Seis años después. Frederick Pasé el cepillo por el largo y lacio cabello de Sophia, mientras la observaba en el reflejo del espejo. No podía creer lo grande que se veía, y me parecía que solo ayer la había tenido en los brazos mientras agitaba sus puñitos nerviosa. Tenía el cabello negro, las mejillas rosadas y sus ojos eran de un intenso color azul. Era tan parecida a su hermana mayor que de no ser porque Eloise era bastante más alta podría haber pasado por su trilliza. —¿Puedes hacerme dos coletas? —Me dijo jugando con el dobladillo del vestido de tul blanco que usarían para la boda de Parker y Catriona. Sí, habían pasado cinco años, cientos de idas y venidas, noches enteras apoyando a mi amigo como él lo había hecho conmigo cuando estaba en la misma situación con Leah, para que finalmente se decidieran a dar el paso. A pesar de que el primer intento de mi amigo había sido seis años antes, nunca llegaron a nada hasta hacia tres meses atrás. Luego de que lograsen reconocer que
Frederick Olivia y Sophia, unas horas después recorrían la alfombra lanzando pétalos blancos a su paso. Se veían radiantes y en cierta forma se sentía como si hubiesen nacido para ser el centro de las miradas de todos. Ellas definitivamente se sabían las estrellas, azotaban su cabello negro de un lado al otro, mientras les sonreían a todos. Iluminaban todo a su paso enfundadas en esos preciosos vestidos blancos que las hacían ver como pequeños ángeles. Finalmente terminaron de recorrer el pasillo, y se colocaron frente a su madre. Leah tiró un poco del vestido rosa de dama de honor que le cubría los muslos y no mucho más. Las niñas pusieron sus ojos en los míos, haciéndome señas, buscaban saber si lo habían hecho bien. Por lo que levanté el pulgar disimuladamente. Que podía decir aunque hubiesen rodado hasta allí, me habría sentido orgulloso. Centré mi atención en mi mejor amigo. El hombre que me soportó durante años y se volvió parte de la familia. Parker estaba muy nervioso, hec
EloiseCatorce años Alice, una de las chicas de la nueva escuela, me jalo el cabello con fuerza en la puerta del baño del colegio, cuando salía de allí para ir a buscar algo de comer. Me había tomado por sorpresa, por lo que lancé un chillido horrible. Algunos estudiantes se dieron la vuelta al escucharme gritar, no obstante nadie se atrevió a intervenir. Me mordí la lengua tan fuerte para no llorar que sentí que tragaba unas cuantas gotas de sangre. Ni siquiera tenía idea de porque me odiaban, de lo único que estaba segura, era de que me hacían sentir horrible. —¡Eres fea! —Todas ellas tenían catorce años y eran bastante más grandes que yo. —Además de que te vistes como un niño. —Me miré asombrada, como podía decir eso, si llevábamos exactamente el mismo maldito uniforme. —¡No me vuelvas a decir que parezco niño! —La empujé para sacármela de encima. En realidad, sabía que no era justamente una modelo de pasarela, sin embargo no me consideraba fea. Aun no tenía senos, mamá decía
SheldonCatorce añosAlice, podía ser hermosa, además de popular. Pero estaba muy equivocada si creía que lograría meterse con mi hermana y salirse con la suya. Nadie se pasaba de listo con uno de los tres mosqueteros y se iba de rositas. Ya Collins y Eloise me lo habían contado todo con lujo de detalles, por lo que me sentí enfermo de solo pensar que ella era mi cita. Mi primer beso no iba a ser con la perra de primera categoría, ni en sueños. Me arrepentía de no haber besado en el campamento de verano a Tina, tenía frenos, pero era divertida, buena y hacia que sintiera cosquillas en el estómago. Como fuese, eso podía esperar, ahora tenía el deber de defender a la tercera mosquetera. Aquello de emboscar a mi hermana a la salida de los sanitarios, golpearla y humillarla, no sería ni la mitad de doloroso de lo que le iba a pasar. Habíamos elaborado un plan, como en los viejos tiempos cuando apenas si nos sabíamos atar los cordones. Bueno puede que Collins supiese mucho más que eso, p
