionada la balanza, por mucho que su familia no fuera la más adecuada, al final… eran su familia y por extensión de la de sus
Capítulo treinta y cuatro: Una familia de verdad Thalia sabía que no debía, que entregarse a Praxis era un completo error que la hacía retroceder varios pasos hacia atrás y que además, rompía todos sus planes de separarse de él. Sin embargo ahí estaba otra vez…Praxis estaba de nuevo dentro de ella. Por fin. Y, en esa ocasión, no había ninguna barrera entre los dos.Solo sentía la realidad de Praxis, duro y grueso, llenándola tanto que era casi excesivo. Thalia siguió moviéndose para que la sensación aumentara.Cuanto más se movía, mejor era la sensación.Praxis la miraba con una intensidad cercana al enfado. De haber estado haciendo otra cosa, Thalia se habría quedado paralizada.Pero no había ni una célula de su cuerpo dispuesta a paralizarse.Se apoyó con fuerza contra él, se inclinó hacia ese maravilloso calor y dejó que sus caderas se movieran a su antojo.Fue consciente del momento en que Praxis se hizo cargo del ritmo, moviéndola a ella. Y fue mejor.Todo lo que hacía él era m
Capítulo treinta y cinco: El hombre que destruyó mi vida Praxis se volvió, aunque no se acercó.Thalia reprimió un escalofrío.—¿Una familia como la tuya? —preguntó él amenazante—. Con una madre que se sobremedica para olvidar el dolor. Un padre moralmente corrupto que prostituye a su hija virgen para proteger a su hijo de las consecuencias de sus acciones. Un hombre que no conoce límites ni los respeta, que siempre hace lo que quiere. ¿Esa es la familia que quieres para mis hijos? ¡Qué atractiva perspectiva!Thalia podría enumerar miles de razones por las que no le encantaba su familia, pero no le gustó que lo hiciera él.—Las familias son complicadas. La tuya desde luego… Él se acercó con una inquietante expresión en la cara.—¿Quieres saber por qué mi familia es tan complicada?‘Ahora mismo no’.—Cuando mi madre regresó de su estancia en la clínica, intentó arreglar las cosas. Con mi hermano y conmigo fue fácil. La amábamos —la mirada de Praxis era fría—. Con mi padre no tuvo éxi
Capítulo treinta y seis: Lo planeé todo Para Thalia el mundo pareció borrarse. Thalia lo miró fijamente. Le pitaban los oídos y estaba segura de que se le había detenido el corazón. Sin duda lo había oído mal.—Tu padre —repitió Praxis—, llevó a mi madre a ese estado precario, la mató en vida. Jamás echó la vista hacia atrás. Por el contrario, el muy sádico se burla en mi cara. Revolotea a mi alrededor, como si yo no supiera lo que hizo. Cómo si yo no supiera lo que es.—Pero… pero tú…—Di por hecho que eras un cuchillo más con el que intentaba apuñalar a mi familia —explicó él—. Algunos hombres se enfrentan con extravagancia a sus sentimientos de culpa. Por supuesto que te envió a mí. No me cabe duda de que espera que la historia se repita.—Todo este tiempo, has… —susurró Thalia a punto de desvanecerse—. No solo me odias, ¿verdad, Praxis? Quieres utilizarme para hacerle daño a mi padre. No te has vengado todavía… me has convertido en tu venganza.Él le mostró los dientes, como si e
Capítulo treinta y siete: Mi cuñado y la niñera Habían pasado dos días desde que Praxis había confesado las fechorías de su padre a Thalia. Aunque, siendo honesta eran fechorías gananciales porque ambos padres habían sido iguales de crueles con la madre de él y la descendencia de ambas familias.Ella se sentía tranquila por un lado, pues su marido había confesado lo que ya sabía según esos audios que Marcia le había facilitado, sin embargo ella no creía más en lo que teníanHabía visto demasiado cerca el odio de su marido y cuñado por los West, que por mucho que le doliera, la incluía a ella y a sus hijos. No creía en ese punto en el que podrían solucionar todo. Thalia pudo comprobar que la venganza a veces te consumia tanto que es como un pantano en el que al final, no ves más que el lodo que te engulle. Su marido y ella no podrían salir de allí si él no alzaba la vista al horizonte y desgraciadamente Praxis solo sabía mirar atrás. Al pasado. Un aplastante pasado que en nada favore
Capítulo treinta y ocho: La marca de nacimiento El día anterior había sido extraño. Thalia se había preparado en su cabeza todo tipo de opciones para que Athos tuviera una marca de nacimiento idéntica a la que ostentaba su padre.No podía ver el error en lo que pensaba y definitivamente no quería hacer preguntas que después no estaría dispuesta a afrontar la respuesta. Pero algo estaba claro y aunque no dijera nada, tendría que tener la certeza.Ella no dejaba de dar vueltas en la cama pensando en que sus teorías no dejaban de degenerar. Todo sería muy retorcido si tuviera que dar por hecho todo lo que pensaba y aquello se resumía en una sola cosa: Athos podía ser… hijo de… de… su padre.Dios no lo quisiera pero ella no podía pensar en otra cosa.—¿Qué te sucede?Praxis la había sorprendido saliendo a la terraza en medio de la noche. Eran exactamente las tres con cinco minutos de la mañana y su mujer se asomaba semidesnuda al balcón. Él no pudo resistir el impulso de abrazarla por de
Capítulo treinta y nueve: Tu arma de combate Thalia se había tenido que tomar la vida con las dos manos bien apretadas para poder llevar las riendas en firme, sin embargo comenzaba a sentir de repente que todo se le soltaba de entre sus dedos.Ella también tenía claro que habían fronteras que no se deberían cruzar nunca, pero por su familia estaba siempre más que dispuesta a hacerlo aunque, sabía perfectamente que aquello era una calle sin retorno si sus sospechas llegaran a ser ciertas. Su padre caería mucho más bajo de lo que ya estaba y lo que era peor: ¿cómo reaccionarían los dos hermanos Stratos ante la noticia? ¿Cómo reaccionaría Praxis? No quería ni imaginarlo.‘No se lo diré’, decidió mentalmente de momento. ‘No hasta que lo vea necesario.’—Llevas todo el día en silencio y con la mirada perdida en los celajes —la voz ronca de su marido interrumpió sus turbios pensamientos—. ¿Qué te pasa, mi pequeña esposa? Praxis la miraba desde la distancia y ella no lo había notado hasta
Capítulo cuarenta: Una West y una Stratos —¿No te vas a cansar de mí un día, Praxis? —Thalia siguió preguntando con ansias, al mismo tiempo que sentía que el corazón le latía a todo motor—. ¿Por cuánto tiempo durará nuestro acuerdo matrimonial?—Debiste haber leído el contrato, pequeña esposa. Pero no te preocupes. Esa será tu decisión —declaró él de pronto, tomándola a ella por sorpresa.—Hace unos días me dijiste que no desistirías de tus planes. Que irías en contra de la familia West a como diera lugar.—Lo dije y lo mantengo.—Pero yo soy una West —Thalia dejó ver algo que ambos sabían y que por más que desearan no podían olvidar.—También eres una Stratos, mi pequeña esposa —dijo entonces el griego—. Te has casado conmigo, ¿recuerdas?—Un papel y un anillo no me hacen una Stratos —objetó ella.—Técnicamente sí —apeló Praxis—. Sobre todo si la ceremonia es consumada con una apasionante noche de bodas.—No sigas por ahí, Praxis.—¿Por qué? ¿Por qué lo complicas todo?—¿Y todavía me