Hola amigos!! Estoy literalmente llorando, no creí que me sucedería jaja, bueno si bien elegí esta escena para darle un cierre en estos días estaré publicando una serie de epílogos que darán un vistazo al futuro. Elegí esta escena porque me pareció que eso es lo que buscamos todos, sentir que tocamos el cielo con las manos y espero que esta novela diera un poco esa sensación. Les dejó el sound track por sí quieren escuchar la canción que usé: The only exception. Gracias por leer, los adoró...
FrederickSe llenó de zombis en la pantalla dividida mientras Eloise y Sheldon disparaban desde un cañón lanza guisantes, bueno ellos me habían dicho que así se llamaba.A nuestro alrededor la sala de juegos del centro comercial era un completo caos de niños jugando. Había decidido salir a dar una vuelta con los trillizos para que Leah descansara un poco, ya habían pasado más tres meses desde el nacimiento de las gemelas y sabía que necesitaba un respiro, tanto como yo un momento a solas con ella, aunque aún no me atrevía a pedírselo.No estaba seguro de cómo funcionaba aquello de volver a la normalidad después de tener un bebé, o en este caso dos. Luego le escribiría a mi amigo de pre parto para que me echase un cable, sabía que el puerperio ya había cesado. Aunque ella no dijo nada a pesar de que ya había pasado un mes de eso. Tampoco lo mencioné porque no quería parecer ansioso. Aunque lo estaba y mucho.—¡Soy muy buena en esto! —Gritó Eloise, saltando y bailando. —¡Te gané! ¿Qué e
Frederick Cinco meses despuésHércules me dio un lengüetazo en el rostro para que despertase, luego tomó el edredón entre sus dientes para tirar con fuerza hasta que quede completamente descubierto mientras movía la cola. No había sido fácil que Leah lo aceptara, de hecho se había vuelto completamente loca tal como imaginábamos, pero finalmente los niños se salieron con la suya. La convencieron de que lo alimentarían, lo sacarían a hacer sus necesidades y jugarían con él. Todo era mentira obviamente, sin embargo pronto se había convertido en parte de la familia. Lo miré con los ojos entrecerrados intentando adaptarme a la luz. —No voy a mentirte, amigo. —Le dije rascándole tras la oreja. —Hubiese preferido que fuese mi esposa. ¿Cuánto voy a tener que esperar para tenerla solo un par de horas para mí? —Hércules inclino la cabeza comprensivo y sonreí. Desde que las niñas habían nacido todo se volvió un completo caos, nunca teníamos tiempo para pasar juntos y cuando llegaba la noch
Seis años después. Frederick Pasé el cepillo por el largo y lacio cabello de Sophia, mientras la observaba en el reflejo del espejo. No podía creer lo grande que se veía, y me parecía que solo ayer la había tenido en los brazos mientras agitaba sus puñitos nerviosa. Tenía el cabello negro, las mejillas rosadas y sus ojos eran de un intenso color azul. Era tan parecida a su hermana mayor que de no ser porque Eloise era bastante más alta podría haber pasado por su trilliza. —¿Puedes hacerme dos coletas? —Me dijo jugando con el dobladillo del vestido de tul blanco que usarían para la boda de Parker y Catriona. Sí, habían pasado cinco años, cientos de idas y venidas, noches enteras apoyando a mi amigo como él lo había hecho conmigo cuando estaba en la misma situación con Leah, para que finalmente se decidieran a dar el paso. A pesar de que el primer intento de mi amigo había sido seis años antes, nunca llegaron a nada hasta hacia tres meses atrás. Luego de que lograsen reconocer que
Frederick Olivia y Sophia, unas horas después recorrían la alfombra lanzando pétalos blancos a su paso. Se veían radiantes y en cierta forma se sentía como si hubiesen nacido para ser el centro de las miradas de todos. Ellas definitivamente se sabían las estrellas, azotaban su cabello negro de un lado al otro, mientras les sonreían a todos. Iluminaban todo a su paso enfundadas en esos preciosos vestidos blancos que las hacían ver como pequeños ángeles. Finalmente terminaron de recorrer el pasillo, y se colocaron frente a su madre. Leah tiró un poco del vestido rosa de dama de honor que le cubría los muslos y no mucho más. Las niñas pusieron sus ojos en los míos, haciéndome señas, buscaban saber si lo habían hecho bien. Por lo que levanté el pulgar disimuladamente. Que podía decir aunque hubiesen rodado hasta allí, me habría sentido orgulloso. Centré mi atención en mi mejor amigo. El hombre que me soportó durante años y se volvió parte de la familia. Parker estaba muy nervioso, hec
