Capítulo veinticinco. ¿Quieres que pare?La cama es el único sitio adecuado para esto... — murmuró Owen y Britney no lo negó.La tomó en brazos y la llevó a la habitación en sombras. La dejó suavemente en la cama, se tumbó a su lado completamente vestido. Apoyada la cabeza en una mano, utilizó la otra para apreciar la suavidad de su piel. Volvió a respirar el perfume de su pelo.Los dedos de ella respondieron, temerosos al principio, después más decididos cuando encontraron los botones. Con el estímulo de él, los desabrochó, uno a uno. Le quitó la camisa y se acercó más a él. La sensación del suave vello de su pecho contra la piel, le arrancó un gemido de anticipación.—¿Disfrutas de la sensación de piel contra piel? — podía escuchar la sonrisa en su voz mientras sus manos bajaban de los hombros y le cubrían los pechos.Cada dedo se movía de modo independiente consiguiendo excitar sus pezones sin llegar a tocarlos.Cuando finalmente el pulgar se detuvo en uno de ellos, esa sensación l
Capítulo veintiséis. Tu placer, mi delirio.La boca de Britney se encontró con la de Owen , ambas hambrientas. Sentados de nuevo en la cama, las manos de ella recorrieron su espalda desnuda mientras él se las arreglaba para quitarse la ropa que le quedaba y así ser los dos libres de explorar en el anonimato de la noche. Britney nunca había experimentado un abandono similar. Mientras la besaba ella buscó los pezones. Estaban tan duros como los de ella. Trató de imitar el movimiento con que él la había incendiado, pero en lugar de disfrutarlo como ella, él se retorció y le sujetó las manos.—Es demasiado del placer inadecuado — le susurró con una risa líquida en medio de la sombra mientras le llevaba las manos de nuevo a la espalda.Nunca había pensado que los hombres pudieran ser delicados. Se preguntó qué otra parte de su cuerpo estaría abierta a la exploración. Embrujada por sus besos, fue dejando caer sus manos hasta la cintura. No la detuvo esa vez. En lugar de eso, se retorció de
Capítulo 1. El Precio de la libertadThalía no dejaba de observar la ciudad de Londres por la ventanilla del auto a medida que el mismo avanzaba. No quería hacerlo, pero no tenía otra opción. Su hermano estaba en problemas y como era habitual, su padre la había obligado a limpiar el desastre. Sin embargo, Christian West había llegado demasiado lejos. —Tienes que convencer a Praxis de que retire los cargos contra tu hermano —le había exigido su padre—, a como de lugar. Su destino estaba cada vez más cerca. El reloj seguía avanzando. El servicio de seguridad de Stratos había inspeccionado su coche y su persona, y enviado una foto suya a la planta ejecutiva donde, según le habían informado, la esperaban. Tenía diez minutos antes de ser considerada un riesgo para la seguridad.Había creído que jamás volvería a encontrarse con Praxis Stratos.Se alisó la falda lápiz y evitó asomarse al espejo del coche para comprobar su maquillaje por enésima vez. No tenía sentido. Iba a enfrentarse a é
Capítulo 2. Un millón de euros—Me tendrás a mí, Praxis —contestó Thalia.Praxis vio latir el pulso en el cuello de Thalia. Si no supiera la verdad, pensaría que estaba desesperada. Pero todo eso, como tres años atrás, no era más que un engaño.—Creo que subestimas tus encantos —observó él con crueldad—. ¿De verdad crees valer más de un millón de euros?—Por supuesto —ella palideció aunque se mantuvo firme.—No pretendo insultarte —mintió Praxis—, pero jamás pagaría por algo que podría conseguir gratis. Y en abundancia.—Y yo que pensaba que preferías mantener amantes —espetó ella—. Dudo que te salga gratis.—¿Una noche para saldar la deuda de tu hermano? Eso no me atrae —Praxis se encogió de hombros—. Pero ¿una amante? ¿Durante el tiempo que yo decida? Eso es otra cosa. Aunque más… fatigoso.Thalia apretaba los labios y empezó a cerrar los puños antes de dejar caer las manos.—Maravilloso —contestó ella con una ligereza claramente falsa, ya que ella misma era falsa, por mucho que rea
