Estaba desesperado, más que eso, a los límites de rozar la locura, presentía que perdía la batalla con relación a Angélica, permanecía atado, solo con ese sentimiento que le quemaba las entrañas. Ella no lo miraba como antes solía hacerlo, con dulzura y embeleso. Incluso lo llamo Andrake a secas en sus últimas conversaciones. También el respeto era cosa del pasado.Por esa y otras razones había decidido llevarla al calabozo del harén, era lo bastante seguro para que no pudiera escapar y contaba con algunos de sus mejores guerreros para custodiarla.Unos minutos atrás cayó en la salvajada sádica de cogerse a Tibisay en su presencia, con la esperanza de verla sufrir, no logro su objetivo, permaneció indiferente. Eso lo termino de quebrar.Por eso estaba en medio del bosque, desnudo, con el miembro ensangrentado, la sangre de Tibisay lo había manchado de la manera mas sucia. Una acción en vano, no logro nada. Más bien dejar a la loba en estado moribundo.Se transformó antes de adentrarse
Empezaba a desesperarse, esa bruja lo había dejado sin defensas luego de hacerla suya aquella noche. Casi se pierde en la furia cuando la vió en los brazos del diablo lobo, por suerte recapacitó al notar su inconsciencia, no se había marchado por voluntad, el prácticamente la había secuestrado.Ya habían pasado 2 dos soles y dos lunas. Tiempo en que sus súplicas resonaban en su mente. La escuchaba a cada momento. Incluso en ese preciso instante de soledad, mientras veía el horizonte, trepado en la cima de un árbol.—¿Qué me hiciste bruja?.—Dijo entre dientes, lo cual resonó en su cueva baldía. Veía las llamas arder en la hoguera, entro sus manos en esta, para palpar el fuego abrasador. Así mismo se sentía por dentro, por causa de esa bruja. Enterró una flecha en la tierra, después intento cerrar los ojos. En todas partes estaba ella. El como demonio no entendía su conexión, siempre ignoro que algo pudiera generarle sentimientos."Siebog, ayúdame. Volvió a escuchar la voz a lo lejos".
Después de adentrarse nuevamente en el bosque, no inicio su caza regular, solo volvió a la cueva, para guardar el bulto. Ese día su único alimento habían sido las manzanas. Le cayó la noche, oliendo algunas pantaletas que encontró en el bulto de Angélica. Sin duda todo era de ella. Su esencia estába impregnada en el ajuar. Con la llegada de la luna llena, ante sala del día cumbre donde está se uniría al sol en un baile sangriento. Bajo para cazar. Tal cual el demonio errante que se había convertido en las últimas semanas.Al estar el bosque más iluminado, se le hizo más fácil atravesar dos cuervos con su flecha, mientras estaba colgado de la cúpula de un árbol. Cuando tocó tierra con la cena en sus manos. El olor a sexo, vampiros, mezclado con el de lobo, se sintió. Fue escurridizo. Estos tenían una conversación interesante con la loba. Por su alto derroche de feromonas, debía ser una Omega. Eso estaba a su favor. No tenían los sentidos tan agudos como los Alphas y los beta. Los que
Había perdido la noción del tiempo, ese calabozo parecía que pronto se convertiría en un matadero. Esa mañana al despertar, sentía un inusual sabor a metal en la lengua. Más le floretaeba el fétido olor a sangre en descomposición. Fue repugnante. Camino de un lado a otro. Con suerte ese día no vería Andrake. Después del episodio pasional que tubo con la loba, en el cual, la dejo moribunda, no había regresado. Solo Betsy había ido a llevarle comida, no sintió maldad en la loba. Solo existía mucha fiebre sexual en su cuerpo. Lo lamentaba por la otra chica, ya había soñado con su muerte. No se tomó la molestia en contestar. Su visión fue clara. Las embestida de ese lobo fue tan violenta que la desgarro por dentro. Ella era débil, una simple Omega. Fue imposible no sentir lástima por Tibisay.Cuando sintió unos pasos acercarse, calmo su impaciencia y se sentó en el borde de la cama. Aceptaría cualquier trato con tal de salir de ese lugar húmedo y oscuro. Betsy fue quien entro con la ba
