En Cabo Verde Pablo tenía otra realidad quizás un poco menos compleja, el no era ni orgulloso ni arrogante. Por naturaleza era tranquilo y si bien los primeros meses habían sido terribles para él, la actitud de Elizabeth le habían dado cierta esperanza.

De todas maneras cuando le había dicho a Lizy que no la molestaría decía la verdad y si ella decidía quedarse con su esposo lo respetaría, eso no quería decir que lo aceptara o dejara de amarla.

Si hubiese podido olvidarla no habría hecho todo lo que hizo para verla o estar cerca de ella.

Se encontraba en una fiesta organizanda por una familia amiga de los Mendoza, donde todos esperaban que en algún momento se diera el milagro y Pablo se dignara a fijarse en la hija de estos amigos.

La pobre chica trataba de llamar su atención pero el estaba perdido en sus pensamientos y añorando a Elizabeth.

_Si sigues con esa cara de idiota, te voy a llevar al manicomio_ dijo Lucía entre dientes _ por favor cambia esa cara.

El hizo una sonrisa forza