Capítulo treinta y uno. Un heredero Stratos.Cuando Owen regreaó a la habitación de Britney no dijo ni una sola palabra. La joven esperaba que él dijera algo, pero como no fue así, ella se decidió a romper el hielo.—Qué rápido estuvieron los resultados. Sigo sin entenderlo. El doctor Cássio Kostovos me ha dicho que te lo iba a comunicar y que te recomendaría que te dieras un paseo para hacerte a la idea — dijo Britney tumbada en la habitación en sombra, mirando la alta silueta que se recortaba en el umbral.—Lo he hecho.Owen cruzó la habitación a grandes pasos, movió una silla y se sentó al lado de la cama. Estaba lejos, pero las oleadas de furia que sentía se notaban como electricidad estática. La felicidad de Britney ardió hasta convertirse en cenizas.Era evidente que a Owen no le agradaba la idea de tener un hijo... mucho menos con ella. ¡Por todos los dioses griegos, ¿qué haría?!—Esperaba algo mejor de ti — dijo él con frialdad —. No sé qué será peor, ser un padre engañado o s
Capítulo treinta y dos. La máscara de Owen.— — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — — —A Britney las lágrimas le corrían por las mejillas. Britney se enorgullecía de ser capaz de hacer frente a cualquier cosa, pero aquello era diferente. No podría soportarlo. Sola, en un país extranjero y despreciada por el hombre a quien amaba… Lloró hasta que el agotamiento la venció y se quedó dormida. Despertó y durante un instante se preguntó qué hacía en la cama de día. Después de acordó todo lo sucedido. —Mis más sinceras felicitaciones, señorita Britney — la joven oyó a Cosmos desde algún lugar cerca de los pies de la cama. Y entonces ella se sentó, buscando al anciano.Britney no tuvo que preguntarle a Cosmos sobre a qué se refería, puesto que ya podía imaginarlo. En aquella villa no pasaba nada sin que Cosmos no se enterara. Sin embargo, a ella le preocupó algo más y le dio voz a sus temores. —¿Entonces el señor Stratos ya se lo ha contado a
Capítulo treinta y tres. Deshazte del bebé.—Responde Owen — insistió Britne —. ¿Qué pasa si tengo una niña?—Hay un cincuenta por ciento de posibilidades. En cualquier caso… ¿qué puedes hacer para influir en el sexo de la criatura? Nada. Así que, ¿por qué pasar las próximas semanas preocupándose por eso? —Sólo estoy siendo realista. ¿Qué pasa si lo pierdo? Es frecuente. O si el bebé no sobrevive… —No — dijo Owen dejando el tenedor en la mesa con un golpe. De pronto en la cabeza de Britney la muerte de la tal Sally y la cena benéfica en el Kilimaro empezaron a formar un torbellino de ideas en su cabeza. —Tú… ¿has tenido algún hijo antes? — preguntó ella lentamente en medio del silencio que los envolvía. Owen agarró de nuevo el tenedor como si no hubiera pasado nada, pero hizo un breve gesto de asentimiento. Britney, después de un rato, se aventuró a decir algo. —¿Vas a contarme qué te sucedió en el pasado? —No. Britney se centró en la ensalada y no volvieron a encontrarse sus
Capítulo treinta y cuarto. Tiempo de brillar. El gesto de normalidad del rostro de Owen se tornó en uno de ira. —Si tratas de hacer daño a mi hijo de alguna manera, Britney Nichols, serás expulsada de esta casa. Te devolveré a las garras de tu madre — rugió sin preocuparse de ocultar su disgusto. Britney cerró los ojos y respiró aliviada. —No tienes por qué preocuparte, Owen. Sea cual sea el sexo de nuestro bebé, nadie podría convencerme de hacer algo así — dijo ella tranquila —. Lo defendería con mi propia vida. Owen recuperó el gesto de normalidad y se puso en pie. —No parecía que tu madre te estuviera ofreciendo mucho apoyo — suspiró. —Así es mi madre — trató de sonreír ella —. Como te he dicho, por muchos talentos que tenga, ser buena madre no creo que sea uno de ellos. Owen la miró sin saber qué responder.—Tu pasado no es tan único como puedas pensar — dijo finalmente —. Así que quizás deberíamos mirar esto como una oportunidad de brillar, Britney. Enseñaremos a todos có
