Pasó la mañana y gran parte de la tarde con Marisa, pero tal y como ambos imaginaron, llegó el punto en el que solicitaron su presencia, aunque fuera de manera remota, en la oficina… Y muy a su pesar tuvieron que darse espacio para que pudiera concentrarse. Jace no tardó en entrar al cuarto para informarle que ya debía irse, le dijo que tenía asuntos del trabajo que atender, pero mintió en parte
Aparcó frente a la pintoresca casa y se bajó con una calma que rara vez se daba el lujo de tener, el afán diario a veces era demasiado. Tocó el timbre, una señora delgaducha y bajita abrió segundos después, la madre de Alessandra
— Señor Smith, que gusto verlo por aquí… Pase por favor—
— Gracias señora, pero me temo que deberé quedarme en mi lugar hasta que usted acepte llamarme por mi nombre—
La mujer
Salieron de la casa en busca del lugar más cercano para poder encontrar un helado y degustarlo. Gabriela caminaba con las manos en los bolsillos y la vista perdida en el suelo— ¿Y qué tal te ha ido en la escuela estos días? — la niña arrugó el rostro viéndolo de reojo— No muy bien, tuve un examen y saqué la peor nota del curso… Nunca me había pasado, me sentí fatal—— Sé que no se siente nada bonito, pero no dejes que esas malas experiencias te bloqueen el camino… En el próximo examen seguramente sacarás una nota mucho mejor, y hasta entonces puedes remediar el sabor amargo con un dulce y suculento helado— eso le sacó una sonrisa, una que ya no se borróSe sentaron dentro de una pequeña tienda y pidieron dos de los helados más grandes que vendían, Jace sintió que regr
Josh llegó respirando tan entrecortadamente que por un momento tuvo que detenerse a respirar antes de que se desmayara y la ambulancia tuviera que atender a dos personas — Mari… ¿Qué diablos fue lo que pasó? — se agachó junto a ellos, revisándola por todos lados — Estoy bien— le dijo apenas comenzó a tantear su cuerpo en busca de nuevas heridas — ¿De verdad? — le arqueó una ceja — No me digas— retiró el limpión ojeando la cortada en su frente — Buen trabajo con la herida, controlaste la hemorragia… Los paramédicos deben estar por llegar— — Menos mal— Jace intentó mantener a raya su furia, no era el momento ni el lugar… Ninguno de los presentes tenía la culpa tampoco — ¿Cuándo llegaste ya se había ido? — Josh cuestionó, aunque era bastante obvio — Si hubiera estado cuando llegué, te aseguro que estaría pagando esto con sangre— Antes de que cualquiera pudiera decir algo más, entraron para atenderla y llevarla al hospital. Iba a n
Solo había una palabra en capacidad de describir cómo se sentía en aquellos momentos; molida Ya había tenido unos días horribles, pero la presencia nocturna de Manolo Jiménez en su casa había terminado de empeorarlo todo. Nunca pensó que las cosas fueran a escalar a tanto, después de todo, Marisa no sabía hasta que punto Manolo quería vengarse de la supuesta ofensa que ella había cometido en su contra años atrás Dejó que el agua tibia relajara sus músculos tensos y lavó con mucho cuidado la sangre seca que tenía en la cara, cuello y hombros. La herida en la frente le palpitaba aunque no se moviera, y hacía un rato ya que el efecto del analgésico había pasado… Al pasar la pequeña esponja por el cuello, sintió el dolor propio de los moretones que le habían quedado luego de que ese hombre… Intentara matarla Marisa lo vio en sus ojos, él no iba a detenerse hasta ver que la vida la abandonaba, aún no entendía cómo es que seguía con vida. Por un momento, mientras el aire se le escapaba y
Pasó toda la noche despierto observándola dormir y velando por su sueño, que fue no fue muy bueno tampoco, mientras investigaba todo lo que podía ser encontrado en redes acerca de Manolo Jiménez, pero la verdad que no fue mucho lo que pudo conseguir Nada que pudiera servirles en realidad, nada que no supieran. Para todo el mundo era un político intachable con una carrera impecable Así que sí, estaba más allá de frustrado A pesar de que Zack, Alessandra, Josh e incluso Zuri estaban intentando mover cielo, mar y tierra para dar con Gabriela, parecía haber desaparecido sin dejar rastro. Ale, Zack y Zuri pasaron toda la noche repartiendo volantes con la cara de la niña en toda la ciudad, mientras Josh estuvo de comisaría en comisaría por si en alguna parte se reportaba algo, cosa que tampoco sucedió — Jace… Ve a casa a descansar por favor. En unas horas me darán la salida y apenas deje mis cosas en casa saldré a buscar a mi hija con los demás— — T