EloiseCatorce años Alice, una de las chicas de la nueva escuela, me jalo el cabello con fuerza en la puerta del baño del colegio, cuando salía de allí para ir a buscar algo de comer. Me había tomado por sorpresa, por lo que lancé un chillido horrible. Algunos estudiantes se dieron la vuelta al escucharme gritar, no obstante nadie se atrevió a intervenir. Me mordí la lengua tan fuerte para no llorar que sentí que tragaba unas cuantas gotas de sangre. Ni siquiera tenía idea de porque me odiaban, de lo único que estaba segura, era de que me hacían sentir horrible. —¡Eres fea! —Todas ellas tenían catorce años y eran bastante más grandes que yo. —Además de que te vistes como un niño. —Me miré asombrada, como podía decir eso, si llevábamos exactamente el mismo maldito uniforme. —¡No me vuelvas a decir que parezco niño! —La empujé para sacármela de encima. En realidad, sabía que no era justamente una modelo de pasarela, sin embargo no me consideraba fea. Aun no tenía senos, mamá decía
SheldonCatorce añosAlice, podía ser hermosa, además de popular. Pero estaba muy equivocada si creía que lograría meterse con mi hermana y salirse con la suya. Nadie se pasaba de listo con uno de los tres mosqueteros y se iba de rositas. Ya Collins y Eloise me lo habían contado todo con lujo de detalles, por lo que me sentí enfermo de solo pensar que ella era mi cita. Mi primer beso no iba a ser con la perra de primera categoría, ni en sueños. Me arrepentía de no haber besado en el campamento de verano a Tina, tenía frenos, pero era divertida, buena y hacia que sintiera cosquillas en el estómago. Como fuese, eso podía esperar, ahora tenía el deber de defender a la tercera mosquetera. Aquello de emboscar a mi hermana a la salida de los sanitarios, golpearla y humillarla, no sería ni la mitad de doloroso de lo que le iba a pasar. Habíamos elaborado un plan, como en los viejos tiempos cuando apenas si nos sabíamos atar los cordones. Bueno puede que Collins supiese mucho más que eso, p
EloiseCasi 18 años…Miré a Collins con deseos de matarlo, justo cuando vi a mamá entrando a mi habitación con una bandeja de bocadillos y una jarra de limonada. —Mamá, puedes decirle a Collins que estoy haciendo lo que puedo, que hago el mayor esfuerzo posible y que lamento no ser un genio como él. —Le saqué la lengua, para mostrar mi punto. Ella sonrío con dulzura como siempre. No importaba cuan cansada estuviese por el trabajo o cuantos dolores de cabeza le diésemos nosotros o las gemelas siempre estaba de buen humor y creo que en gran parte se debía a que papá siempre estaba allí apoyándola. A pesar de que para ellos no había sido fácil como decía nuestra abue, finalmente formaron una pareja única. Todos los padres de mis amigas estaban divorciados o se llevaban mal a esas alturas, en cambio ellos parecían cada vez más unidos. Sin duda, me habían dejado la vara muy alta a la hora de escoger quien sería la persona a la que finalmente le entregaría mi corazón. Nunca había tenido
SheldonCasi 18 años…Bajé en puntillas las escaleras para evitar despertar a mis padres. No quería volver a discutir con ellos sobre lo que era bueno para mi futuro, pero tampoco quería perderme la fiesta de Landon. Realmente me importaba una mierda el futuro, no quería ir a ninguna de las universidades que esperaban mi respuesta, porque ni siquiera estaba seguro de poder soportar tres años jugando al básquet. Me detuve en la sala para colocarme las zapatillas y luego buscaría las llaves del Aston Martin de mis padres en la mesilla del recibidor, aunque bien podía ser otro. Ni siquiera entendía porque todos estaban tan ansiosos por lo que nos depararía el futuro o sobre a qué universidad asistir, cuando ni siquiera necesitábamos estudiar, ya éramos inmensamente ricos. Con nuestro fideicomiso, probablemente podríamos comprar un par de títulos en sus brillantes marcos de oro. Papá no había ido a la universidad y no podía decirse que le fue mal, sino todo lo contrario. Busqué en el