De vuelta a casa

Frederick

Estaba nervioso de los cojones cuando llegamos a la puerta de la casa y sentía que mis dedos temblaban cuando coloqué el código para desbloquear la entrada.

«No debí decir que estaba ridículamente enamorado, probablemente». Pensé mientras tecleaba, porque ella no respondió nada y realmente esperé que lo hiciera, por lo que luego cuando estábamos tumbados en la arena cuando ya el sonido de las olas rompiendo comenzaron a arrullarnos, dejé escapar un largo suspiro, antes de decir:

—Te amo, Leah, lo sabes y quiero compartir el resto de mi vida contigo. Ya no quiero más juegos, ni mal entendidos. No quiero que volvamos a separarnos a partir de ahora. —Pero ella tampoco se molestó en responder, se quedó allí jugueteando con la arena y la mirada perdida.

Entonces luego simplemente nos paramos y continuamos caminado en silencio, la abracé con cuidado cuando una brisa salada comenzó a calarle los huesos, aun así me parecía lejana. Intenté convencerme de que era porque ella siempr
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