Zack salió del hospital con un enorme nudo en la garganta… Sentía el dolor de Marisa como algo propio y, además, hasta el momento, el panorama no era nada favorecedor. Su sentir solo empeoraba a medida que pasaba el tiempoSin mencionar que Alessandra tampoco estaba lidiando demasiado bien con la situación. La entendía por supuesto, conocía a Gabriela de toda su vida, Marisa era su mejor amiga y como si eso fuera poco, la niña estaba bajo su cuidado cuando desapareció, es decir, en realidad había ido con su mamá, pero ella le había prometido a Marisa que cuidaría de ella mientras estuviera en su casa— Nunca podré perdonarme esto— la chica sorbió un poco por la nariz y Zack la apretó con más fuerza contra sí intentando brindarle conforte— Esto no es culpa de nadie, no podríamos haber imaginado que semejante cosa
¿En qué momento había ocurrido todo aquello? En un momento estaba acompañando a la mamá de Alessa a hacer las compras, cosa que siempre le encantaba cuando iba a quedarse allá, y al siguiente estaba montada en un auto rodeada de extraños que eran de todo menos amistosos ¿Qué era lo que le harían? ¿Volvería a ver a sus seres queridos algún día? Necesitaba saber que tendría la oportunidad de arreglar las cosas con su madre, no quería quedarse con esa espinita adentro, ni quería ser el motivo por el que las personas que la querían sufrieran La niña no sabía en dónde estaba, ni quiénes eran las personas que se la habían llegado. Pero ya estaba lo suficientemente asustada como para llorar de la desesperación, pidiéndoles una y otra vez que por favor la soltaran — ¡Ya cállate escuincla! — le exigió uno de los tipos, no podía observar sus rostros, llevaban pasamontañas. Levantó una mano, señal de que la golpearía, pero el otro lo detuvo justo a tiempo — Tenemos órdenes de llevarla en perf
No podía respirar adecuadamente de solo pensar en que estaba llorando y no podría consolarla, sentía que le estaban arrancando el corazón del pecho para luego apuñalarlo en repetidas ocasiones ¿Cómo Manolo podía ser tan miserable como para meterse con una niña? Una cosa eran los asuntos entre los dos y otra muy distinta era Gabriela, era algo bajo incluso para él — No llores mi amor, por favor, te prometo que todo va a estar bien— — No sé dónde estoy mami, tampoco que es lo que quieren. Lo siento, siempre me dices que no vaya con extraños… Te juro que yo no quería— — Lo sé cielo, no te preocupes por eso ahora. Voy a resolverlo y estaremos juntas de nuevo— — ¿Resolverlo cómo? Mami tengo mucho miedo— — Y está bien tenerlo hija, es normal, no tienes la culpa. Deja todo en mis manos, nada malo te va a pasar… Te lo juro— Y le creyó por supuesto, Marisa nunca rompía una promesa, mucho menos una que la involucrara a ella — Te amo mami, perdóname— Del otro lado Marisa cerró los ojos
No podía ni respirar sin sentir que le dolía el pecho y toda su anatomía. Esta nueva clase de tortura era demasiado para cualquier ser… Gabriela era su todo, estaba segura de que si algo malo le pasaba moriría de pena moral— Sé que las circunstancias son difíciles, no puedo imaginar lo mucho que estás sufriendo en este momento… Pero tienes que calmarte, no vas a resolver nada actuando de esta manera—Sintió la furia subir por su torrente sanguíneo, invadiéndola por completo— ¿Y qué es lo que quieres que haga? ¿Cómo se supone que debo actuar sabiendo que secuestraron a mi hija y no puedo hacer absolutamente nada al respecto? ¿Me dirás tú lo que debo hacer a continuación? — sus palabras fueron duras, destilaba veneno. Jace intentó con todas sus fuerzas entenderla y mantener la cordura, estaba desesperada, por eso actuaba así con élNo era justo, pero tampoco del todo reprochable— Me quiero ir a casa—Eso sí que no— Marisa, ya lo discutimos—— No puedes retenerme aquí a la fuerza. Te