Las noticias sobre la desaparición de Elizabeth ya se habían diseminado por todos lados. Todos hablaban de su secuestro, tratando de investigar que podría haber sucedido o donde podrían haberla llevado los captores si aún seguía viva. Para sus seres queridos era muy doloroso ver eso. Federico no había dejado de buscarla, siguiendo todas las pistas posibles, ofreciendo una gran recompensa por información pero nada había dado resultado. Nadie podía hacerlo entrar en razón, no quería escuchar ni siquiera a Santiago. Se había abandonado de tal manera que su imponente figura había sido mellada ante la ausencia de Lizy.Todos temían que el perdiera la razón si seguía así.Quien estaba atenta a todas las noticias era Renata, que lejos de tener miedo estaba segura que Elizabeth estaba muerta y que él único detenido no hablaría, porque tenían amenazada a su familia, obviamente toda la culpa recayó sobre él. Federico se había encargado de que Juan estuviese bien protegido, si bien seguía en
Esa noche prácticamente Pablo no pudo dormir. Se sentía ansioso. Miguel le había contado de una chica que habían encontrado, quien a pesar de estar muy golpeada se encontraba bien, pero aún no recordaba quién era. Apenas el sol estaba asomando, se levantó y comenzó a caminar por el lugar llegando hasta el rio, no lograba sentirse tranquilo. Cuando estaba regresando miró hacia la choza en la que estaba la joven, se fue acercando y vió que la puerta estaba abierta. Golpeó pero nadie respondió._ ¿Estoy aquí señor, necesita algo?A Pablo se le congeló la sangre.《¡Esa voz!》.Se dió vuelta y fue hacia el costado de la choza, allí estaba ella, con su largo cabello negro, su hermosa fisonomía y una gran sonrisa. A pesar de los golpes que tenía y el trauma que había sufrido ella seguía sonriéndo.Pablo se acercó lentamente, como teniendo miedo de que fuese una visión._ Liz... Liz...¿eres tú?_ susurró.Ella lo miraba expectante. _ ¿Esta bien señor? ¿Necesita ayuda?Pablo la miraba maravil
Miguel esperaba impaciente a que Pablo entrara a la cocina, estaba bastante sorprendido por lo que había visto y sabía que había alguna explicación para eso.Apenas el joven regresó el amigo saltó de su silla para hablar con con él._ ¿Me puedes explicar qué fue todo eso Pablo? Dime... ¿esa chica procede con todos amable pero con desconfianza y tú en un par de horas lograste abrazarla y consolarla? ¿Hay algo que no sepa y tenga que saber?Pablo hizo silencio. Si le decía la verdad a Miguel en ese momento, sabía que irremediablemente tendría que llevar inmediatamente a Elizabeth con Federico y se negaba a hacerlo._ Se siente muy mal. Tiene miedo de regresar... solamente le dije que tendría que llevarla a la ciudad, pero ella no quiere irse aún_ dijo Pablo tranquilo.Miguel estaba tan apartado de todo, que si bien sabía por Pablo sobre el secuestro y la supuesta muerte de Elizabeth, estaba tan inmerso en su mundo, que ni siquiera era consciente de hasta donde podía llegar la situación.
Si bien Federico se sentía morir sin Elizabeth a su lado, ponía todo de sí para salir adelante. Estaba tratando por todos los medios de ocuparse de la búsqueda de su esposa y del cuidado de su hijo. Los primeros días habían sido muy difíciles, pero luego con el apoyo de su entorno, sobre todo el de Adrian, él fue poniéndose en pie. _ Sé que pronto mami estará aquí_ le decía a Lucas mientras le daba un baño_ mientras tanto seré yo quien se ocupe de hacerlo siempre. El bebé lo miraba sonriendo mientras jugaba con el agua.La escena de Federico ocupándose de los cuidados de su hijo despedía mucha ternura, pero también una gran tristeza. Ellos habían decidido ser padres presentes en todos los aspectos y uno de ellos era el cuidado personal de su hijo, fue así que ambos tuvieron que aprender a hacerlo. Desde darle de comer hasta cambiar pañales. Ver a Federico Alvear, un despiadado y poderoso hombre bañar al niño y cambiarle pañales, era una imagen que nadie podría llegar a imaginarse.