Daba vueltas sin cesar por la amplia habitación, donde la había encerrado Andrake unas horas atrás, luego de sacarla del calabozo. Su plan era escapar, más, ante la cruel resignación de su alma. Siebog no iría por ella. Se vió en el espejo. Estaba triste, otra vez su destino sería incierto, el no cumpliría su pacto. En su otra vida fue la muerte precoz de ella, incluso antes de que el cáncer la matará. En la otra vida murió entre las brasas. Le faltaban algunas pocas piezas a su rompecabezas mental, pero ya intuía quién pudo haber sido, uno de sus verdugos.La puerta de la recámara fue abierta. Era Betsy, le traía otra bandeja. Está contenía el almuerzo. Su apetito estaba algo pasmado, más después de ver la terrible muerte de Sharon.—No tengo hambre, Betsy.—Levanto una de las tapas, era cordero asado.—Hoy lo menos que tengo es ganas de comer carne. Puedes llevártelo.—No señorita. No provoque al rey Alpha, el la necesita fuerte para esta noche. — Recordó el ritual de la luna de sang
Al final no se fue, su obsesión por la servidora fea, Angélica, lo había trastornado a tal punto que decidió quedarse unos días más, e ir en su auxilio.Aparte de que le enloquecía la idea de que el lobo diablo la tuviera en su poder. Cuando la noche empezó a caer, oculto su olor, era fácil las brujas sabían cómo hacerlo. Bruna le entrego un ungüento para lograrlo. Antes de marcharse del pueblo de manera definitiva con su hermana, una loba pura que no le causaba repulsión.Lo uso sin pensarlo, más guardo su figura dentro de una de las capas que los lobos visitantes estaban usando y fue hacia ella. Claro. Antes tuvo que aniquilar dos lobos y otros ponerlos a dormir. No importaba estába decidido a llevársela.Cuando los cuerpos de dos lobos fornidos cayeron al piso de madera, pronto la volvió a contemplarla con asombro, noto un brillo diferente en sus ojos, incluso un aroma más seductor y tenebroso. Café con caramelo hirviendo. Era una bruja despierta a plenitud.—Siebog, viniste.—Esas
El amanecer fue más impresionante desde las alturas, cuando despertó, desenredo sus piernas de las del fuerte hombre que tenía al lado. Musculoso, con una facciones duras y excitantes.Se alejo un poco para colocarse en la entrada de esta. El cálido resplandor hizo vibrar su cuerpo. Después se le erizo cada átomo cuando sintió unos brazos enmarcar su cintura, pequeños besos juguetones recorrer su cuello.—Abre un poco las piernas, pequeña bruja.—Le susurro al oído.No tardo en sentir su dureza entrar en ella, su femeneida estába algo irritada, pero le era casi imposible decirle que no. Se abrió para que entrara toda su serpiente.Este no tardo en cargarla, sin sacarlo, y depositarla en el viejo catre en el que habían dormido. La posicionó como una pequeña perrita en una esquina de la cama. Fueron estocadas profundas que la estremecieron con fuerza. Más los duros azotes de sus manos contras sus glúteos. Le gustó que la batiera si piedad, incluso pidió más. Quería todo de ese demonio.—
—¡Angélicaa...!.—Exclamó con una fuerza atroz, al ver como ambos se lanzaron al vacío. Sus figuras unidas desaparecieron del alcance de su visión, gracias a la condensada vegetación.Aunque era un Licán poderoso, no soportaría una caída tan abismal, esos demonios, al igual que los vampiros podían flotar y evitar que el impacto de la caída le destrozara los huesos.Se llenó de furia, no les sería tan fácil salirse con las suyas, sintió cerca de el, la presencia de su Beta Elioth.—Mí Alpha acabo de revisar el ala izquierda de la casa, su luna no está en esa zona.— Giro para verlo, sentía la furia de su lobo dentro de su ser.¡Los mataremos a los dos!. Devil' ronroneaba con rabia. Deseoso de tomar el control de su cuerpo.—Acaba de saltar con el demonio cupido', esos malditos me las pagarán.—Su ego estaba aplastado por culpa de una insignificante bruja, que se acababa de darse el lujo de abandonarlo. Como si el no valiera nada.—¿Qué hacemos?. Todos esperan para iniciar la ceremonia de