Capítulo treinta y cinco. Madre de un niño y esposa de un Stratos. Britney esperó. Owen se acercó a la pantalla. Hubo un momento de absoluto silencio y después Britney le oyó murmurar algo entre dientes. —Gracias, doctor — dijo Owen, después apoyó una mano en el hombro de Britney —. Vamos, Britney, tenemos cosas de las que hablar. Parecía casi contento. A Britney le hubiera gustado que las cosas fueran diferentes entre ellos. Su hijo tendría un futuro perfecto, pero ella nunca conseguiría el amor de Owen. Había cambiado en un instante. La llevó del brazo hasta el coche. —Debemos irnos derechos a la casa, tengo que dar a Cosmos la autorización para que siga adelante con todo. Ya se había marcado una fecha para la ceremonia, sólo falta mi confirmación. —Entonces de verdad vamos a casarnos. —No hace falta que te sorprendas, Britney. Ya te he dicho que mi hijo sería un legítimo Stratos. Britney sentía que su cabeza no funcionaba bien. Las ideas, las esperanzas y los miedos se
Capítulo treinta y seis. Entrégate a mí. Owen había pedido expresamente que Britney no se cambiara de vestido antes de salir de luna de miel. Quería que la tripulación del Kilimaro la viera vestida como una digna y envidiada princesa Stratos. Sus palabras hicieron a Britney sentirse más como un símbolo que como alguien vivo. En cuanto el helicóptero aterrizó en el barco, Owen la ayudó a bajarse y desfilaron delante de la tripulación para saludarlos. Más sonrisas y buenos deseos Owen se pasó todo el tiempo mirando el reloj. —La señora Stratos debe ser llevada a sus habitaciones. Es hora de que descanse — anunció y una doncella llevó a Britney por silenciosos corredores hasta una habitación de paneles de madera. Mientras se quitaba las flores, Britney, de pronto, sintió alegría de que Owen hubiera impuesto una rutina tan estricta. El agotamiento había ido avanzando sigilosamente. Mientras se desnudaba y duchaba, sus movimientos fueron haciéndose más lentos. A pesar de estar preocup
Capítulo treinta y siete. ¿A qué le tienes miedo? Owen seguía en el sillón, pero con la mirada alerta. Observó la reacción de ella. — Ven aquí conmigo Britney — insistió —. Después de todo, Britney, es nuestra luna miel. —Creía que lo habías olvidado. Owen levantó una ceja por la observación y chasqueó la lengua. —Y yo pensaba que tú ocultabas algo, Britney. Has estado extremadamente callada… desde que volviste de Inglaterra. —Estoy preocupada — confesó la joven —. Y no es sólo por el bebé… aunque sólo Dios sabe si podrá soportarme como madre. Trabajar es lo mío… no… no todo eso que se supone que hace una madre — Britney sufría porque no sabía lo que se esperaba de ella. —Tenemos un ejército de sirvientes. No tendrás que hacer frente a nada, simplemente estarás al mando — Owen hablaba con tranquila autoridad —. Es evidente que te preocupa algo más. Cualquier futura madre tiene preocupaciones, pero hay más cosas; lo he notado. Britney cerró los ojos. Movía la mano en círculo ha
Capítulo treinta y ocho. La dueña del vestido verde.—Mi hijo nació muerto, Britney — añadió Owen antes de que ella pudiera preguntar algo respecto a su confesión.—Entiendo — dijo Britney con suavidad.—No, no puedes entenderlo. Hay mucho más que eso. Hablas de que la historia se repite, Britney — se pasó la mano por la cara y Britney supo que las cosas iban a empeorar —. La noche que te vi bajando la escalera con ese vestido verde…Britney gimió. El escondite de ropa de Cosmos no era tan secreto como él pensaba y...—¿El vestido no era de tu abuela?—Sí, pero... a Sally le gustaba mucho y se lo quedó. Era su preferido.—Oh, no… no me digas que me parecía tu novia Lia — la respiración de la muchacha se convirtió en un lamento —. ¡No podría soportarlo!—No. Desde luego que no te pareces a ella, Britney. Eres mucho más… deseable. Es sólo que recordé la noche que mi novia se vistió de verde… Fue la noche de nuestra peor pelea.La mente de Britney funcionaba a toda velocidad. El vestido