Esa noche, la lluvia comenzó a caer con una inusitada furia. Parecía que no tenía intensión de darle tregua a los habitantes de la aldea quienes temían la crecida del rio que circundaba en el lugar. Elizabeth estaba inquieta, tenia temor de que algo pasara.Para su fortuna tenia a su ángel guardian, a quien siempre la había cuidado, el buen y dulce Pablo._ Me quedaré contigo por esta noche, descuida_ le dijo sonriendo_ puedes descansar tranquila, mientras yo esté prometo que nada te sucederá. Lizy sonrió. Desde que ese hombre había aparecido,sintió paz. _ Gracias Pablo, es usted muy amable._ Por favor_ dijo el hombre mirándola con ruego_ tratame no me trates de usted...me siento un anciano. Ambos se echaron a reír._ Está bien...después de todo, no debes tener muchos más años que yo_ le dijo Elisabeth divertida. Pablo la miró detenidamente, una mirada que la joven no pudo descifrar._ tengo cuatro años más que tú_ le espetó sin darse cuenta. Lizy abrió sus verdes ojos asombrad
Los dos días en los que se suponía Pablo iba a estar con ella, se transformaron en varios más. Las incesantes lluvias, hacían casi imposible la salida del lugar. El joven realmente no podía creer lo que le estaba sucediendo, Elisabeth lo recordaba y su relación era como la de antes, donde siempre estaban juntos, hablando de todo, riendo, bromeando. ¡Eran tan similares! Pablo, moría por besarla. Con cada abrazo, cada roce o pequeña caricia el deseo de él por ella se iba acrecentando, tenerla tan cerca y no poder darle rienda suelta a sus deseos, lo estaban volviendo loco.A pesar de estar con Pablo, Lizy comenzó a sentirse ansiosa, algo la inquietaba y no sabía que era. El joven estaba preocupado, porque era consciente que debía decirle la verdad pero no sabía como. Miguel, siendo médico le había aconsejado que le diera tiempo a Elisabeth para que pueda recuperarse y asimilar la situación, la mente es algo compleja de comprender, por alguna razón, las últimas vivencias de Lizy estab
Había llegado el día en que Pablo debía regresar con Lizy a la ciudad. Miguel los acompañaria ya que iban a ir directamente a la policia y él debía testificar como habían encontrado a la joven, y tambieén para que su amigo no hiciera ninguna locura. _ ¿Porqué debemos ir a la policia? Estoy bien, solo un poco golpeada quiero ir a mi casa, ver a mi tío... _ insistía Elizabeth. A Pablo le rompía el corazón escucharla, no sabía de que manera decirle la verdad, sin lastimarla. _ Liz, es necesario ir porque la policia debe investigar como fue que llegaste a la aldea, además se ha hecho una denuncia por tu desaparación _ le explicó pacientemente Miguel _No tengas miedo, verás que todo saldrá bien. Cuando llegaron, Pablo tuvo que hacer lo que no quería. Llamar a Federico. No tenía otra opción. Porque si la policia le informaba, él vendría y miramientos por la emoción se encontraría con un Elizabeth que no lo conocía y provocarle un ataque de nervios. Marcó su número y esperó pacientemen
Elizabeth estaba frente al detective que llevaba su caso, pero era poco y nada lo que podía aportar. Al tener lagunas mentales, solo pudo contar lo que recordaba al despertar. Su magullado cuerpo, mostraba las secuelas de los golpes recibidos. _ Bien señora Alvear... _ dijo el inspector sin darse cuenta _ deberá ir al hospital para asegurarse de que sus heridas no son de cuidado... La muchacha quedó impavida, ese apellido le sonaba conocido... _ ¿Señora Alvear? Detective... creo que se confundió. Yo no estoy casada._ dijo ella sonriendo levemente _ Aún no planeo hacerlo. El hombre se quedó helado cuando se dió cuenta de su error. _ Disculpe, señorita... Valverde _ dijo leyendo el informe. Elizabeth pasó por alto el error del hombre y se dispuso a retirarse. _ ¿Dónde está Pablo?_ preguntó preocupada _ quiero que me lleve a mi casa. _ El señor Mendoza está dando su declaración, en un rato seguramente ya podrá retirase _ le dijo el detective amablemente. Ella asintió. Salió d