Capítulo veinte. Voy a tenerla en mi cama.

—Mejor no te lo digo — respondió Gael.

— No, mejor no — asintió Olivia —. Bueno, ¿y qué más te contó el cotilla de Roque?

— Muchas cosas. Sin embargo, no te preocupes, sobre todo me habló sobre la gente de la constructora. Me dijo que es un equipo de buenos profesionales y que seríamos tontos si no los contratásemos.

— En eso tiene razón. Aunque seguro que no mencionó que él y sus cinco hijos forman el equipo.

— No, no me lo dijo — Gael sonrió —. Sin embargo, da igual. Entiendo que quiera trabajar con su familia.

Olivia se apoyó en un banyano.

— Yo siempre quise tener una familia propia. Me he criado en una muy grande y unida. Quería eso para mí.

Él puso las manos sobre el tronco del árbol, a cada lado de su cara.

—Lo entiendo. En cambio yo crecí solo.

—¿No creciste con tu familia?

Gael frunció el ceño. No entendía por qué le contaba cosas que no le había contado nadie, pero era demasiado tarde para retirarlo.

—M