Capítulo 3. Un Esposo para Mamá Praxis repasaba los planos una vez más. Odiaba el campo y quería marcharse de Bibury cuanto antes. Sin embargo, para eso tenía que convencer a los propietarios de los terrenos que le faltaban por comprar. —Solo míralo, Owen —el griego apartó la vista del periódico cuando escuchó aquella voz infantil femenina. Entonces se encontró con dos niños frente a él, mirándolo de pies a cabeza como si lo evaluaran y al mismo tiempo cuchicheaban entre ellos—. No sonríe y viste de negro. ¿Por qué viste de negro, señor? ¿Se ha muerto su perrito también?Praxis miro hacia los lados más de una vez para comprobar que la niña le hablaba a él y no a alguien más.—¿Me hablas a mí? —le preguntó.—¿Y a quién más? —la niña bufó mientras se soplaba el flequillo que me caía en la cara—. ¿Ves a alguien más aquí? También es medio tonto, Owen. No nos sirve. Praxis frunció el ceño y no supo por qué sintió curiosidad por la pareja de pequeños. No debían de pasar los cinco años y
Capítulo 4. El Padre de los NiñosTras un leve desvanecimiento, Thalia se había medio convencido de que Praxis no era más que producto de su imaginación.Pero no.Ahí estaba, en el mismo lugar. El demonio en persona, tan incongruente en un restaurante de campo que casi se rio ante lo absurdo.Casi. Había muy poco en ese delicioso hombre que le provocara ganas de reír.Pasó una eternidad sin que apartara la mirada de él, que la correspondía con toda la fuerza de su feroz mirada.Thalia tuvo que esforzarse por rechazar las imágenes que amenazaban con invadirla. El recuerdo de lo sucedido entre ellos hacía ya demasiado tiempo como para recordar cada detalle. Sin embargo, ella no podía olvidarlo.—Thalia West, sí que eres tú —al fin habló Praxis. Su voz era como ella la recordaba. Inquietante. Peligrosa—. Explícame qué hace una heredera de Londres trabajando como camarera aquí.—Da la casualidad de que poseo un talento innato para la atención al cliente —respondió ella en su tono más aleg
Capítulo cinco. A vivir conmigo.—¿Qué? —Thalia sintió que el color abandonaba su rostro.—Una pregunta sencilla, aunque poco delicada. No utilizamos protección, Thalia. Y si esos niños tienen cinco años…Thalia sentía el pulso latir contra ella.—¿Por qué hablamos de esto? ¿Y a ti qué te importa, Praxis? De todos modos, me he mudado a otro lugar muy lejos de ti y ha pasado demasiado tiempo. No necesito nada de lo que tú puedas dar…Ella se interrumpió, horrorizada.La realidad la golpeó con fuerza. Y se sintió engullida en la ferocidad de la mirada de Praxis.Sentía como si él se hubiese lanzado contra ella. ¿Deseaba que lo hubiera hecho?¿Tanto anhelaba su contacto? Ya conocía la respuesta. La sufría cada noche por más de cinco años.—¿Se trata del nuevo intento de tu familia para chantajearme? —preguntó él con frialdad, aunque en su mirada ardía el desprecio—. Esto no terminará tal y como imaginas, Thalia. Te lo aseguro.Los peores temores de Praxis se habían hecho realidad. Y segu
Capítulo 6. A las buenas o a las malas.Praxis estaba allí, sintiéndose como un ángel vengador, mientras Thalia lo miraba boquiabierta.Como haría alguien inocente… cosa que Praxis desestimó.—No va a suceder nada de lo que acabas de decir —Thalia se cruzó de brazos.—Esto no es negociable.—¿Acaso tienes la impresión de que yo… trabajo para ti? —la carcajada de Thalia bordeaba la histeria—. El único interés que sentí jamás por ti fue como emisaria de mi familia por el bien de mi hermano. Al que, debo recordarte, aún no has llevado ante la justicia.—¿Y no era esa tu táctica?En contra de su voluntad, Praxis se acercó a ella. Al comprobar que estaba al alcance de la mano, se detuvo.Esa mujer era la única adicción que había tenido jamás, y no iba a sucumbir a ella.—No hay ninguna táctica —contestó ella furiosa—. Es mi vida. Una vida construida a mi gusto. Me da igual lo que pienses de ella y no me gusta que irrumpas aquí como si tuvieras algún derecho…—Tengo todo el derecho —insisti