Capítulo 30

No podía ni respirar sin sentir que le dolía el pecho y toda su anatomía. Esta nueva clase de tortura era demasiado para cualquier ser… Gabriela era su todo, estaba segura de que si algo malo le pasaba moriría de pena moral

— Sé que las circunstancias son difíciles, no puedo imaginar lo mucho que estás sufriendo en este momento… Pero tienes que calmarte, no vas a resolver nada actuando de esta manera—

Sintió la furia subir por su torrente sanguíneo, invadiéndola por completo

— ¿Y qué es lo que quieres que haga? ¿Cómo se supone que debo actuar sabiendo que secuestraron a mi hija y no puedo hacer absolutamente nada al respecto? ¿Me dirás tú lo que debo hacer a continuación? — sus palabras fueron duras, destilaba veneno. Jace intentó con todas sus fuerzas entenderla y mantener la cordura, estaba desesperada, por eso actuaba así con él

No era justo, pero tampoco del todo reprochable

— Me quiero ir a casa—

Eso sí que no

— Marisa, ya lo discutimos—

— No puedes retenerme aquí a la fuerza. Te
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