Capitulo 3.

Capitulo 3- Hacerte compañía.

Ryan Miller:

– Si, yo me largo – Tomó su mochila y se dio la vuelta.

– Tan mal te caigo – Le bloquee el paso, deteniéndome frente a ella.

Por su parte rodeo los ojos – Aparte que tengo que lidiar contigo en el edificio, aquí también, si eso no sucederá, Aléjate de mi, maníaco – Frunció en ceño – Me quedare trabajando en el restaurante, allí las personas no son tan insistentes.

Reí por lo bajo– Oye, eso si que dolió – Toque mi pecho simulando dolor – Aquí ganaras mejor, te haré algunas preguntas y te podrás ir – Sonreí – Igual tampoco creo que quedes – Me quede mirándola para ver su reacción, obviamente no hablaba en serio.

– ¿Me estas retando?– Asentí – Esta bien, me quedare, pero espero que seas profesional idiota.

– Te recuerdo que soy superior a ti, enana – Puse mi mano en su cabeza pero esta la quito rápidamente.

–¿Disculpa? ¿Quien te crees idiota?– Pregunto mirándome con los entrecerrados.

No le respondí, le pase por un lado un me senté en mi escritorio, tendría que preguntarle lo mismo que a los demás, pero improvisare un poco.

– Se sentó – Odio que me ignoren – Rodeo los ojos.

– Pensé que odiabas recibir atención – Tome mi pluma y ella rodeo los ojos– Entonces ¿su nombre es? – A todo esto ni siquiera había leído su expediente.

– Suspiro – Puede decirme señorita Roberts – Y ella se niega a decirme su nombre, su apellido es un comienzo ¿no?

– Busque en la carpeta – ¿Por qué no esta su expediente? – Pregunte mientras lo buscaba en mi escritorio.

– Yo lo entregue, oh es cierto ¿ Usted es tan distraído que lo perdió? – Me miro entrecerrando los ojos.

Bufe y me levante, salí de la oficina y llame a Grace.

– ¿Donde esta el expediente de esta chica? – Pregunte mientras la señalaba.

– Busque entre sus cosas – Yo se los entregue todos señor, ¿esta seguro que reviso bien? – Pregunto mientras sonreía amablemente.

Sonreí – Probablemente este allí – Me di la vuelta y volví a la oficina.

Vi que la chica aun seguía allí, ya estado esperando lo suficiente, empezare sin el estúpido expediente.

– Entonces – Me senté – Srta. Roberts ¿usted es graduada en? – Pregunte con mi mirada las carpetas, aun no encontraba el expediente.

– Administración de empresas – Respondió aburrida. – Todo eso esta en mi expediente.

– Si, pero no encuentro tu expediente así que, ¿Que edad tiene? – Esa pregunta me la saque de la manga.

– Veintiuno – Ella se estaba hartando de mi.

Estuve haciéndole preguntas por unos 15 minutos, me sorprendió el saber que era una de las mejores en su universidad, y que se graduó antes de la preparatoria por ser avanzada.

– Y dime ¿Tienes pareja? – La curiosidad me carcomía.

– Entonces ¿terminamos? – Pregunto levantándose.

– Si terminamos – Me queje – Te llamaremos para darte noticias, o tocare tu puerta – Sonreí cerrando los ojos.

– Si yo prefiero que me llamen, gracias – Tomo su mochila.

– No tengo tu numero – Me excuse.

– Esta en mi expediente – Respondió obvia.

– Te recuerdo– Me levante – Que lo perdí – Trate de excusarme de nuevo.

– Tomo una hoja de mi escritorio y me quito la pluma – Es este – Escribió su numero – Deja de molestarme ¿quieres? – Pregunto a lo que yo asentí sonriente.

– Hallare la forma de caerte bien, lunática.

– Suerte con eso, maníaco – Dice sin mucho interés.

Ella termino yéndose y yo me quede a seguir trabajando, revisando, llenando y leyendo papeles, estuve todo el día en eso, necesitaba un café al menos , lo único que tengo en el estomago son unas frituras.

Vi la hora de nuevo en mi reloj

– 07:54 PM –

Estoy muerto, mi espalda duele de tanto estar sentado, y eso que es solo el primer día, yo debo ir acostumbrándome.

– Permiso, señor Miller – Entro Grace a mi oficina – Solo vengo a notificarle que debe darme los nombres de los chicos que quedaron de todos los que entrevisto – Me aviso acercándose a mi escritorio.

– Si esta bien – Pase mis manos restregando mis ojos – Yo te enviare por correo los nombres, ya puedes irte a casa – Sonreí.

– ¿Usted esta seguro? – Asentí – Yo puedo esperar a que usted termine, no hay problema – Sonrió amablemente, Grace si que era un amor.

– No esta bien – Sonreí – Yo termino aquí y me iré, puedes irte – Insistí mientras le seguía sonriendo.

Después que termine, lo único que quería era lanzarme en mi cama y dormir por dos días, pero al menos debo comer algo, ya había llamado por lo de mi auto, esto de ser el jefe no esta tan mal.

– Señor Miller su auto se encuentra estacionado en la entrada – Me notifico un chico muy amable.

– Muchas gracias – Estreche su mano – Ten – Le di dinero.

– No es necesario señor – Insistí y el termino tomándolo.