EloiseCasi 18 años…Miré a Collins con deseos de matarlo, justo cuando vi a mamá entrando a mi habitación con una bandeja de bocadillos y una jarra de limonada. —Mamá, puedes decirle a Collins que estoy haciendo lo que puedo, que hago el mayor esfuerzo posible y que lamento no ser un genio como él. —Le saqué la lengua, para mostrar mi punto. Ella sonrío con dulzura como siempre. No importaba cuan cansada estuviese por el trabajo o cuantos dolores de cabeza le diésemos nosotros o las gemelas siempre estaba de buen humor y creo que en gran parte se debía a que papá siempre estaba allí apoyándola. A pesar de que para ellos no había sido fácil como decía nuestra abue, finalmente formaron una pareja única. Todos los padres de mis amigas estaban divorciados o se llevaban mal a esas alturas, en cambio ellos parecían cada vez más unidos. Sin duda, me habían dejado la vara muy alta a la hora de escoger quien sería la persona a la que finalmente le entregaría mi corazón. Nunca había tenido
SheldonCasi 18 años…Bajé en puntillas las escaleras para evitar despertar a mis padres. No quería volver a discutir con ellos sobre lo que era bueno para mi futuro, pero tampoco quería perderme la fiesta de Landon. Realmente me importaba una mierda el futuro, no quería ir a ninguna de las universidades que esperaban mi respuesta, porque ni siquiera estaba seguro de poder soportar tres años jugando al básquet. Me detuve en la sala para colocarme las zapatillas y luego buscaría las llaves del Aston Martin de mis padres en la mesilla del recibidor, aunque bien podía ser otro. Ni siquiera entendía porque todos estaban tan ansiosos por lo que nos depararía el futuro o sobre a qué universidad asistir, cuando ni siquiera necesitábamos estudiar, ya éramos inmensamente ricos. Con nuestro fideicomiso, probablemente podríamos comprar un par de títulos en sus brillantes marcos de oro. Papá no había ido a la universidad y no podía decirse que le fue mal, sino todo lo contrario. Busqué en el
Collins18 años…Acaricie la cabeza de Hércules que se encontraba acostado al costado de mi cama, se veía viejo y cansado. Esperaba que no me extrañase tanto como me temía y que las gemelas lo tratasen con cuidado. Sabía que papá lo sacaría a hacer ejercicio, además de que mamá se encargaría de todo lo que necesitaba. Aun así era doloroso despedirme. Todo estaba tomando su lugar, Eloise había ingresado a medicina, Sheldon finalmente luego de lo ocurrido, entendió que necesitaba enfocarse en lo que quería para los siguientes años, fuese lo que fuese. Porque había mucho más en el mundo que mujeres de una noche y fiestas. Para sorpresa de todos decidió que estudiaría administración de empresas en California, porque quería llenar el espacio que había dejado nuestro abuelo en la empresa familiar. En cuanto a mí, me iría al día siguiente. Me ofrecieron realizar un curso de verano que difícilmente podía declinar, por lo que los últimos meses que esperaba pasar con mi familia se transforma
Hola amigos...Si estás leyendo esto es porque llegaste al final de este libro y realmente no tengo palabras para agradecerte que hayas sido parte de esta historia, que me hayas apoyado con un comentario o simplemente invirtiendo tu tiempo o dinero en cada uno de los capítulos de esta historia sobre el amor, la amistad y la familia. Muchas gracias de corazón, no tienen una idea de lo feliz que me hacen, de lo acompañada que me hicieron sentir, por lo que creo, que lo correcto es dedicárselo a ustedes que son parte de cada palabra que se encuentra escrita en estás páginas. La historia está dedicada para los que sintieron latir el corazón más fuerte cuando ellos se amaban con cada mirada, los que se enojaron con algún personaje o incluso conmigo. Los adoró, de verdad y los guardo en mi corazón... Aquí va mi dedicatoria: Le dedico este libro a las estrellas que aún mantienen su luz oculta, a las que esperan compartir esa luz con alguien que los haga tocar el cielo con las manos y a