Iba conduciendo hacia el edificio, y mi estomago me pedía a suplicas que le diera comida, y recordé que hay un restaurante cerca del edificio, y que mejor aun hay trabajaba la lunática.

Me estacione al frente y pude oír una linda voz, era literalmente música para mis oídos, y algo mas me daba cierta tranquilidad, o como dicen por ahí, buen sabor de boca, aun en el auto, su voz si que era maravillosa, me baje rápidamente para ver de quien se trataba y era...¿ella?

Aparte de ser una lunática que me insultaba todo el tiempo, mi vecina, una chica con un excelente promedio y que probablemente trabajaría para mi, ella tenia una hermosa voz, si eso si que era una sorpresa.

Me acerque un poco mas para verla mejor, ella estaba allí tocando su guitarra mientras cantaba, todos parecían fascinados por su voz al igual que yo.

Era imposible no perderse entre su melodiosa voz.

– Muchas gracias – Dijo y bajo del pequeño banco donde estaba sentada, recibía muchas aplausos de los que estaban presentes y yo tampoco pude evitar aplaudir.

Me senté y ordene aun moría de hambre, la lunática aun no notaba mi presencia, después que termine de comer me propuse esperar a que terminara, que locura llego cansado del trabajo y en vez de ir a descansar, voy y molesto a la lunática.

Ella salió y me imagino que se dirigía al edificio, la seguí, espero no recibir un golpe como el día anterior, mi espalda y mi cabeza ya duelen, no necesito nada mas.

– Hola lunática– Esta vez no susurre – Cuanto tiempo, pasaron unas 8 horas – Camine a su lado.

Rodeo los ojos – Esto será todos lo días idiota – Se detuvo por un momento –Terminare poniéndome tan loca como tu – Empezó a caminar mirándome.

– Oye solo quiero hacerte compañía – Sonreí – Y si te pasa algo, como la ultima vez – Dije, en verdad pensaba eso.

– Ya aléjate maníaco – Se quejo.

Lo decía todo el tiempo, pero nunca le hice caso, de alguna forma, esta chica me cae bien, aunque sea toda una lunática, yo intentare ganarme su confianza, no creo que sea tan difícil ¿cierto?

Seguí sin hacerle caso, seguía siguiéndola, me ganaba una con otra mala cara de su parte.

–¿ Quieres un moretón en tu linda cara? – Me fulmino con la mirada – Deja de seguirme ¿no tienes nada mejor que hacer estúpido? – Pregunto mirándome seria, ¿por qué será tan obstinada esta chica?

– No, soy una persona sin ningún tipo de ocupación – Dije sarcásticamente. Y en ese momento recordé que había dejado mi auto en el restaurante, probablemente me multarían.

Me di la vuelta y volví al restaurante y busque mi auto, no dejare que la lunática vaya sola.

– Oye querida amiga – Trate de llamar su atención desde mi auto, pero aunque ya notaba mi presencia me ignoraba. – Señorita Roberts – Grite desde mi auto.

– Oye idiota ¿sabes que hora es? – Metió la cabeza por la ventana – Hay personas tratando de dormir y tu gritando como todo un loco desquiciado – Golpeo mi cabeza, haciendo que me quejara.

– Ay , sube te llevare – Sobe mi cabeza – Al fin y al cabo vamos al mismo lugar – Abrí la puerta por dentro, pero ella se dio la vuelta y siguió caminando.

– ¡¡Oye enana!! Hace frio – Grite – Ya sube –

– Ya cállate idiota – Me golpeo.

– Ya sube lunática – Tome su mano, ella rodeo los ojos y termino subiendo al auto, con toda la mala gana del mundo.

Ella estuvo callada, mas bien los dos estuvimos callados, el ambiente se torno incomodo de un momento a otro, eso hasta que yo rompí el hielo.

– ¿Alguna vez fuiste a Chicago? – Pregunte con mi mirada en el camino, ella por su parte solo asintió mientras miraba los edificios por la ventana. – ¿ En serió? ¿Y algunas vez fuiste a su acuario? – Pregunte emocionado, Ella solo asintió mirándome.

– ¿Tu nunca viste las medusas? – Pregunto ella, hasta que por fin dice algo.

– Si, me encantaba ir cuando era un niño – Me estacione, pues ya habíamos llegado al edificio.

– A mi igual – Dijo nostálgicamente.

– ¿Te sucede algo? – Me baje del auto, ella solo negó con la cabeza– ¿Segura? – Pregunte mientras le habría la puerta.

– Es solo que...Cuando era pequeña, yo iba allí con mis padres – Se bajo.

Me detuve frente a ella – ¿ Estas bien? – Quise preguntar al ver la manera en la que se bajo.

– Lo estoy – Me aparto y entro rápidamente al edificio.

Ella si que era una chica misteriosa, yo no debí sacar el tema, si que soy un idiota, hice enojar a una chica, por preguntar tonterías.

– Que imbécil – Me reproche – Tu y tu estúpida bocotá Ryan – Puse mis manos en mi cabeza.

Y como siempre la gente se quedaba viéndome raro, y uno que otro niño que decía “ Usted también tiene un amigo imaginario” o “Señor usted se encuentra bien” Como siempre me tomaban como loco, que sorpresa.

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